Gustavo Blanco Leschuk: “Si aparece el ébola me vuelvo a mi casa”

Tras ser campeón con Arsenal en 2012 y luego de una fugaz experiencia en Rusia, el delantero mendocino (hijo de Marcelino Blanco) eligió jugar en Marruecos, por ahora un país libre del virus que atemoriza al mundo.

Gustavo Blanco Leschuk: “Si aparece el ébola me vuelvo a mi casa”
Gustavo Blanco Leschuk: “Si aparece el ébola me vuelvo a mi casa”

La postal era la de cualquier chico que atesoraba sueños de grandeza. La canchita de barrio, el balón bajo la suela, los amigos que se suelen cosechar en esas ‘batallas’ épicas del potrero.

Lo suyo siempre fue el fútbol, sí, pero desde una fuerte óptica de trabajo y una disciplina casi espartana. Jugador se nace, pero futbolista se hace, sería el modo de describirlo. Y la estirpe de goleador es parte del linaje familiar, de esa información genética que el ADN de su padre impartió en el instante de la concepción.

Gustavo Blanco Leschuk ostenta el legado de un goleador implacable como Marcelino Blanco, ídolo de Huracán Las Heras, goleador del Globo de Parque Patricios y Racing de Córdoba, entre otros, pero hace camino a su propio andar. Y afronta cada desafío con el valor agregado de los que están preparados para asumirlo lejos de su nido. Con todo lo que ello significa.

“A Marruecos llegué hace dos meses. Estoy viviendo solo en un departamento a 50 metros de la playa. Estoy tranquilo, es un club grande y la ciudad es parecida a Buenos Aires, muy poblada y grande”, le cuenta a Más Deportes del otro lado de la notebook.

-¿Con qué país te encontraste?

-Estoy viviendo en Tamaris, a 20 kilómetros de Casablanca, donde está el club. Acá la gente escucha mucha música árabe, que para mi gusto personal es muy fea, je. Yo sigo escuchando mi favorita, que es el cuarteto.

La gente es muy buena, me encontré con buenos compañeros y en estos dos meses la adaptación ha sido rápida. Aquí el 90 por ciento de la población es musulmana, los hombres andan con una túnica cerrada, con capucha (“chilaba”), y las mujeres con una túnica que les cubre el cuerpo entero excepto la cabeza, pies y manos (“caftán”).

-¿Venías de jugar en Rusia?

-Sí, jugué seis meses en el Anji Makhatchkala, pero rescindí contrato porque tuve un problema personal. Por suerte se dio esta chance a través de una gente amiga que es marroquí. Me hizo llegar la propuesta así que no la pensé y me vine para acá.

-¿Por qué elegiste Marruecos sabiendo el problema que existe en África con la epidemia de ébola?

-Cuando me llamaron tenía otros lugares para ir, pero me gustó venir acá porque era una experiencia nueva, en un continente nuevo y era importante la diferencia económica; de hecho los contratos son en dólares. Lo pensé con mi familia por el tema del ébola, pero todavía no llegó. Eso sí, si aparece el ébola me vuelvo a mi casa, je.

-¿Pero no hay temor al contagio, se habla mucho del tema?

-El idioma principal aquí es el árabe, y la verdad que no entiendo mucho. También se habla francés y un poco de español en el norte, porque España está arriba. Del ébola no se habla mucho porque Marruecos por ahora es un país libre de la epidemia y la verdad es que no se le da mucha importancia. Quizá hasta que llegue.

-Quizá se habla más aquí en Argentina que allá. Me imagino que tus amigos y familiares te deben preguntar…

-Sí, mi mamá está un poco preocupada por el ébola. Aquí hay mucha gente muy humilde que anda mucho con animales (monos, chivos, vacas, gallinas, perros), que creo que son el origen del virus.

-¿Cómo es un día tuyo en Marruecos?

-Estoy sólo, no tengo pareja. Y la verdad que es muy tranquilo. Tengo la playa a 50 metros. Voy a entrenar(me) por la mañana, llego y me cocino algo, o si no vamos a comer con amigos en un restaurante, duermo siesta y veo mucho fútbol. Por la noche, si puedo, hablo con mi familia.

