Donde existe el café perfecto

Bares pequeños de café de autor cosechan adeptos porque el sabor es insuperable y los sentidos viajan alrededor del mundo.

Donde existe el café perfecto
Donde existe el café perfecto

La tendencia avanza de a poco pero con pasos muy firmes. Un rumor comenzó hace pocos años a circular una versión: una vez que se prueba un café bueno, ya no se puede volver atrás. Había sucedido con el vino, y más tarde aparecieron los puristas del té a desasnarnos sobre el tiempo de infusión, la calidad de la hebra, la blasfemia del saquito con agua hirviendo. La cultura del buen café se está dando a conocer lentamente gracias a revistas, libros y, claro, Internet.

En Buenos Aires, emerge una nueva generación de baristas jóvenes, formados, entusiastas y defensores a ultranza del esta bebida, que decidieron instalar toda la experiencia y conocimiento que cosecharon por el mundo.

 Partieron de búsquedas similares –el café perfecto- y llegaron a propuestas que tienen su impronta, cautivan nuevos discípulos todos los días y viralizan la lucha que exige que se beba y se ofrezca solamente buen café. 

Lattente

”Nosotros no tenemos nada que se parezca a la cafetería tradicional de acá: en la carta no hay cortados, ni lágrimas, ni jarritos.” aclara con determinación Daniel Cifuentes. “El protagonista es el café le explicamos a la gente cómo debería tomarse”. No hace falta pasar demasiado tiempo dentro de Lattente Café para descubrir que cada una de sus palabras representa el verdadero espíritu de este local chico de Palermo, con pocas mesas y una barra, prácticamente sin decoración, donde el único indicio para quienes esperan por su bebida es el aroma delicioso que invade el lugar. De fondo suena reggae bajito, y en una pared de pizarrón, Dani anota con tiza sus apuestas del mundial con sus clientes. Más arriba, otro pizarrón con la carta.

Cifuentes llegó a Buenos Aires hace cinco años y hoy es un referente en el país. Intenta difundir la cultura del café y del barismo, y se toma el tiempo para responderle a su clientela cuando le pregunta sobre la temperatura del agua, las proporciones. Ofrece, además, la posibilidad de experimentar un café perfecto resultado de técnicas y cafeteras manuales: “La idea de nuestra cafetería se basa en el espresso como unidad básica de  todo, pero hacemos dos tipos de filtrado: la aeropress y el filtrado por goteo”.

Trabaja sus propios blends de granos colombianos, que cambian todas las semanas gracias a que los tuestes también son semanales. Y ese mismo blend, fraccionado se puede llevar en paquetes de 250 g ($ 80). El de la casa es el Satisfacción (60% de Yumai Estrella Dorada, 40% Guanes genuino de la región del Santander). En pocos días se sumarán también cafés extras de Costa Rica, Papúa Nueva Guinea, Nicaragua y Guatemala.

Para comer, el budín de banana, bocados de pastelería siciliana: bronzo (húmedo chocolate amargo, aceite de oliva, confitura de naranjas y damascos, $ 20), fustuca (pistachos, base de clara de huevo sin gluten, $ 20), zafferana (tarta de limón, azafrán y piñones tostados, $ 25). Además, arepas, sandwiches, paninis ($ 18 a $ 37).

Ahí adentro todos parecen conocerse. El acento colombiano predomina.  Los vecinos del barrio, se dan cita los sábados a partir de las 3 de la tarde, cuando llegan los pasteleros para elaborar cannolis y sfogliatellas a la vista y se instalan en la vereda, que es el día de mayor trabajo. 
Un dato: Los domingos, el trato es más fraterno: se llena de gente que se conoció ahí mismo, "nadie se sienta sin presentarse primero, y ese día preparamos solamente café caliente".

Expresso $ 19, Capuccino $ 24, Latte $ 26. Lunes a sábados de 9 a 20, Domingos de 10 a 20.

Thames 1891, Palermo. Facebook. Twitter: @lattentecafe

Barrio Cafetero

Planteado como un sub universo dentro del microcentro porteño, se divisa en el interior de un edificio la barra de café al paso. En la tele, Pulp Fiction o El Resplandor. En el aire, aromas que obligan a reparar en el lugar y Led Zeppelin. O los Doors. O los Stones. “Tratamos de no prender un noticiero en la tele. Queremos que la gente se aísle y pase un buen momento, que se olvide que está en el microcentro”.

