Entrevista exclusiva con Skay: “No usamos las mismas estrategias de Solari”

En la misma provincia donde el Indio hizo su último show, el ex redondo Skay Beilinson desplegará su concierto de guitarras heroicas y canciones inoxidables. El sábado cantará en el Arena Maipú.

Frente a la ventana de su biblioteca se para a mirar un ginkgo que se deshoja. Mientras contesta el teléfono, Skay hojea “Atlas”, el libro que describe los viajes de Borges junto a María Kodama. En todo, palpita una curiosa simetría. Skay ama las páginas de Medio Oriente; no hace mucho, recorrió con su compañera Carmen Castro (la ex manager de Patricio Rey, más conocida como la “Negra” Poli) las fascinantes calles de Turquía.

Y ya que menciona a Kodama hablamos del tema de los derechos de autor, de los absurdos litigios por apropiaciones de obra. Skay dice no estar al tanto de nada. No ve televisión. No se deja contaminar por los medios. Más tarde dirá que “esa es la estrategia que usa Solari (la de recurrir a los medios), no la nuestra”.

- ¿Y cómo han limado las últimas asperezas?

- Hace once años que no nos vemos, esa es la mejor de las limas.

Todo tiene que ver con todo. Y en especial con el tema de los famosos masters que provocaron la ruptura final de Patricia Rey y Los Redonditos de Ricota.

La cosa fue así: después de un largo silencio, en 2009 Beilinson contó en una célebre entrevista para La Nación que la discordia se desató por el material fílmico obtenido del registro de los shows de la banda en Huracán, Racing y River. “Todo se terminó cuando nos dimos cuenta de que uno de nosotros se quería apropiar de ese proyecto tan hermoso que fue Patricio Rey -dijo entonces Skay-, que había nacido como la comunión y el aporte de muchos artistas y no los deseos de uno solo”.

Según cuenta “Fuimos Reyes” (el libro de Mariano del Mazo y Pablo Perantuono), el horno de los líderes de los Redondos ya echaba chispas desde la mezcla de Momo Sampler en New York. Pero al regreso, cuando el Indio reclamó nuevamente una copia del material, los históricos socios quebraron el eslabón. Apenas digeridas las declaraciones de Skay, Solari envió un mail a la redacción de Rolling Stone:

“Los soportes de grabación de todos los shows de los Redondos quedaron en depósito en casa de Skay porque Poli era la encargada de contratar los servicios que los proporcionaban -decía en su mensaje-. Esto nunca me incomodó por que confiaba en una amistad de muchos años. Un par de años antes del final se me ocurrió pensar que algún motivo (¿un accidente?) podría hacer que me viera obligado a reclamar ante parientes y desconocidos lo que por derecho formaba parte de mis intereses.

A partir de ese momento, esporádicamente y con más pudor del necesario, pedí se hicieran copias para tenerlas a mi guarda y que a su vez sirvieran de protección. Siempre coincidieron (de palabra) en que era lo aconsejable. Pero extrañamente, el tiempo pasó y siempre esgrimían una excusa. La noche definitiva me puse firme en mi requerimiento y esa actitud desembocó (ante la negativa) en el rompimiento de la sociedad artística”.

¿Cuestión de dinero? ¿De poder? ¿De custodia artística? El hecho es que ahora, diez años después de esa madrugada del desacuerdo,

ambos han sido distinguidos por los Premios Konex dentro de la categoría solistas masculinos de rock de la década. Paradoja borgiana. 
"Algo me comentaron de esa distinción, pero no tengo idea de qué se trata", desliza el cantante y guitarrista.

- Pues de eso mismo, de solistas de rock...De planetas autónomos.

- Es que yo me considero un solista-en-banda. El concepto de solista... en realidad no me veo en esa idea. Siempre vi como solista al tipo que llama a los músicos ocasionalmente o cambia de banda y todo sigue sonando igual. Yo, si cambiara la banda, cambiaría el sonido.