-¿Qué partidos mirás?

-Miro fútbol de todo el mundo. Me gusta mucho observar los movimientos de los delanteros.

-¿Quiénes son tus espejos en el puesto de atacante?

-Palermo, Cavani, Roque Santa Cruz, Ronaldo, Inzaghi, Hernán Barcos y Mauro Óbolo.

-¿Pudiste enfrentar o cruzarte con alguna estrella del fútbol mundial o argentino?

-Jugué contra Deco, Fred, Rafael Sobis, Palermo, Riquelme y tuve tres compañeros rusos que fueron al Mundial de Brasil.

-¿Y qué te dice un gran goleador como fue tu viejo?

-Ahí está (risas). Mi  viejo es un maestro, me apoya en todo. Está muy contento porque juego al fútbol. Siempre mira los partidos por internet, me marca errores, virtudes y me consulta sobre los planteos tácticos.

-¿De tu viejo heredaste solamente el puesto o te parecés en el estilo de juego?

-A mi papá no lo vi jugar mucho. Más que nada heredé el puesto, pero me enseñó a moverme y a ser profesional. Es mi principal maestro y siempre charlamos de fútbol.

-¿Tu hermano (Iván) sigue jugando?

-Sí, ahora está jugando en Arsenal de Sarandí.

-¿Qué fue lo más lindo que te pasó en el fútbol?

-Lo más lindo que me pasó es jugar al fútbol y poder vivir de lo que a uno lo apasiona. Le doy  gracias a Dios cada día. Después, salir campeón con Arsenal, ya que fue mi primer título, siendo muy joven.

-¿Debe ser muy duro estar tan lejos de la familia?

-Sí, aunque yo estoy acostumbrado a estar lejos de ellos. Salí a los 17  años de mi casa para Buenos Aires. Estoy bien, no soy de extrañar mucho, pero la sangre y los amigos tiran.

-¿Hace mucho que no venís a Mendoza?

-Estuve en el mes de junio, hasta principios de julio. Tengo pensado ir en enero a Mendoza, porque acá el campeonato sigue y sólo hay dos semanas de parate que voy a tratar de aprovechar.

-¿En qué club mendocino diste tus primeros pasos?

-Jugué dos años en la Lepra. De los 15 a los 17, después estuve en las inferiores de Independiente de Avellaneda y llegó la chance de sumarme a Arsenal, donde jugué un año y medio y salimos campeones del Apertura 2012.

Después me fui un año a préstamo a Deportivo Merlo, en el Nacional B, y me compró el Anzhí Majachkalá de Rusia, donde estuve seis meses y salió la oportunidad de venir a Marruecos.

-¿Qué recuerdos tenés de tu paso por las inferiores de la Lepra?

-Tengo muy gratos recuerdos. Tuve grandes compañeros, la Lepra es un club grande y me trataron muy bien. Aprendí mucho de los técnicos que tuve, como el Taca Chavero y Daniel Riestra.

-¿Hasta cuándo tenés contrato?

-Tengo contrato por dos años. Me gustaría volver a jugar a Europa, en España, Italia o en Rusia de nuevo. Pero acá estoy tranquilo. Si la oportunidad llega, bienvenida sea.

-¿Te manejás con representante?

-No tengo nada firmado con nadie, pero tengo muchos contactos y conocidos. Estuve con Jorge Cyterszpiler, pero rescindí hace aproximadamente dos años. Estuve mucho tiempo con él, desde los 17 años.

-¿En el Wydad Casablanca tenés compañeros latinoamericanos?

-No. Son todos marroquíes y hay africanos de otras partes. El técnico es John Benjamin Toshack, que dirigió al Real Madrid y habla español. Su ayudante de campo también es español: Roberto López Ufarte. Con ellos me comunico sin problemas.

-Contanos cómo es el fútbol y el campeonato…

-El fútbol es igual en todos lados. Aquí hay buen nivel. El último partido goleamos 3 a 0, estamos con doce puntos en los primeros puestos. He jugado dos partidos como titular y en otros dos ingresé desde el banco. Wydad es el club con más títulos del país. El clásico es el Raja Casablanca.

