Cirilo Gil, ahora sonreirán juntos...

Murió a los 85 años, una de las grandes figuras de la década de oro del box mendocino. Fue el maestro de Locche.

Era elegante, un seductor arriba y fuera del ring.

Sobre el cuadrilátero lo hacía con una "de las mejores izquierda en puntas",  acompañado por una técnica depurada que esgrimió desde amateurs e inmortalizó en los memoriosos de las décadas doradas del boxeo mendocino.

Cirilo Gil, aquel deportista muy bien parecido y de un perfil más cineasta, que pugilístico, murió en Salta a la edad de 85 años. Su deceso se produjo hace el jueves pasado en la ciudad salteña, donde estaba radicado desde 1974, luego de padecer una larga enfermedad y que se le complicó con algunos problemas respiratorios hace algunos días.

En una semana el pugilismo local perdió dos histórico de la época dorada, es que hace algunos días  dejó de existir, Carlitos Aro, también de la escudería del Mocoroa.

Luis Cirilo Gil fue un clásico producto de la escuela mendocina y una de la primera gran obra de Don Paco Bermúdez (entrenador).

Había nacido el 29 de julio de 1931 y descubrió el boxeo de la mano de su madre, quien  lo acercó hasta el "Mocoroa" de Don Paco: " Se lo traigo porque es usted Bermúdez. El chico es flaquito, débil y quiere boxear y antes que se agarre a trompadas en la calle, es mejor que aprenda en serio", recordaba en una entrevista, Don Paco las recomendaciones de la mamá de Cirilo, quien llegó hasta la Calle Estrada con apenas 10 año.

“Cirilo se convirtió en el número uno de los púgiles que más satisfacciones me brindó. Tuvimos  los primeros viajes a Buenos Aires en busca de las deslumbrantes luces del Luna Park. Esas puertas, por aquel tiempo, no se abrían fácilmente a los manager del interior, los que generalmente cedían sus boxeadores a Ismael Pace o Lázaro Koci (promotor de Pascualito Pérez)", decía Bermúdez.

Tuvo una exquisita carrera amateurs y fue convocado al seleccionado: “A las olimpíadas de Londres de 1948 fuimos juntos con Pascualito Pérez. Siete días antes del torneo me dio un ataque de apendicitis allá y me tuvieron que operar. Se me terminaron los sueños. Pascualito fue campeón olímpico. Yo como amateurs hice alrededor de 200 peleas”, nos contó con nostalgia y cierta pena, hace unos años.

Fue dueño de un humor y una sonrisa “hollywoodense” que despertaron admiración en la platea femenina del Luna Park, cuando  arrancó su etapa profesional desde  1952 a 1959 (se retiró a los 28 años). Lapso en el que conquistó los títulos, argentino y sudamericano de la categoría welter.

Tuvo clásicos de la época con Oscar “Chino” Pita y Martiniano Pereyra, además de Federico Thompson. Su proyección internacional se desvaneció frente a Kid Gavilán e Isaac Logart, en el Luna.

Fue maestro de Nicolino, con quien compartió una gran amistad, al igual que con Pascualito, quienes marcaron a fuego el boxeo de Mendoza.

Sobre el pupilo"Con Nicolino nos reíamos mucho", el aprendió conmigo, como yo aprendí con Corchito Domínguez, un petiso que se
las sabía todas y que tenía una muy buena pegada, al igual que Florencio Sainz.", contaba.

"Es que uno guanteaba con ellos y aprendía con esos boxeadores. Y así fue con Locche. Él era más chico que yo. Guanteamos muchísimas veces. Trabajábamos muy bien... Yo no le podía pegar a él ni él a mí. La pasábamos muy bien con Locche”.

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