Ruta sanmartiniana: viaje al pasado por los escenarios de la causa

Muchos rincones del Gran Mendoza, de la montaña, del Este y del Valle de Uco por los que pasó están señalizados y son frecuentemente visitados, pero hay otros que todavía permanecen desconocidos por la mayoría.

San Martín vivió en estas tierras de forma estable entre 1814 y principios de 1817, período en el que le tocó comandar los destinos de la provincia, así como organizar el Ejército de los Andes. Durante esa etapa, el General hizo de Mendoza su lugar en el mundo e incluso tuvo a su única hija, Mercedes Tomasa San Martín y Escalada.

Con el paso de los años, su residencia en la provincia fue tomando relevancia y de a poco se fueron estableciendo sitios sanmartinianos que de alguna manera u otra se relacionaron con su vida. Para recuperar aquellos lugares en los que efectivamente estuvo San Martín, proponemos un viaje al pasado de la mano de referentes de la historia que se interesaron de forma particular por el pasado del prócer.

Dedicado gobernante

El 8 de setiembre de 1814, San Martín fue nombrado gobernador intendente de Cuyo, fecha en que comienzan sus vivencias en estas tierras. En ese entonces, el primer mandatario desempeñaba sus funciones en el cabildo provincial, que se ubicaba donde hoy se encuentra el Museo del Área Fundacional.

“Definitivamente fue el punto donde San Martín pasó más tiempo”, aseguró Carlos Campana, historiador y ex presidente de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Mendoza. Según relató, hay varias versiones de cómo era ese cabildo, ya que no hay imágenes que lo hayan retratado antes de su destrucción a raíz del terremoto de 1861.

De todas formas, en el actual museo se han realizado algunas inferencias acerca de su distribución en base a una serie de excavaciones arqueológicas. De hecho, en su interior se puede observar su piso original confeccionado en baldosas del país -como se las conocía antiguamente-, así como restos de los otros edificios que funcionaron allí posteriormente: un matadero y la feria municipal.

“Las salas del cabildo eran cuadradas, ya que en aquella época las habitaciones eran todas iguales y el mueble le otorgaba la funcionalidad”, detalló Valeria Zorrilla arqueóloga a cargo de las investigaciones que lleva adelante la municipalidad de Capital. La experta comentó que el inmueble tenía dos pisos, salones principales y auxiliares.

Una vez que San Martín finalizaba sus tareas como gobernante volvía a su hogar, establecido en ese entonces en la calle Corrientes 343 de Ciudad. “Desde que el general José de San Martín llegó a Mendoza en setiembre de 1814 se instaló junto a su esposa Remedios de Escalada en una casa particular alquilada, muy cercana al centro de la ciudad colonial y permaneció en ella hasta su partida en el año 1817”, expuso Teresa Giamportone doctora en Historia y miembro de la Junta de Estudios Históricos.

Por su parte, Campana reconoció tener dudas al respecto. “No hay ningún documento donde diga que esa casa fue alquilada, hay algunas notas de setiembre de 1814 cuando el cabildo le ofrece una vivienda. Posiblemente, San Martín puede haber estado viviendo en el cabildo y cuando su esposa fue a dar a luz se haya trasladado ahí para tener a Mercedes”, indicó.

Actualmente, la vivienda se encuentra en manos de la comuna capitalina, que está desarrollando la segunda etapa de las excavaciones arqueológicas para determinar cómo fue el sitio donde vivió San Martín. Previamente, allí funcionaba un taller mecánico que hoy ha cambiado su cara; lejos de observar herramientas y vehículos, lo que sobresalen son los trabajos arqueológicos que se extienden en un cuarto que da a la calle y en la parte trasera donde funcionaban las fosas para el mantenimiento de los autos.

El inmueble también cuenta con un departamento en la parte superior separado por una puerta. “La idea es seguir excavando y aprovechar la parte superior para hacer un espacio para el turista, un café o un sitio para que descansen durante la caminata”, adelantó Belén Castro, más conocida como ‘Pepa’, encargada de guiar distintos circuitos turísticos que ofrece el municipio, entre ellos, el sanmartiniano.

A una cuadra de la casa, en Corrientes al 449 se encontraba la maestranza, dependencia donde se fabricaban y reparaban implementos necesarios para el Ejército de los Andes. “Estaba a cargo de Pedro Regalado de la Plaza, que era hombre de confianza de San Martín porque era muy bueno con la matemáticas”, aseguró la guía, y precisó que allí se completaron los pertrechos que son los elementos auxiliares como pólvora, armas, vainas, entre otros. “No hay fundición, sobre todo reparación”, remarcó.

