Roberto Grau: El ícono liceísta

Estuvo diez años en Los Pumas, fue fundamental en grandes gestas de la selección mendocina y jugó cinco temporadas en Europa.

Sin dudas está en el podio de los jugadores mendocinos de la historia. Su carrera se fue construyendo a base de sacrificio y terminó siendo brillante. Muchos, en el Liceo Rugby Club, sueñan hoy con ser como él. El “Pato” es un ícono en la institución de La Carrodilla.

El año 1993 no iba a ser uno más en la vida ovalada de Mendoza y de Roberto Grau, porque fue convocado por primera vez a Los Pumas; luego el jugador de los Clavos terminará disputando dos mundiales (‘99 y ‘03) con la camiseta del seleccionado nacional.

“En el ‘93 después de haber tenido una muy buena serie con el seleccionado mendocino contra Buenos Aires llegó la primera convocatoria. Me acuerdo que habían venido los entrenadores de Los Pumas y nos invitaron a una cena a varios jugadores, estaban Martín (Grau) y Fede (Méndez) y ahí nos dijeron que nos iban a tener en cuenta para lo que iba a venir y nos pidieron que nos entrenáramos”, comienza a recordar el querido Pato ya a la distancia.

“Llegar a Los Pumas a mí me costó más que a otros por no vivir en Buenos Aires, ya que no tenía la posibilidad de que los entrenadores me vieran seguido”, asegura.

“Al mes venía Japón y en ese momento no te llamaban por teléfono, tenías que ir a buscar el diario Clarín de tal día. Así que fuimos con Martín a buscarlo, lo compramos y nos fuimos a un café a leerlo y yo estaba en la lista pero mi hermano no, por un lado una lástima, pero alegría por otra. Aparte Martín ya venía con una corta trayectoria. Y con respecto a cómo nos enterábamos, por ahí la UAR avisaba que iba a salir la lista en el diario y teníamos que ir a comprarlo”, recuerda de esa rara situación que hacía que un medio tuviera la primicia.

“La primera vez que me llamaron fue en el ‘93, pero Matías Corral me ganó el puesto y en los años siguientes tuve muy pocas oportunidades. Por ejemplo, jugué apenas un partido en la gira por Sudáfrica del ‘94, y en el ‘95 me dejaron afuera del Mundial”, recuerda Roberto Diego Grau, el pilar mendocino que también brilló en Sudáfrica, Inglaterra y Francia.

“El ‘96 tampoco arrancó bien porque me ponían en el equipo B. Yo tenía en mente renunciar a Los Pumas porque no me bancaba más el hecho de ser suplente. De repente, me sorprendieron al ponerme como titular contra Francia... y ahí cambió todo, incluso tuve un año inolvidable con mi club”, recuerda el jugador.

“Hasta el último día que dejé de jugar la única vez que no me llamaron fue en el 2005 que fuimos de gira a Australia y ahí me avisaron los entrenadores que no me iban a tener en cuenta para el Mundial 2007. Sin dudas fue una tristeza, pero yo llevaba 11 años vistiendo la camiseta de Los Pumas” agregó el ex pilar que mide 1.82.

Fueron dos copas del mundo las que disputó Pato Grau. "Para mi los dos mundiales fueron muy importante sin dudas, pero el del año 99 quizá un poquito más porque se pasa de ronda por primera vez. En el 2003 perdimos por un punto ante Irlanda y el que ganaba, pasaba. Me acuerdo que era un buen plantel pero alternamos dos equipos durante el Mundial y jugar cada 21 días no ayudó igual era entendible porque los entrenadores querían ver a todos”.

Sin dudas que para los que participaron del seleccionado nacional en aquellos tiempos, la situación no era la misma. "Nosotros nos pagábamos el preparador físico o el gimnasio. No teníamos obra social, no había suplementación, entre tantas otras comodidades que hoy por hoy tienen los chicos que están en Los Pumas".

-¿Cómo era la relación con Los Andes?

-Yo no sé como es la relación de los periodistas con los jugadores, pero antes era muy directo. Nos encontrábamos todos los fines de semana, vos terminabas de jugar y siempre había alguno para preguntarte por el tema de seleccionados…La verdad que era muy buena la relación, me acuerdo que íbamos muy seguido al diario, que estaba muy bueno, pero como todo tenía su parte mala y era la artística a la hora de hacer una foto…  Pero sin dudas que la pasábamos muy bien.

-¿Cómo es la relación con Miguel Ruiz y Federico Méndez?

-Muy buena hasta el día de hoy, somos amigos. Con Fede por ahí un poco más porque compartimos cosas el día de hoy. Igualmente con el casi siempre coincidimos en los lugares cuando jugamos en el exterior, así que siempre hemos compartido mucho. Hasta me he despertado después de una operación y el que estaba ahí era el Fede. Es un amigo. Y con Miguel no he compartido tanto, pero también es un amigo.

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