Propuesta para la reactivación de la mina de Paramillos

Minera del Oeste inició la manifestación de impacto ambiental para remediar pasivos y concentrar 30 mil toneladas de plata, zinc y plomo. Incluye un mirador para que pueda observarse la actividad.

Con sus galerías de más de 4 siglos, Paramillos es una de las minas legendarias que tiene Mendoza en cuanto a la producción de cobre, oro y plata, pero su historia está plagada de marchas y contramarchas.

Ahora, después de casi 12 años, se escribe otro capítulo, a partir de la iniciativa de Minera del Oeste S.A., una firma de capitales mendocinos, que propone remediar pasivos, aprovechar restos de mineral dispuesto y, si se dan las condiciones a futuro, reactivar la explotación a través del método de flotación.

El proyecto, impulsado por el empresario Pedro Capredoni, ya inició la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ante el área competente. Capredoni supo asociarse a los últimos licenciatarios (la canadiense Tenke, a través de su subsidiaria local Deprominsa) y conoce el lugar: allí plantea remover y aprovechar unas 90 mil toneladas de escombros acumulados tras casi 100 años, que contienen plata, zinc, plomo y restos de cobre, con una planta de tratamiento en el lugar sin sustancias químicas, como lo estipula la Ley 7.722: serían al menos 30 mil toneladas de mineral neto que dejaría el proyecto que, según el ritmo, se extendería entre 5 y 10 años.

La modalidad contempla el uso de “celdas de seguridad” para contener el material extraído y previo a la molienda, para luego separar, por precipitación, la llamada “roca cajón” (lo inservible) de la “espuma mineral” sobrenadante.

“Si bien la flotación está permitida, en principio se trata de una remediación y no de explotación. Obviamente que más allá del pretendido rédito económico con la venta del mineral concentrado, existe un compromiso desde lo ambiental con el tratamiento de los pasivos”, explicó la directora de Protección Ambiental, Miriam Skalany.

Según la funcionaria, está a la firma del secretario de Ambiente la resolución que da inicio a la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), con lo cual resta esperar todo el proceso de rigor.

Luego de un dictamen técnico por parte de la UN Cuyo, seguirán los sectoriales (del municipio de Las Heras, el Departamento General de Irrigación y la Dirección Provincial de Vialidad, en una primera etapa), antes del llamado a audiencia pública.

En su momento, Paramillos ocupó una superficie de 120 kilómetros cuadrados y “piques” o pozos de entre 90 y 120 metros de profundidad de donde se obtenía más de 1 kilo de plata por tonelada de al menos 40 vetas subterráneas.

El mayor desarrollo en el predio se dio entre fines del siglo XIX y comienzos del XX.

Horizonte de explotación

Aunque el presente muestra que lo aprovechable es bastante menos (sólo el tratamiento de escombros dejaría 0,02% por tonelada de plata, y 3% en zinc y plomo), Capredoni no duda al afirmar que, cumplida esta etapa “y si se cumplen los objetivos según la realidad del mercado”, la intención es “desarrollar el potencial minero de la zona”.

“Sin duda, la remediación puede considerarse una prueba piloto a gran escala para poder avanzar en ese sentido. El problema son los tiempos”, afirma el empresario, entusiasmado con la posibilidad de expandir el proyecto a la explotación, con el uso de agua en un circuito cerrado.

Si bien evita hablar de números de inversión, asume que necesitará financiamiento.

Por lo pronto, el destino comercial del denominado "concentrado polimetálico" que se obtenga de la remediación de pasivos es Perú.

Para el impulsor del proyecto “dependerá de la declaración de Impacto Ambiental, pero también es una manera de mostrar a la gente acerca de lo que es y despejar todas las dudas y prejuicios”.

La firma de Capredoni le sumó una pata turística. La planta de tratamiento cuenta como anexo con una rampa-mirador, a fin de que los visitantes puedan no sólo apreciar la historia de las viejas galerías y el llamado “capítulo jesuítico”, sino también la actividad actual.

La segunda iniciativa en los últimos 10 años

Ubicada al margen norte de la ex ruta nacional nº 7 (actual ruta provincial nº 52), que une las Termas y el hotel Villavicencio con Uspallata, 24 km al noreste de la villa cabecera, Paramillos fue descubierta en 1638, aunque pudo haber sido explotada antes por huarpes e incas, avezados mineros que habrían buscado extraer plata.

Desde 1885, se hizo cargo de la explotación la “Sociedad Exploradora de Paramillos de Uspallata”, que contrató técnicos para iniciar la construcción de grandes galerías subterráneas e incorporó capital extranjero.

Entre los socios estaban importantes empresarios de la época como R. Lezica, H. Bunge, Otto Bemberg, E. Ramos Mexía, y el perito Moreno.

En 2005, el Gobierno mendocino buscó reactivarla con la minera canadiense Tenke, pero el intento resultó frustrado por un conflicto legal con Danone, concesionario de Villavicencio.

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