Así lo pensó Rodrigo Rochas, el joven barista de 32 años y propietario del bar, y así sucede. Una chica se para en la barra y extiende su taza térmica. El barista sonríe y le sirve ahí mismo un capuccino para llevar. Se respira un clima de intimidad en un espacio chiquito lleno de detalles. La propuesta es un café de especialidad en menos de dos minutos o sentarse en el salón para distenderse. La barra de doble circulación promueve el contacto del barista con la gente: el público ve el trabajo ahí mismo y disfruta, aprende, ve, pregunta.

Barrio Caferero caba de cumplir su primer año. Rodrigo es un periodista deportivo que vivió en Colombia, se formó como barista en Nueva Zelanda y tuvo un entrenamiento intenso trabajando en cadenas como Havanna, Starbucks o Café Martínez. Más tarde, se dedicó a recorrer los bares de Nueva York, Seattle y Portland y a la vuelta decidió poner el bar donde a él le gustaría sentarse a tomar un café, en Buenos Aires.

La propuesta se basa en cafés de especialidad –los que tienen más de 80 puntos, nos explica- de distintos orígenes y una carta que tiene que ver con los gustos del porteño: hay cortado, capuccino, medialunas de jamón y queso ($ 14), sandwiches y pastelería clásica con bocados de coco y dulce de leche ($ 12). Con paciencia, intenta reeducar el paladar del cliente que pide una lágrima con mucha azúcar “y le proponemos un latte, se lo servimos con un corazón, le contamos cómo lo hacemos, le entra por los ojos…y se anima al cambio”. Para los expertos, existe la posibilidad de pedir un café de origen en Chemex, aeropress o un dripped.

Un dato: se puede comprar una Aeropress ahí mismo ($ 520) y los granos para preparar el café en casa.

Espresso $ 18, Cortado $ 19, Capuccino $ 22, Mocaccino $ 24. Horarios: Lunes a Viernes de 8 a 18. Florida 833 – Microcentro
Facebook. Twitter: @rodrigocafetero Barriocafetero.com

Full City Coffee House

Desde adentro, la sensación es que este café ubicado a una cuadra de Plaza Serrano, podría existir en cualquier otro lugar del mundo. Con días de silencio o bullicio, reúne mesas largas de amigos, turistas, locales o solitarios que eligen un libro de la estantería de la entrada y disfrutan de su taza humeante de café y su lectura un día lluvioso. Allan Dorgan, el dueño, empieza por el principio: “La idea es ofrecer espresso y capuccinos perfectos, desde el grano hasta la taza, servir un café muy rico”. Importa granos de Colombia y lo tuestan ellos mismos. Trabajan con blends propios: el favorito de Allan es el Guayatá, un café especial de Boyacá, cítrico increíble para capuccino. Para el blend de la casa, combinan 50% de Guayatá y 50% de Guanes (que, por supuesto, se consigue fraccionado para llevar en paquetes de 250 g y los precios están entre $ 62 y $ 70).

Si bien las bebidas más pedidas son espresso y capuccino doble, también es posible experimentar café a partir de técnicas y aparatos manuales como Chemex, Aeropress, french press. Mientras charlamos, Alan filtra un cold brew -café en grano infusionado en agua fría por veinte horas y filtrado tres veces, con hielo y leche, que se puede saborizar con whisky, jengibre, naranja-. En verano es un hit entre los turistas que vienen de Estados Unidos porque lo conocen, pero los argentinos se animan a probarlo y luego se fanatizan porque es dulce y suave.

Para comer, la carta incluye pastelería clásica internacional (apple pie, torta de coco y dulce de leche, cheesecake en porciones $ 35, muffins $ 16, cookies $ 15, brownies) y sandwiches gourmet, ensaladas. En invierno suman sopas "que con café va perfecto" y los porteños imitan. 
Un dato: hay brunch todos los días de café con omelette ($ 65) y desayuno colombiano con jugo, arepa, queso, huevos revueltos y café ($ 69). Espresso $ 17,  Capuccino $ 23 o doble $ 30, Cortado $ 20. Martes a domingos de 10 a 20. Thames 1535, entre Honduras y Gorriti
www.fullcitycoffee.com

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