Más que precio hubo compasión, en realidad. En 30 minutos Gimnasia resolvió un partido que nunca fue partido. Independiente achicaba muy lejos de su arco sin presionar sobre el poseedor de la pelota (insólito y hasta suicida) lo que derivó en media docena de situaciones claras para el local, de las que cambió tres por gol en el arranque mismo del encuentro.
Historia sentenciada. El Lobo tocaba, se floreaba porque nada le significaba esfuerzo. Era todo muy lindo de mitad de cancha hacia adelante, pero cada vez que la Villa, con sus cuantiosas limitaciones a cuestas, se metía en los últimos metros turbaba los argumentos defensivos de un equipo pensado sólo para atacar.
Sólo con Pomba y Garay como futbolistas con condiciones para defender, Gimnasia se expuso en demasía. La visita pudo marcar en una que Astudillo, solo, definió mal debajo del arco, en un cabezazo de Díaz y en otra en la que Ávila estrellaba su tiro en el palo. Sesenta minutos le sobraron al duelo.
Eran tantas las facilidades que ofrecía la Villa que el desequilibrio del Lobo pasaba inadvertido. Taborda sumaba su gol 13 en 13 partidos y cerraron la cuenta dos de la casa. Olmedo habilitó a Navarro y el pibe puso un 5-0 que dejó feliz a la visita. El Lobo le había hecho precio.
Se sumó a Precios Cuidados
Gimnasia le vendió barata la derrota a un Independiente irresoluto. Volvió Marclay con doblete.
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hace 26 minutos