Sebastián Torrico: "Ojalá Juanse venga con un título bajo el brazo”

Ahí está, es él, ni más ni menos que el chico de la tapa de los suplementos deportivos de todo el país. Es "San Torrico", como lo definió el capitán Pablo Alvarado post hazaña del domingo frente a Boca.

 Sin embargo, él jamás sacará chapa de nada. Su nombre es perfil bajo y su apellido mesura. No perdió nada de aquel muchacho del barrio Supe de Carrodilla que dedicaba horas y horas al entrenamiento, y en cuya habitación ya no cabían más elementos de trabajo (pesas, pelotas con arena, etc).

 Hoy, a sus 33 años, el Cóndor abre las alas tan grandes que llega a tocar el cielo con sus manos. Sí, con esas manos con las que le atajó el penal a Claudio Pérez que desató el delirio y la ilusión de todo el pueblo azulgrana.

Como no podía ser de otra manera, de paso por su tierra natal, Seba le dedicó varios minutos de su día post epopeya a una charla a solas con Más Deportes.

-Seba, ¿qué sentiste en el momento en el que Delfino marcó el penal para Boca?

-Cuando lo cobró se me vino el mundo abajo. Creo que habíamos hecho un gran partido, fuimos ampliamente superiores y podríamos haber ampliado la ventaja. Pero en el fútbol no cuentan los merecimientos sino las concreciones. Si Boca convertía el penal, hubiese sido injusto.

-¿Fue el penal más importante que atajaste en tu vida?

-No sé si el más importante, pero sí fue el que más repercusión tuvo por cómo se dio el partido y porque era un clásico con mucho en juego por el protagonismo de los dos equipos en el torneo. 

-Desde que jugabas en la Liga Mendocina que estudiás a los ejecutores de penales antes de cada partido. ¿Me imagino que el Chiqui Pérez no fue la excepción?

-Sí, lo había visto patear muchos penales, pero decidí esperarlo hasta último momento. El Chavo (NdR: Leo, su hermano) también me había pasado información de cómo ejecuta los penales Chiqui. Me dijo que lo esperara al máximo, que iba a dudar y por suerte le hice caso. También Ortigoza me dio una mano (risas).

-¡Cómo venís este año con los penales! Contando los que atajaste en Godoy Cruz por la Copa, más los de San Lorenzo, el del domingo fue el séptimo que contenés en 2013.

-Se ha dado esa casualidad justo este año. Son rachas, pero también hay que tener un poco de intuición y que la suerte te acompañe. En el medio también está el trabajo que uno hace todos los días para tratar de superarse. 

-¿Después del partido tuvieron contacto con Marcelo Tinelli?

-Él siempre aparece en la semana para saludar y el domingo también pasó a saludar y a felicitar a todo el plantel por la victoria.

-¿Son conscientes de que ahora dependen sólo de ustedes?

-Así es. Somos conscientes de eso, pero hay que ir tranquilos porque todavía faltan muchos puntos.

-¿Te pareció un planteo de equipo chico el que hizo Boca ?

-No sé si de equipo chico. Creo que quisieron hacer el mismo partido que ante River, pero esta vez se encontraron con un equipo agresivo y que presionó en todos los sectores de la cancha.

-¿Fue la semana más importante de tu vida? El nacimiento de Juanse, una actuación consagratoria en un clásico contra Boca. Son muchas cosas…

-Sí, la verdad que fue una semana inolvidable. Primero por el nacimiento de Juanse, que tuvo un sabor especial y es algo que no se compara con nada. Por suerte vino acompañado con esta otra alegría futbolística. Con toda mi familia estamos súper felices.

-¿Belén, Juliana y Juanse estuvieron en la cancha?

-Sí, fueron los tres. Juanse debutó en el Nuevo Gasómetro con un resultado positivo.

-Quizá Juanse viene con un título bajo el brazo…

-Y... falta mucho. Hay varios equipos en la pelea y nosotros sabemos que ganamos un partido importante para seguir con posibilidades, pero ahora contra Newell's tenemos otra final.

-¿El sábado se enfrentarán los dos mejores equipos?

-Y, somos los que intentamos generar buen fútbol y buscar siempre el arco de enfrente. Creo que puede salir un gran partido.

Con su sonrisa a pleno, de oreja a oreja, tras el saludo, Seba dio media vuelta y se fue a embarcar. El vuelo de regreso a Buenos Aires lo esperaba. Y el Cóndor de volar algo sabe, ¿no?.