Es el Boca-River de Marruecos. Es el equipo con más hinchada, y la verdad que durante los partidos va mucha gente. Eso le da mucha motivación al jugador.

-¿Se habla del Mundial de Clubes?

-Sí, hay mucha expectativa por el Real Madrid y, en menor medida, también por San Lorenzo. Es algo muy lindo para el país. Es un Mundial y lo toman como algo muy importante.

-¿Tenés pensado ir a ver algunos partidos?

-Es la idea. Ojalá pueda ir a ver algún partido de esos. Marrakech está a unos 250 kilómetros de donde yo vivo.

-¿Te gustó la comida árabe?

- Y, las comidas típicas son ricas pero tienen mucho picante. El plato típico se llama cuscús (NdR: un plato tradicional del Magreb hecho a base de sémola de trigo).

-Pasaste del frío de Rusia al calor de Marruecos…

-Sí, la verdad que sí. Pero uno es joven y se acostumbra rápido. El objetivo es progresar en el fútbol y eso te lleva a aclimatarte rápido en el ambiente, el clima y los compañeros. La mentalidad es hacer goles donde sea.

-¿Cuál es la temperatura promedio en esta época del año?

-Aquí es otoño. De día hace mucho calor, el sol pega muy fuerte. Hacen alrededor de 29 grados. De noche baja un poco la temperatura, pero normalmente hace calor.

-¿Cómo es el costo de vida, hay mucha pobreza?

-Es muy parecido a la Argentina. Hay tanta pobreza como riqueza. Comparado con Bélgica, España u otros países de Europa, vivir en Marruecos es más barato.

-¿Viviste en Bélgica también?

-Estuve un poco más de un mes en Bélgica. Conocí las ciudades de Gent, Brujas y otras más.

-Has conocido varios países de Europa...

-Sí, afortunadamente he conocido España, Turquía, Suecia, Rusia, Bélgica y Alemania. Y quizá me estoy olvidando de alguno.

-¿Y cuál de todos te gustó más?

-Y, cada país tiene su parte linda y fea digamos. En realidad todos me gustaron, porque soy muy observador. Lo que más me llamó la atención fue la Plaza Roja de Moscú, por toda su historia y por lo grande que es.

-¿Qué estudios tenés?

-Secundario completo. En el futuro tengo pensado estudiar algo relacionado al fútbol. Ojalá lo pueda cumplir.

-¿Algo cómo qué?

-Director técnico, preparador físico… algo relacionado a la enseñanza del deporte dentro de una cancha.

Los diablos rojos de Casablanca

Blanco Leschuk juega en el Wydad Athletic Club, más conocido como WAC Casablanca, un club de fútbol de Casablanca, Marruecos. El club, fundado el 8 de mayo de 1937 por el Haj Mohamed Touimi Benjelloun, juega en la Botola Pro 1, la máxima división de Marruecos.

El WAC forma, junto al FAR Rabat y el Raja Casablanca, del grupo de los tres clubes más grandes de Marruecos ya que cuenta con 16 ligas y una Liga de Campeones de la CAF.

Se denominan los Diablos Rojos y juegan de local en el estadio Mohammed V, con capacidad para 67.000 espectadores. El ‘derby de Casablanca’ es el nombre que recibe la rivalidad futbolística más importante de Marruecos entre el Raja y el Wydad de Casablanca, los equipos más laureados del fútbol marroquí.


La ciudad donde se pone el sol
Casablanca es una ciudad en el oeste de Marruecos, capital de la región del Gran Casablanca; está situada en la costa del océano Atlántico, 80 km al sur de Rabat, la capital administrativa.

Es la ciudad más grande de Marruecos, así como su principal puerto. También es la ciudad más grande de la región del Magreb. En el censo de 2012 registró una población de 6.949.805 habitantes.

Es considerada el centro económico y comercial de Marruecos, mientras que la capital política es Rabat. Casablanca acoge la sede y las principales instalaciones industriales marroquíes y su puerto artificial es uno de los más grandes del norte de África.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA