Los argentinos, en el podio mundial de uso de las redes sociales

En promedio, pasamos más de 3 horas al día en estas plataformas, lo que nos ubica bien arriba en el ranking global. ¿Por qué nos gusta tanto la vida virtual?

Los argentinos, en el podio mundial de uso de las redes sociales

No hay una ceremonia de premiación ni trofeo. Ni siquiera hay una medalla, un diploma ni un beso. Pero, según un informe mundial, Argentina es el país con mayor porcentaje de población que usa internet en América Latina (80%), como también uno de los primeros en el mundo donde sus habitantes pasan más tiempo en las redes sociales.

En el marco del Día de Internet (que se celebra el 17 de mayo) y de acuerdo al sitio We Are Social, los argentinos pasamos un promedio de 3 horas y 13 minutos al día en Facebook y otras redes, ocupando el tercer lugar mundial y sólo superados por filipinos (1°) y brasileños (2°) y mexicanos (3°).

“Las redes sociales introdujeron una nueva forma de vincularnos con el otro. Esto puede bajarse o no al mundo off line. Incluso uno hasta puede hacer contactos profesionales que nunca hubiese hecho de otro modo”, destacó a Los Andes el analista del mercado de telecomunicaciones Enrique Carrier, quien destacó que en promedio hay más de 3 redes sociales por persona en Argentina, y es Facebook la que más usuarios tiene (más de 20 millones de usuarios).

“Lo que logran las redes es generar un sentido común que permite darle una nueva forma a lo concreto. Una forma basada en el vacío o en lo estético. Por lo tanto, le quitan contenido a lo que conocemos como concreto -las relaciones cara a cara, los encuentros físicos- y lo convierten en un desierto. Hay quienes dicen que las redes sociales son el desierto de lo real”, destacó por su parte el sociólogo especializado en tecnologías Roberto Stahringer.

Para ejemplificar, fue contundente: “Cuando te juntás con alguien, ¿cuánto tiempo tardan en sacar los celulares y empezar a mostrarse videos o escuchar algo? Los dispositivos y esta nueva forma simbólica nos invadieron, y definen todos los contenidos de nuestras charlas, pensamientos, forma de interactuar y de ver la vida”.

Enredados

Según We Are Social, los argentinos dedicamos a internet al día 4:44 horas en la computadora y 3: 30 en el celular. De ese tiempo, 193 minutos los dedicamos a las redes sociales (frente a los 250 minutos diarios que destinan en Filipinas y los 210 y 200 minutos de los brasileños y mexicanos, respectivamente).

Además, el 62% de la población (27 millones de personas) usa alguna de las redes sociales, siendo el 5° país con mayor proporción de habitantes usuarios de estas plataformas. Y es el 10° en porcentaje de habitantes que accede a las redes por medio de smartphones (48%, casi 21 millones de argentinos).

“Antes, con el mail uno tenía que ver primero con quién iba a vincularse, y había que escribir para comunicarte. Hoy Instagram te permite hacerlo con fotos”, sostuvo Carrier.

No obstante, indicó que en el último tiempo han observado en los usuarios una marcada preferencia por WhatsApp al considerarla más controlada e íntima. “Cada red tiene sus particularidades. En Facebook entran todos los perfiles y además de la faceta social, también ha crecido como plataforma de noticias. Twitter al principio era una red de adultos, pero en los últimos años se fueron sumando jóvenes. En Instagram también es más fuerte ese grupo”, sintetizó.

“Los jóvenes se han acostumbrado a entablar relaciones con amigos de amigos en Facebook, o con gente a la que conocen en grupos virtuales. Antes una relación arrancaba sí o sí con un contacto físico, pero hoy todo empieza con un contacto virtual que puede llegar o no a lo real. No es ni mejor ni peor, es simplemente distinto”, completó Carrier, para quien prolifera en las redes la relación con gente desconocida por lo que en el caso de los menores, es fundamental que haya un monitoreo de los mayores.

Además, el director de Carrier y Asociados sostuvo que si bien suele parecer más simple impostar un personaje en una red social -ya que uno elige qué mostrar y qué ocultar-, tarde o temprano termina saliendo a la luz la realidad.

Desde el punto de vista de Stahringer, el gancho fundamental de la gente con estas herramientas virtuales está en que la realidad nos ha llevado a no tener otra opción. “Hacia allí se dirigen los usos y costumbres sociales. Hay una reedificación del orden simbólico que, a partir de la imagen, va adquiriendo un nuevo lugar jerárquico dentro de la construcción de subjetividades”, destacó el sociólogo.

Asimismo, se detuvo en la evolución de las redes sociales durante la última década: “Con el Fotolog, por ejemplo, la forma de interacción era mucho más montada y las identidades se construían a partir de la condición de pertenencia”.

