El dólar lleva un año quieto y pone en jaque a exportadores

El tipo de cambio avanzó apenas 2% en 12 meses mientras que los costos subieron por encima del 30%. Empresarios piden medidas que ayuden a mejorar la competitividad del sector exportador.

En los últimos doce meses el dólar se mantuvo prácticamente estable. Aunque tuvo alzas y bajas en el camino, la relación entre la moneda norteamericana y el peso argentino creció apenas 2,63% en un año, pasando de tener una cotización de $ 15,20 en abril de 2016 a $ 15,60 en abril de 2017.

Esa situación, dentro del contexto económico actual, compromete duramente al sector exportador e incide en el normal desarrollo de la economía doméstica. Es que pese a la decisión del BCRA de acumular reservas, los analistas no esperan una mejora sustancial en el corto plazo.

Los economistas Jorge Day, del Ieral de Fundación Mediterránea y Rodrigo González, de Fundación Ideal, explicaron que en ambos casos el principal problema es el atraso del dólar frente a la inflación que, según el IPC Congreso, aumentó 33% en los últimos doce meses.

“Los exportadores sufren aumentos de costos permanentes por el alto nivel de inflación, pero a la hora de salir a vender sus productos en el exterior, reciben siempre la misma cantidad de dólares y, como su cotización no se mueve desde hace un año, también reciben la misma cantidad de pesos”, comentó Day.

“Es decir que los empresarios gastan cada vez más dinero para elaborar sus productos, pero ganan siempre lo mismo. Por lo tanto sus márgenes de rentabilidad son cada vez más bajos”, señaló.

Coincidió con esa lectura Rodrigo González, quien recordó además que los principales competidores de Argentina, como Chile, no tienen un nivel inflacionario tan alto. “Si todos estuvieran en iguales condiciones la relación entre la inflación y el dólar no sería tan grave pero, en este contexto, los empresarios locales están perdiendo su lugar en los mercados internacionales”, comentó el experto.

“Cuando los costos suben más que el dólar significa que tus costos suben más que el precio de venta. Cuando esa situación persiste llega un momento en que los empresarios ya no pueden competir. El mayor problema es que luego tardan muchos años en recuperar los mercados perdidos”, señaló.

Reclamo empresario

Aunque los exportadores son los principales afectados por el atraso del tipo de cambio, las Cámaras empresarias no piden una devaluación sino medidas que permitan recuperar competitividad sin tocar el dólar.

Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, reconoció que “el atraso del dólar es una de las causas principales de la caída de las exportaciones vitivinícolas”, pero advirtió que una devaluación provocaría aún más inflación, como ocurrió en ocasiones anteriores.

“Por eso desde el sector, en conjunto con los diputados nacionales por Mendoza, estamos trabajando en un proyecto de competitividad para presentar a la Nación. En el mismo pedimos que suba el arancel de reintegro a las exportaciones de 6% a 9% y un valor diferencial del gasoil para bajar costos de fletes, entre otros puntos”, mencionó.

La misma postura tuvo Mario Bustos Carra, gerente General de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo. “Se debe trabajar en mejoras en los reintegros de exportación, rebajas en las cargas laborales y líneas de crédito más accesibles para el sector productivo”, comentó.

En tanto, Raúl Aruani, gerente de la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas Frescas de Mendoza, comentó que “para el sector frutícola lo más urgente es una rebaja en los costos laborales”.

Day y González también opinaron que no se debe recuperar competitividad exportadora con devaluación. Por su parte, el economista Orlando Ferreres, consideró que “el tipo de cambio tiene que ser más alto, pero se debe bajar la productividad y hay que hacer una transición ordenada”.

El comercio y el turismo, perjudicados

El estancamiento del dólar no sólo perjudica al sector exportador. También en la economía doméstica se pueden observar algunas consecuencias directas.

El economista Jorge Day explicó que, por un lado, el dólar quieto permite cierto control de la inflación. Pero, por otra parte, perjudica al comercio.

“El atraso cambiario encarece las exportaciones, pero hace más baratas las importaciones. Es decir que eso hace aún más baratas las compras en

Chile y golpea a los comercios locales”, apuntó.

Rodrigo González coincidió en el análisis y explicó que “también se ve favorecido el turismo emisivo y perjudicado el receptivo de la provincia”.

Además, indicó que “se compromete la actividad económica de los sectores que se relacionan con los exportadores”.

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