Miguel Cerezo: “El cultivo de aromáticas tiene un horizonte muy amplio en la provincia”

El productor asegura que la manzanilla es un producto rentable. Cree que en Mendoza hay posibilidades para extender el negocio. Problemas para mecanizar la recolección de las flores.

Miguel Cerezo: “El cultivo de aromáticas tiene un horizonte muy amplio en la provincia”

Produce manzanilla en Tunuyán, en una finca situada en el distrito Las Pintadas (aunque el paraje es conocido entre los pobladores de la zona como “El Topón”), unos 2 km hacia el suroeste de la ciudad cabecera del departamento.

-¿Cómo surgió la idea de producir manzanilla?

-Mis padres compraron una finca en Tunuyán, en el año ’97. En el 2001 se iniciaron en el cultivo de aromáticas (fundamentalmente orégano) y un año después se volcaron de lleno al proyecto de la manzanilla. Hubo una mala experiencia comercial con el orégano. La primera cosecha se vendió en Buenos Aires, a una persona que nos falló con los pagos.

Por otra parte, hay mucha producción de orégano en San Carlos y es difícil competir porque son 2 o 3 acopiadores muy fuertes que trabajan con todos los productores de la zona, tienen volúmenes muy importantes y manejan el mercado.

-¿Qué superficie tienen cultivada con manzanilla?

-Unas 4 hectáreas. La propiedad tiene 43 hectáreas en total, pero sólo hay 12 en condiciones de ser trabajadas; efectivamente cultivadas deben ser 8 hectáreas. De esa superficie, 4 están implantadas con manzanilla y el resto con alfalfa, que la pusimos el año pasado.

-¿Una aromática con una forrajera?

-La idea de la alfalfa respondió, inicialmente, a la necesidad de incorporar materia orgánica al suelo para mejorarlo, porque es muy pesado, salitroso, con freática muy alta. Pero nos encontramos con que la alfalfa anduvo muy bien, y comercialmente puede aportar. Ahora, con las lluvias, los que tienen animales disponen de pasto, pero creo que en invierno podemos llegar a vender los fardos a buen precio. Pero en algún momento llegamos a tener las 12 hectáreas con manzanilla.

-¿Por qué decidieron acotar el área de cultivo?

-Es muy difícil la cosecha, al menos para obtener un producto como el que nosotros estamos ofreciendo en el mercado. Es un problema que no podemos terminar de resolver. Para la superficie que se cultiva en Mendoza, no se justifica traer una máquina de las que se utilizan en la provincia de Buenos Aires. Hay máquinas adaptadas para pequeñas superficies, que las usan en Europa del Este.

-¿No han podido mecanizar la cosecha?

-En parte sí, pero no logramos “dar en la tecla”. En otros países está todo mecanizado. Acá, al ser un cultivo que se hace en pequeñas superficies, no existe la maquinaria apropiada, aunque estamos tratando de hacer algún desarrollo con una empresa metalúrgica local.

-¿Cuánto producen por hectárea?

-El rinde es de entre 800 y 1.200 kilos de flor húmeda por hectárea. Pueden quedar entre 200 y 400 kilos de flor seca, porque cuando termina el proceso de secado, la humedad ha bajado de entre el 86% y el 100% que tiene al momento de la cosecha, al 12% o el 14%.

-¿De qué manera comercializan?

-La mayor parte se vende a granel a las herboristerías más grandes de Mendoza. Se preparan bolsas de 10 kilos de flor. Nos la sacan de las manos, porque no hay en la provincia un producto con la calidad que logramos nosotros. Es que hay diferentes calidades.

-¿Cuál es el precio que tiene la manzanilla salida de la finca?

-El precio de mercado generalmente lo maneja Buenos Aires. En Mendoza, al ser producción única, ronda entre un 20% y un 30% más de lo que se consigue allá. El kilo de manzanilla a granel, entregado a dietéticas, ronda los $ 140,  mientras que en Buenos Aires se la consigue a $ 80 u $ 85. No es la misma calidad, porque se seca con horno y aunque tiene buen aspecto, se “cocina” más.

-¿Tienen pensado darle más desarrollo al emprendimiento?

-Sí, también tenemos una muy pequeña producción de azafrán. Empezamos hace tres años, y estamos viendo si es para seguirlo. Creo que sí, pero como algo extra y a pequeña escala, aunque con un propósito comercial, por supuesto. Me interesa mucho el potencial de desarrollo que tienen las aromáticas.

-¿La idea es expandir el proyecto hacia otras especias?

-Es la idea. Vamos a hacer pruebas con tomillo, salvia, lavanda, pero siempre sobre la base de la manzanilla y, en su dimensión, el azafrán. Las aromáticas tienen muy buena demanda para uso gastronómico, medicinal y cosmético. Pero acá en Mendoza, sacando el orégano y algo de romero, se hace muy poco. En Argentina, en realidad, no está desarrollado el cultivo de las aromáticas.

-¿Han pensado en explorar otros segmentos de mercado?

-De hecho, hemos retomado la marca con la que habíamos empezado a comercializar hace unos años “Lihuen” y desarrollamos un envase (que es un frasco de plástico con capacidad para 40 gramos) con el que llegaríamos al consumidor a través de dietéticas, farmacias, drugstores.

La idea es difundirlo como producto natural de múltiples usos. Tanto como digestivo, como relajante, o por sus propiedades para afecciones de las vías respiratorias. Cuando empecemos a posicionar la marca, empezaremos a sumar productos. Creo que va a andar bien, porque en Mendoza se consume mucha manzanilla. La manzanilla es rentable para nosotros porque tenemos el mercado. Llega una época del año en que no podemos atender la demanda

- ¿Mendoza tiene condiciones para un mayor desarrollo del negocio de las aromáticas?

El cultivo de aromáticas tiene un horizonte muy amplio en la provincia, por sus condiciones climáticas. Son especias que, en general, se adaptan a climas bastante rigurosos. Acá tenemos algunas ventajas, como una muy baja presión de plagas y malezas.

Para uso medicinal y cosmético

La manzanilla es una hierba aromática de doble propósito. Tiene un uso medicinal (si se la emplea en infusiones se usa preferentemente la flor) y en cosmética, para lo cual se extrae el aceite esencial mediante destilación por arrastre de vapor.

El productor de Tunuyán, Miguel Cerezo, explicó que “la planta es anual” y que “se siembra en abril para escaparle a las malezas”. Se adapta a condiciones de clima extremo. Recordó que “un año tuvimos el cultivo tapado con nieve durante dos días y no hubo problemas.

Las semillas se siembran “al voleo” y en un metro cuadrado “puede haber más de 400 plantas”, aseguró el productor valletano. Todo eso “produce un racimo de flores que es lo que se cosecha, para después secar, fraccionar y recién poder comercializar” el producto.

Recordó que “compramos la semilla hace varios años, y después empezamos a producirla nosotros. Hacemos una selección de las mejores plantas, las más productivas, con la altura deseada. Tratamos de sacar de los lugares con menor presencia de maleza, y por la fecha de cosecha.

En otro orden, reveló que “secamos en forma natural porque, por un lado, lo permiten las condiciones del clima y, por otro, manejamos volúmenes tan bajos que no dejan margen a la inversión que sería necesaria”.

Perfil

Miguel Cerezo (33)

Es ingeniero agrónomo. Produce manzanilla en el Valle de Uco, como parte de un emprendimiento familiar iniciado hace algo más de 15 años, del que participa su hermano Pablo, que ha tomado a su cargo el manejo poscosecha del producto, y su madre, Cristina Medina (iniciadora del proyecto), que se ocupa de la comercialización.

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