Como Carrier, Stahringer diferenció las características de cada red: “Facebook es la más fuerte en lo que tiene que ver con buscar la aceptación. Se busca montar la realidad de que una persona ‘es’ en la vida en función de lo que muestra. Y, a su vez, pertenece en función de lo que muestra que es. Pero lo mostrado es apenas un personaje. Entonces va haciendo una performance de sí mismo y la va mostrando al mundo, buscando la aceptación por medio del Me Gusta”.

El hecho de que los contactos en Facebook sean consignados como “amigos” tampoco aporta demasiado. “Podés tener un millón de amigos sin conocerlos. Pero sumás, porque sos un número que se ve en función de lo que vende”, siguió.

Para Stahringer, el caso de Instagram es preocupante teniendo en cuenta el vacío que significa: “Básicamente consiste en subir fotos y nada más. La selfie y el Instagram están muy vinculados, es la ‘cultura de la imagen’. Es decir, el cómo la imagen y lo instantáneo van tomando cada vez más importancia, y esa instantaneidad quita profundidad. Instagram apunta al vacío, a lo rápido, a lo dinámico”.

En cuanto a Twitter, sostuvo que apela a algo parecido a Instagram aunque en otro nivel, con el condicionante de los 140 caracteres, aunque no sería tan perversa ya que uno tiene “seguidores” y no “amigos”. “También exige una capacidad de resumen que no todos tenemos, ya que en muchos casos, además de la deformación del lenguaje a la que invita, obliga a la persona a meterse en links o hashtags para ampliar esas tendencias. Pero no dejan de ser superficiales”, argumentó.

A modo de síntesis, el sociólogo sostuvo que en la virtualidad de las redes sociales hay diversas identidades pequeñas entre las que uno elige, y en la que uno decide mostrarse.

“Toda esta ficción simbólica está mediada por algo que administra quien tiene el poder, e impone las formas. La realidad se construye a partir de algo que se administra, que son los símbolos (el lenguaje, la estética, la imagen). Entonces el que tiene el poder de administrar esos símbolos tiene también el poder para dictaminar las formas, las realidades y todas las tendencias que se te ocurran”, cerró.

Comunicarse como antes, con otras herramientas

Luciana Sabina es una de las tuiteras más famosas de Mendoza. Bajo el user @kalipolis, tiene casi 41.000 seguidores. “Las redes sociales te hacen sentir acompañado. Detrás de cada perfil, de cada arroba, hay otra persona con la que interactuamos. Puede sonar triste, porque el contacto no es directo, pero en el fondo no hacemos más que lo que venimos haciendo hace miles de años: comunicarnos con otros humanos, pero con nuevas herramientas”, destacó.

Como cualquier herramienta, las redes sociales tienen sus pro y sus contra. “Yo conseguí trabajo y me abrieron las puertas para cumplir el sueño de escribir sobre mi vocación: la historia. Además, te permite contactarte con las empresas para realizar reclamos o consultas. Mientras que para las empresas es muy ventajoso también tener contacto directo con los consumidores, ya que al conocerlos no sólo se puede mejorar la oferta sino también satisfacer necesidades”.

Internet en la Argentina, una realidad muy desigual

Según We Are Social, 80% de los argentinos acceden a internet. Eso transformaría a nuestro país en líder en la región (y en el lugar 11 a nivel mundial). Sin embargo, Enrique Carrier y Roberto Stahringer prefirieron tomar con pinzas esta estadística.

“Si efectivamente 80% de los argentinos estuviese conectado, estamos hablando de más de 34 millones de personas y no da la estructura de la población. Nosotros calculamos que debe estar cerca de 60% la población que tiene internet, y la Encuesta Nacional de TIC que se hizo el año pasado habla de un porcentaje similar”, destacó el primero. Asimismo, en cuanto a dispositivos móviles, Carrier contabiliza unos 23 millones en Argentina frente a los 28 millones de We Are Social.

Por su parte, Stahringer indicó que ha realizado diversos trabajos de investigación sobre internet en Argentina, y los resultados han estado más bien alejados de lo que muestran las estadísticas de este sitio: “En los promedios los valores extremos terminan sesgando siempre. El clásico ejemplo es que si tengo dos manzanas y dos personas, hay una manzana para cada uno en promedio. Pero en la realidad, una sola se puede haber comido las dos, y la otra se quedó sin manzana. Pasa lo mismo con el acceso a internet”.

A modo de ejemplo, destacó que el acceso residencial a internet se mide del 0 al 1. Y mientras en Santiago del Estero hay 0,06 (es decir, 6% de acceso residencial), en Capital Federal es 1,37 (137%). “En términos proporcionales tenés más oferta que demanda en Capital, hay más acceso del que se necesita. Los mapas de acceso a internet ven esa misma tendencia de centro y periferia a nivel mundial”, sostuvo el sociólogo.

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