Si bien no hay documentos que avalen la presencia de San Martín en el lugar, al estar tan cerca de su hogar, se presume que lo visitaba seguido. “San Martín era muy detallista, tenía en su mente cuántas cosas del Ejército tenía y cuántas le faltaban por lo que seguramente debe haber estado aquí”, dijo Castro.

Ese punto pasa casi desapercibido a no ser por una placa que se encuentra en la vereda que recuerda que allí funcionó “la maestranza y talleres donde se completaron los pertrechos necesarios para el Ejército Patriótico”. En el edificio que allí se ubica funcionan las oficinas de una casa de deportes, tal como comentaron desde su interior.

Momentos de esparcimiento

Más allá de encontrarse tremendamente atareado, San Martín también contaba con algunos momentos libres, los que aprovechaba para disfrutar la ciudad. Uno de los sitios elegidos para sus paseos era la Alameda, que él mismo se encargó de mejorar durante su gobierno.

“Allí solía pasear junto a Toribio de Luzuriaga, que fue quien lo sucedió en el cargo, y sus respectivas esposas”, contó Elvira Búcolo, directora del Archivo General de la Provincia.

Una imagen que se asocia a estos paseos es la de San Martín tomando helado, pero este alimento no era como lo conocemos en nuestros días. “Se tomaba el hielo, a veces de la cordillera, se picaba y se combinaba con jugos de frutas”, detalló Campana.

Aunque hoy ya no se pueden ver allí aquellos álamos que coronaron el paso del general por esas veredas, resaltan en el lugar tipas, acacias e incluso algunos álamos blancos plantados posteriormente. Se trata de un rincón “bohemio” de la ciudad actual donde se destacan las florerías, mueblerías y los bares que hacen brillar las noches.

San Martín era tan amante de ese espacio que en 1818 compró un solar allí para residir en Mendoza. Pero finalmente partió a Buenos Aires, luego a Europa y nunca vivió allí. En ese terreno se encuentran hoy la biblioteca pública San Martín y el Museo Histórico General San Martín que lleva adelante las Damas Pro Glorias de la provincia.

Otro sitio en el que se presume que el Libertador pasó varias horas de su vida fue en los negocios de la cañada, ubicados en la actual calle Ituzaingó, frente a la plaza Pedro del Castillo. “Era una especie de shopping a donde iba toda la población de Mendoza para comprar y pasear”, comentó Campana.

Con la reconstrucción de la ciudad hacia el oeste luego del terremoto de 1861, ese lugar fue perdiendo el esplendor que supo ostentar. Aun así sigue siendo una calle en la que predominan los negocios, como ferreterías, venta de sanitarios, entre otros. Una placa colocada en la esquina con Beltrán recuerda que fue la calle principal de la ciudad durante los siglos XVIII y XIX.

A los paseos del General seguramente se le sumaba su participación en tertulias, aquellas reuniones informales y periódicas que se hacían en la época. “El problema es que no se sabe con exactitud dónde se realizaban”, deslizó el historiador.

Perfil religioso

Es bien sabido que San Martín era una persona muy religiosa, lo que quedó demostrado en su paso por la provincia. Uno de los sitios que eligió para momentos trascendentales de su vida fue el templo de la Iglesia Matriz (destruido en 1861) donde luego funcionó el hogar de ancianos San Vicente de Paul.

Actualmente, el inmueble se encuentra abandonado, pero en sus paredes se recuerda su antigua función religiosa. “Aquí fue bautizada su hija Mercedes Tomasa de San Martín el 31 de agosto de 1816”, relató Castro.

En tanto, Búcolo precisó que en enero de 1817, San Martín junto al ejército salió del Plumerillo y se trasladó por la calle de la Cañada hasta la Iglesia Matriz para la ceremonia de jura de la bandera. “También se puso al ejército bajo la protección de la Virgen del Carmen de Cuyo”, remarcó, y recordó que en ese entonces se les pidió a los dueños de casa de toda esa arteria que adornaran los portales de sus casas con guirnaldas y flores para demostrar alegría ante la pasada del ejército.

Otra iglesia donde se sitúa a San Martín es en Nuestra Señora de la Merced, ubicada sobre Córdoba y Montecaseros de Ciudad. “Los relatos dicen que allí asistía a misa y por su devoción a la Virgen nombró a su hija Merceditas”, confirmó Castro.

Si bien esta iglesia también fue destruida por el terremoto y luego reconstruida casi por completo, aún se conservan algunos muros originales. Allí también funcionó en el 1800 la sastrería del Estado, donde se confeccionó parte de los uniformes de los oficiales del Ejército de los Andes.

Excavaciones arqueológicas allí realizadas -y que pueden observarse a través de un vidrio- confirman este hecho.

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