Cuando los funcionarios públicos intentan dar explicaciones sobre distintas situaciones conflictivas que se producen en el país, suelen caer en tantas contradicciones que terminan no convenciendo a nadie y, por el contrario, generando mayor preocupación. Si bien los ejemplos podrían contarse por decenas, tomar uno de ellos podría servir para dar cuenta de la situación.
Es el caso de la decisión de funcionarios nacionales por reflotar el término “sensación” cuando se habla de inseguridad y de asegurar que se están confundiendo “hechos subjetivos” con “hechos objetivos”, como recientemente señaló el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.
Si nos atenemos a los “hechos objetivos”, como calificó el funcionario, podemos hacer mención a los reclamos que a diario se suceden en los departamentos de Mendoza -Luján, San Rafael, Rivadavia, etc- donde muchas familias se reunieron para hacer escuchar su preocupación.
También a lo que ocurrió días pasados, cuando el titular del gremio que nuclea a los choferes de taxis sugirió que los trabajadores del sector porten armas para defenderse, ante la ola de delitos que los afecta.
De ninguna manera puede aceptarse la iniciativa del dirigente sindical, porque se trataría de hacer justicia por mano propia y por lo tanto es muy factible que el planteo haya surgido de una reacción visceral, no razonada, provocada por un acto delictivo sufrido por uno de sus afiliados. Pero lo que quedó también en claro es que la inseguridad es un problema que debe ser enfrentado con la seriedad que el caso exige.
En el orden nacional, las encuestas señalan que la inseguridad y la inflación figuran a la cabeza de las preocupaciones de la población y que es altísimo el porcentaje de personas que han sido víctima de un delito en el último año.
Frente a ese panorama, el secretario Berni intentó hacer frente a la situación con términos tan complicados que muy pocos lo entendieron. Aseguró que se trata de hechos “subjetivos” y los comparó con la temperatura, señalando que resultaba importante que los medios también indiquen la “sensación térmica, porque no es lo mismo cinco grados con humedad, con viento, con diferentes parámetros atmosféricos que van variando: eso es la sensación de inseguridad”.
Ateniéndonos a las expresiones del funcionario, las crónicas policiales a futuro deberán señalar que se produjeron nueve o diez delitos, pero que la “sensación térmica” determina que sólo fueron dos o tres. Es factible también que ese mismo razonamiento del funcionario es el que haya tomado el Indec para hacer conocer sus cifras de inflación, de las que tanto nos quejamos.
De todos modos, Berni no hizo más que reflotar términos utilizados por Néstor Kirchner, primero y por la actual presidente, después. El ex presidente dijo en 2004 que “los índices de inseguridad están bajando pero la sensación de inseguridad aumenta porque tuvimos la idea de cambiar la cúpula de la Policía Federal”.
Por su parte, Cristina Fernández señaló en 2009 que no había que crear sensaciones “porque está comprobado que si se repite 35 veces durante el día una violación, un hecho delictivo por televisión, vos tenés la sensación de que cuando salís de tu casa te van a violar”.
Resultaría más provechoso para la salud del país y para la tranquilidad de la población que los funcionarios tomaran con seriedad este tipo de situaciones en lugar de dar explicaciones inentendibles.
Vale aclarar también que en Mendoza el recientemente asumido jefe de policía dijo que una de sus prioridades era avanzar sobre los graves problemas delictivos, mientras el ministro de Seguridad asiste a las reuniones de vecinos, como lo intenta hacer también con los choferes de taxis, reconociendo que los problemas existen y que hay que enfrentarlos, como corresponde a la función que se les ha asignado y que ellos han aceptado.
