Susana Antón, compositora inagotable

Susana Antón tiene la mirada y el decir tranquilos. Su relato está lleno de detalles; ella los hilvana en la trama con delicadeza y fina memoria. Antón es compositora, investigadora y docente. Nació en Mendoza en los años '40. Aquí se formó y aquí trabaja. A destajo.

Comenzó a componer cuando estudiaba en la Escuela de Música. Sin embargo, no lleva una cuenta rigurosa de sus obras. "Los músicos no tenemos disciplina para eso", dice y ríe. Por eso, recién en los últimos años se dedicó a registrar las partituras que tiene apiladas en su casa. Son muchísimas.

Porque es una compositora prolífica. En su universo compositivo caben obras de vanguardia, atonales, seriales y electrónicas. Desgranando: obras de música de cámara para piano (varias fueron registradas en el disco "Senderos"), música sinfónica, para coro, coro mixto, para canto y piano, guitarra, violín, piano, piano a cuatro manos, dos pianos, obras electroacústicas (para Lars Nilsson), canciones para niños (sobre textos del libro "Meñique", de Urbano Amílcar Sosa) y hasta una pieza con textos de Jorge Sosa. Muchas de ellas se ejecutan en el país, Chile, Cuba, Estados Unidos y Europa.

Como investigadora produjo y compuso los videos "Silbos" (1998) y "Caleidoscopio 2000" (2002).

Lo dicho: es una compositora inagotable. Y también premiada: sus obras "Canciones", sobre poesías de Juan Ramón Jiménez; "Itinerario del vino", basada en textos de Alberto San Martín; y "Occidión", para coro mixto, percusión, piano y sonidos sintetizados  (toda una novedad para Mendoza) fueron distinguidas en concursos de los Estados Unidos, Buenos Aires y Mendoza, respectivamente. La distinción que recibió por "Canciones", dice, fue el puntapié de su derrotero compositivo.

A éstos y otros premios se suma el que recibió en el Concurso Nacional de Composición Sadaic 2013, para música sinfónica, de cámara y electroacústica (el 6 de diciembre pasado, en Buenos Aires).
 
Antón obtuvo el premio José María Castro por "Dúo para clarinete y piano", una obra de cámara inédita que será estrenada este año. La pieza fue seleccionada por unanimidad, entre una veintena de obras de todo el país. Aunque ella ni siquiera había pensado en presentarse. Por eso debió componerla "en tiempo récord".

"Dúo para clarinete y piano"  surgió como un pedido especialísimo de Sebastián Benenatti, clarinetista solista de la Orquesta Sinfónica de la UNCuyo y es una excepción en el derrotero de Susana Antón porque pocas veces compone "a pedido".

Aceptó, no obstante. Y después de transitar el tramo solitario de la creación, editó las 'partes' junto a Fabián Ordóñez (guitarrista y su frecuente colaborador) y la "probó" con José Lucero al piano y Sebastián en clarinete. El ensayo quedó registrado en un demo.

"La estudiaron con ganas -dice-. Ellos la van a estrenar. Siempre digo que en Buenos Aires se trabaja bien pero en Mendoza sobran  músicos dispuestos a trabajar; incluso sin cobrar dinero. Acá, los músicos trabajan con esfuerzo y dedicación. Siempre rescato eso".

Cuando dice "siempre" dice más de seis décadas. Susana Antón compone desde que estudiaba en la Escuela de Música de la UNCuyo, facultad en la que fue designada profesora emérita en 2007. Por entonces, trabajaba en la Escuela de Niños Cantores; el sueldo, dice, le permitía costear la carrera.

"Me tocó componer en la época denominada 'de vanguardia': no era música romántica ni dodecafónica sino música creada a partir de estos esquemas pero aplicada a la propia manera de sentir".


-Si interpretan tus obras es porque te reconocen. De nada sirve componer y que nadie ejecute esas obras.