- Justo ahora, en Mendoza, se está proyectando "El alucinante viaje de Patricio Rey". ¿Te quedó la penita de que los Redondos no se presentaran nunca en esta provincia?

- La verdad que no. Las cosas se dan como se dan. Ahora llegamos igual, pero de otras maneras.

No es de los fundamentalistas de la nostalgia; al contrario, Skay sigue su propia línea de evolución creativa y, si en algo cree, es que hemos venido con algún propósito.

Las escalas musicales le fueron mostrando el suyo desde que se construyó su primera guitarra a los 15 y en sucesivas epifanías: cuando ganó un concurso con el instrumento en un viaje a Sudáfrica; cuando Marta Minujín, amiga de su hermano, lo bautizó Sky en una rueda de juego de apodos y él lo cambió por Skay, “más acriollado”; cuando vio en vivo a Jimmi Hendrix en Londres luego de ser deportado por las revueltas del mayo francés, y así.

El tema es que el 28 de este mes, a siete meses del multitudinario show de Solari, Beilinson vuelve a pisar escenario mendocino. 
Aquí promete desatar su propio ritual atmosférico: "vamos a tocar casi todo el disco 'Luna Hueca', el quinto que grabamos en estudio".
No hay manera de reducir la figura de Skay Beilinson a la redondez del mito ricotero.

¿Quién es, exactamente, este chamán de escenario?  La voz - y la guitarra- que acaba de lanzar un nuevo estigma discográfico con ribetes orientales, un Skay que viene a encender nuevamente la luna de los poetas.

A brillar, mi luna

“La Luna Hueca” es el quinto disco solista del guitarrista y cantante Skay Beilinson junto a su banda “Los Fakires”, lanzado el 28 de agosto de 2013. Para el lanzamiento del disco, Skay explicó todos y cada uno de los diez temas que lo componen. El disco fue presentado el año pasado en el Cosquín Rock, bajo una lluvia memorable.

Todas las líricas de este disco implican alguna suerte de viaje. La letra de “El redentor secreto”, por ejemplo, “está basada en la antigua historia de la India, que decía que los ogros vivían en Ceylán adentro de un limón, y de repente un ciego, sin saber nada, pasó con un cuchillo, cortó el limón y los ogros murieron y ya no existen más, y desde entonces son todos felices en Ceylán. Está inspirado en un texto de Borges y Bioy Casares, que me hizo cagar de risa. Es uno de los temas que van a sonar”.

Las mil y una noches

Nacido en La Plata en 1952, Eduardo ‘Skay’ Beilinson parece ser de esas personas que siempre están en el lugar y momento indicados: a fines del '68, llegó a París y participó  de las revueltas estudiantiles hasta que marchó a Londres, donde lo esperaban los bares míticos del rocanrol. Al cabo de un tiempo, volvió al país con un amplificador Marshall, una guitarra Grestch, un wah wah, un distorsionador y un valijón de discos de Hendrix, Cream, Pink Floyd. Ahí conoció a Poli, con quien emprendió una aventura hippie que los relacionaría, por ejemplo, con La Cofradía de la Flor Solar, la legendaria banda local de rock.

El año clave fue el '74: conoció a Carlos Indio Solari y juntos empezaron a componer canciones. En diciembre de 1984 grabaron su primer disco, “Gulp” con el dinero de un pozo común que salía de los shows. Después vino la masividad,  se instalaron definitivamente en el corazón del rock argentino.

Después de la separación, Skay comenzó a trabajar en su proyecto solista y sacó, sin autobombo, el disco “A través del Mar de los Sargazos”.

Volvía a empezar, así que decidió seguir con un criterio independiente, con Poli a su lado como manager. A diferencia del Indio, muchas veces en el año y en diversos puntos de la Argentina.

La ficha

Skay Beilinson en Mendoza
Día: sábado 11
Hora: 22.
Lugar: Arena Maipú Stadium
Venta Entradas: Tarjeta Nevada, Alpaca (Arena Maipú), Moicano Rockería, La casa del Sheik (Maipú) y Chamu (San Martín)
Valor de las entradas: desde $120.

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