Hay momentos en la vida que dejan huellas para siempre. Algunos malos, otros buenos. Sin dudas, Marianela Aveni Metz (31) jamás imaginó que su decisión de escrachar el mes pasado al hombre que abusó sexualmente de ella cuando tenía 9 años iba a impactar tanto en la vida de miles de personas. Entre ellas, cientos de víctimas.
Marianela publicó en Facebook una captura del perfil de su abusador (Roberto Sandoval), comentando detalles del caso y agradeciendo a su familia por todo el apoyo.
Principalmente, destacó el papel de sus padres “que en vez de nacer con 2 huevos y 2 ovarios, nacieron con una docena cada uno”, porque “lo llevaron a la justicia hace 20 años, cuando no era tan fácil”. El agresor -que trabajaría en la Línea 60- ya está libre, pero la joven asegura no saber cuánto tiempo estuvo preso.
Sandoval tiene hoy 84 años y Marianela asegura que no hizo el escrache por ella, sino “por otras nenas... como la que sale en la foto, por ejemplo”, ya que en la imagen que tenía de perfil en ese momento salía con una pequeña.
Marian, como es conocida por su entorno, vive en Luján junto a su marido y sus tres hijos. “Cuando decidí publicarlo pensé que iban a compartirlo mis contactos, unas 100 personas, pero ya lo han compartido 2.500 veces”, cuenta, aún sorprendida por el apoyo de la gente.
Además, recibió “entre 150 y 200 mensajes privados de gente que me cuenta sus historias, otras me piden fuerza o asesoramiento”. La contactaron de distintos puntos de Argentina y hasta de varios países de América Latina.
Mientras hablaba con Los Andes, le ingresó un nuevo mensaje de una mujer que tiene 3 hijos con su abusador y que, a partir de conocer su historia, decidió denunciarlo.
Por todo eso, la joven, que es comunicadora, buscó asesoramiento en ONGs locales para armar una. “Me reuní con Omar Sánchez, presidente de la Fundación Hagamos algo por los chicos con leucemia, en la que soy voluntaria. La idea que tiene él es cambiarle ese nombre por el de Hagamos algo y crear grupos de ayuda”, precisa Marianela.
Dentro de esa propuesta, ella entraría como encargada del área de abuso sexual infantil. En cuanto a la mecánica de trabajo, sería “un abordaje integral” teniendo en cuenta la familia, la casa, las necesidades diarias “o cualquier tipo de ayuda que puedan necesitar”.
Apoyo familiar
Mientras avanza el proyecto de la ONG, Marian se dedica a responder cada mensaje recibido. Entre tantas historias, algunas se destacan por tratarse de chicas que quieren denunciar a sus abusadores, pero no lo hacen porque están amenazadas por parientes que trabajan en las Fuerzas Armadas.
Además, como docente ha conocido casos de abusos en alumnos y los ha denunciado en forma anónima con el asesoramiento de una amiga, Jimena Villalón, psicóloga de la Municipalidad de Godoy Cruz.
Sobre su experiencia tras el escrache en Facebook, destaca la importancia del apoyo de sus amigos, de sus hermanas, de su madre y de su marido. Es que, como ella misma explica, lo que más daña a las víctimas “es la falta de confianza, porque muchas veces las madres o el entorno familiar no les cree o les dicen que se quedan calladas porque les preocupa el qué dirán”.
Marianela es mamá de tres niños: dos nenas y un varón. Aunque dos son aún muy pequeños, la más grande, de 10 años, no está al tanto de su historia. ¿Por qué? Porque ella considera que “no cambia su vida saberlo, aunque sí cambió mi vida como mamá”.
Por esta razón, desde que era pequeña decidió hablarle claramente “que sus partes íntimas son de ella y que nadie tiene que tocarlas ni como un juego ni como nada”. Finalmente, recuerda una escena del día después de sufrir el abuso: “Yo le preguntaba a mi mamá si estaba embarazada”...
El rol del Estado
Entre los mensajes de las personas afectadas y los de apoyo, llegó uno bastante particular: Laura Sat, psicóloga del programa de Víctimas de Delitos, se ofreció a brindarle ayuda en lo que necesite.
Según explica Lourdes Miranda, coordinadora del Centro de Asistencia de Víctimas de Delito, el contacto con Marianela surgió por su iniciativa: “Como yo no tengo cuenta en Facebook y no teníamos ningún número telefónico, le pedí a Laura que se comunicara con ella en nombre del equipo”.
Y la idea fue bien recibida: “Lo tomé como un alivio. No por mí, porque no necesito asistencia psicológica, esa mochila me la sacaron mis viejos cuando tenía 9 años. Si no por otras personas que sí la requieren”, manifiesta Marian. “Siendo una persona que no es ajena a las noticias ni a los medios, no tenía idea de que existía un programa de asistencia a las víctimas de abuso sexual”, aclara.
Su primera acción fue convertirse en un nexo entre el Estado y las víctimas, brindándoles el número que le hizo llegar Sat (4499427/28).
“Le dije que le iban a llover casos”, señala. Miranda asegura que ya iniciaron los procedimientos para acercarse a las víctimas que no se animaron a llamar, pero que sí le dieron sus números a Marianela, quien a su vez se los facilitó a las especialistas.
“La idea es empoderarlas para que puedan denunciar si así lo quieren y acompañarlas con asistencia social, psicológica y legal”, detalla Miranda.
El Centro funciona dentro de la Dirección de Participación Ciudadana, de lunes a viernes de 8 a 19. Además, hay una guardia las 24 horas llamando al 153612998.
Fiscalía de género
Mañana se inagurará la Unidad Fiscal de Violencia de Género, que funcionará en el Edificio Policial de calle Belgrano y Virgen del Carmen de Cuyo (Planta Baja, Ciudad) y que dependerá del Ministerio Público Fiscal. Estará a cargo de cuatro fiscales: Fernando Giunta, Mónica Fernández Poblet, Mónica Romero y Mariana Pedot.
Además de esta fiscalía comenzarán a funcionar otras tres Unidades Fiscales Especializadas: Robos Agravados Delitos Económicos y Correccional, que se sumarán a las inauguradas en octubre del año pasado: Homicidios y Violencia Institucional, y Sustracción Automotores.