Risoterapeutas, cuando el humor puede sanar el alma

Proponen “buscar el niño interior” a través de la risa, para descontracturar la propia realidad y aliviar las penas. Aseguran que el secreto está en alejar el drama.

Bucear en el interior hasta encontrar a ese niño/a  que con el tiempo fue endureciendo sus rasgos hasta perder la sonrisa, es el primer paso para entregar al alma ese impulso de vida tan vital como el propio aire. Del mismo modo, arribar hacia pensamientos positivos, que colaboren a drenar el veneno de la rutina que a veces llega a borrar todo atisbo de alegría, son herramientas simples e inmediatas para, simplemente, sentirse mejor y afrontar el día a día desde otra mirada.

En los últimos tiempos, cada vez más personas eligen apelar al humor y las terapias para recuperar la capacidad de reír y analizar las situaciones desde una actitud positiva, que permita inclusive, aprender de las diferentes circunstancias que se plantean en el devenir cotidiano.

Una de ellas es la risoterapia. Se trata de espacios que se pueden proponer en grupos  con la idea de descontracturar   la propia realidad y así colaborar a transformar la del propio entorno. Sonia Spalluto es una de las pioneras de estos talleres en la provincia, junto a Ricardo Flores. Como buena actriz de trayectoria, que siempre ha amado la comedia, ella    descubrió que era posible, por ejemplo, llevar alegría a las personas que por distintos motivos están hospitalizadas o atraviesan por momentos muy  dolorosos.

Asegura Sonia, que cuando descubrió que la risa podría ser una buena herramienta para aliviar las penas y afrontarlas, no tardó en aprender más recursos para así compartirlos con el prójimo.

En 2010 comenzó a aplicar en diferentes talleres, estrategias para enseñar a volver a reír. Su conocimiento de hecho, lo adquirió gracias al entrenamiento logrado nada menos que con Hunter Doherty, más conocido como "Patch" Adams, el padre de la risoterapia en Estados Unidos. “Veía que las personas que más sufren son las que te terminan dando cátedra y al mismo tiempo me cruzaba con gente en la calle muy deprimida por la rutina pero sin tener un problema grave específico”, compara la actriz y terapeuta.

Patricia Giner, médica naturista y antroposófica, explica que la risa y con ella, la carcajada, estimulan la producción de cerotonina y esto ayuda a prevenir estados depresivos. Se combate de este modo, la pena, la tristeza y la angustia, que en suma son las responsables de enfermedades severas y crónicas, explica la especialista. “Vivimos en una sociedad donde la presión es constante desde el punto de vista neurosensorial. Los estímulos no llegan a metabolizarse y terminan actuando como sustancias tóxicas en el organismo”, explica Giner y detalla que la risa y el buen humor actúan a modo de barrido  de las sustancias ácidas producidas por la angustia.

Para ella inclusive, cultivar el buen humor debería ser un hábito cotidiano en todas las esferas de la vida para lograr mejorar el ritmo de todos los órganos. En ése sentido, por ejemplo, propone que los educadores y médicos se capaciten para incluir esta poderosa herramienta en sus clases y consultas.

Reír para renacer

Sonia coincide en que unos pocos minutos de risa colaboran a nivel hormonal y ayudan a fortalecer el sistema inmune. “Es necesario aprender a enfocar el mismo problema desde otra perspectiva. Son herramientas que las tenemos todos y que vienen con lo más primitivo del ser humano”, destaca Sonia. En ése sentido, un consejo suyo es “cambiar de canal mental”.

Un aspecto que a ella le ha llamado siempre la atención, es que a las personas con las que ha trabajado en los talleres (ahora está preparando uno para llevar la terapia de la risa a las directoras de escuelas) al principio se mostraban sin ganas de reír o descontracturar diferentes situaciones. ejercitar la respiración  y dar rienda a la creatividad son dos herramientas fundamentales para encontrar bienestar en uno mismo.

“Pero a poco tiempo de empezar se comienza a vivenciar ese renacer. Juegan a hacer el ridículo, empiezan a animarse a sacarse las apariencias para empezar a ser personas más alegres y se descontracturan”, evalúa a partir de su experiencia. Otro balance positivo tiene que ver con la posibilidad de lograr una mayor socialización y de hecho, “una vez que se conocen en un taller se van forjando amistades que perduran en el tiempo”.

Los talleres de Clown, orientados a “redescubrir al niño/a interior”, también son una posibilidad de cambio para quienes la rutina les hizo dejar atrás la capacidad para encontrar la felicidad en aquellas cosas simples y cotidianas. Leonardo Villegas es actor y uno de los mendocinos que  luego de capacitarse en el exterior sobre esta alternativa para concebir la vida desde otra perspectiva, organiza encuentros con grupos de personas dispuestas a volver a sonreír.

“He visto cómo las personas, con el pasar de los años se van armando de corazas para afrontar la vida y eso lleva muchas veces a olvidarse de los juegos, a tener vergüenza y a elevar barreras frente a los otros”, reflexiona Leonardo, quien además se encuentra en la fase de investigación para la construcción de máscaras neutras para permitir una mayor libertad de expresión a los talleristas que deseen sumarse a la experiencia.

Semanas atrás regresó de Europa, donde se formó con exponentes del Clown a nivel internacional. Por eso ahora, su idea es  que sus talleres echen raíces en Mendoza.

En muchos casos,describe el actor, la terapia de Clown es el primer paso para descubrir una vocación relacionada al teatro. Por eso, Leonardo asegura que su terapia es también un “entrenamiento para la puesta en escena”.

Cambiar la mirada

La psicología también ha postulado los efectos positivos del humor y la risa en el estado general de las personas. Santiago Gómez, director del Centro de Estudios de Psicología Cognitiva y de la página “Decidir Vivir Mejor”, destaca que encontrar la faceta graciosa de un determinado evento, o bien, construirlo de este modo, ayuda a mejorar el estado de ánimo.

Pero además, destaca Gómez, se mantiene una actitud positiva que estimula los pensamientos positivos y esto ayuda a mejorar las relaciones con otros. “Cuando nos reímos e incluso sólo hacemos la mueca de risa, a nivel químico se estimulan las endorfinas, que ayudan  a sentirnos bien, y a mejorar el estado de bienestar”, define el profesional.

Desde el área que ha desarrollado Gómez, no son las situaciones del exterior las que nos perturban, sino que esto depende de cómo cada quien interpreta las mismas. Dice el psicólogo que la actitud negativa, es producto de los pensamientos  irracionales que generan perturbación. “Por lo tanto para cambiar dicha actitud, tenemos que cambiar los pensamientos, tratando de que los mismos sean positivos y que apunten a soluciones”.

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