En Rio de Janeiro, la agonía de un pequeño paraíso convertido en letrina

La bella laguna de Río se ha convertido en una cloaca a cielo abierto con olor nauseabundo por los lujosos edificios que la rodean. A diario mueren toneladas de peces.

En Rio de Janeiro, la agonía de un pequeño paraíso convertido en letrina
En Rio de Janeiro, la agonía de un pequeño paraíso convertido en letrina

La belleza natural de una laguna de Rio de Janeiro, a pocos pasos del mar y de futuras instalaciones olímpicas de Rio-2016, contrasta con el olor nauseabundo de sus aguas, transformadas en letrinas por los lujosos edificios que la rodean y donde mueren periódicamente toneladas de peces.

Quienes viven y trabajan en la laguna de Marapendi recuerdan la época dorada de este rico ecosistema a 30 km del centro de Rio, en la acaudalada región de Barra da Tijuca (oeste), cerca de donde serán construidos el Parque Olímpico y la Villa Olímpica para los Juegos de 2016.

"Hasta 1985 pescaba en la laguna. Había mucho róbalo, camarón, corvina, pescada... En esa época no solíamos pescar en mar abierto porque en la laguna teníamos con que vivir. Fuimos para el mar abierto cuando comenzamos a tener problemas, cuando llegaron los grandes edificios", cuenta aSergio Borel, que pesca hace 40 años en la región.

A comienzos de este mes, cuatro toneladas de peces murieron en la laguna debido a la contaminación asociada a los 40ºC típicos del verano, indica el biólogo Mario Moscatelli en una visita a la zona poco después del amanecer.

"Nadie quiere pasear en aguas sucias"

"Vivo de la laguna. Cuando falta oxígeno, los peces mueren en todas partes. Cuando eso ocurre, no puedo desarrollar proyectos sustentables en la laguna porque nadie quiere pasear en aguas sucias, oliendo a pez podrido", lamenta Ricardo Herdy, propietario de la empresa EcoBalsas, que realiza el transporte de los residentes de la región.

Ricardo confesó que la contaminación lo llevó a pensar en deshacerse de su negocio, que incluye proyectos sustentables, como clases de deportes acuáticos y paseos educativos y ambientales en barco.

Además del olor en algunos tramos la profundidad de la laguna, que llegó a tener 12 metros, hoy no pasa de unos pocos centímetros.

"El sistema de lagunas de la Baixada de Jacarepaguá (donde está la laguna de Marapendi) fue transformada en una letrina hace 40, 50 años", explica Moscatelli.

"Tenemos aquí un patrimonio ambiental y económico inutilizado por las aguas residuales", lamenta.

Contaminación clandestina

"Las aguas sucias descargadas en la laguna de Marapendi vienen de condominios y lotes, sobre todo de clases media y alta, que no las tratan completamente antes de lanzarlas", añade Moscatelli.

Hasta 2007, no existía en la zona una red para recolectar y tratar las aguas residuales. Hoy, la red de la compañía de tratamiento de aguas abarca a un 60% de los inmuebles de la zona, y aunque las residencias están obligadas a conectarse, muchos resisten pese a multas o demandas judiciales.

"Existe una resistencia porque esto exige que los condominios hagan obras de adecuación, las cuales representan un costo", reconoce Marilene Ramos, presidenta del Instituto de Medio Ambiente del estado de Rio (INEA).

La sedimentación de desechos afecta la navegación en la laguna, y la baja oxigenación del agua mata peces y amenaza otras especies, como pájaros, garzas, capibaras (carpinchos) y el 'jacaré do papo amarelo' (caimán), expulsado por la contaminación.

Un problema con solución

La recuperación ambiental del sistema de lagunas de Jacarepaguá, que se extiende por 13 km, fue uno de los compromisos del gobierno para que la ciudad fuera escogida como sede de los Juegos Olímpicos de 2016.

El gobierno prometió retirar sedimentos contaminados del fondo de las lagunas en un volumen que podría llenar siete estadios del Maracaná, y construir cuatro unidades de tratamiento de aguas residuales en los ríos de la región.

La retirada de sedimentos, de responsabilidad del gobierno del estado, costaría unos 300 millones de dólares. El comienzo de las obras está previsto para febrero y llevará unos 24 meses.

La construcción de las unidades de tratamiento de agua, a cargo de la administración municipal, costaría unos 68 millones de dólares, y la conclusión está prevista para 2016. Pero las obras no tienen fecha de comienzo porque la alcaldía dice que no posee aún financiamiento.

"No hay duda de que (la situación en la laguna de Marapendi) tiene solución. No la recuperan porque no quieren", afirma Moscatelli.

"Tengo fe de que van a descontaminar estas lagunas. Volveré a pescar camarones aquí", dice esperanzado el pescador Sergio Borel.

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