Barry Sage, el ex técnico de sonido de los Rolling Stones pasó por Mendoza

El productor e ingeniero de grabación inglés estuvo en nuestra provincia trabajando junto a Tito Dávila, en el disco del mendocino Emanuel Benegas. Experiencias y anécdotas de backstage.

Hay coincidencias que derivan en genialidades y éste es uno de esos casos. El productor e ingeniero de grabación inglés

Barry Sage

y el músico, compositor y productor mendocino

Tito Dávila

combinaron sus talentos, como ya lo han hecho cantidad de veces, para dar a luz un nuevo trabajo discográfico. Esta vez, es el segundo disco de estudio de

Emanuel Benegas

.

Todo empezó cuando Tito, radicado en España desde hace años, vino a Mendoza a pasar las fiestas con su hija. "Aprovechando que iba a estar acá, unos amigos que tenemos en común con Emanuel me ofrecieron participar del disco, acepté y después surgió que fuera el productor".

Y ya que estaba esperando a encontrarse con su amigo Barry en Chile a fines de enero para otra producción que tiene allá, lo llamó y le dijo (lo replica con acento de España que es el castellano que habla Barry): "Por qué no te cruzas los Andes y me vienes a echar una mano". Sin titubear el inglés armó los bolsos y se vino.

Y así se encontraron en pleno enero grabando "Ciudad indiferente" en los estudios de Zanessi.

Mientras ellos trabajaban en los controles, Emanuel, que estaba en una antesala, no terminaba de comprender la suerte de su destino. "Surgió todo tan espontáneo, por amigos en común, que no deja de ser increíble. Los tipos que están allá adentro son dos grosos que han trabajado con artistas internacionales súper reconocidos y ahora están acá, en Mendoza, dándome una mano a mí", dijo el músico que está "eternamente agradecido".

No es para menos,

Andrés Calamaro

, artista celoso de sus teclados si los hay, no dudó en cedérselos a Dávila, quien también tocó con

Ariel Rot, Jorge Drexler, Miguel Ríos

y

Estopa

, entre otros. Tito y el Salmón se conocieron cuando el músico porteño le hizo la producción a los primeros discos de los Enanitos Verdes, banda que el mendocino integró hasta fines de los '80.

También Barry tiene cientos de historias para contar, es que ha trabajado con artistas como

Los Rolling Stones, Charly García, Elthon John, La Oreja de Van Gogh, Sergio Dalma

y

Claudia Puyó

, entre tantísimos más.

-¿Cómo fue trabajar con los Rolling Stones en su mejor momento, Barry?

-Uf… (Busca en el archivo de su memoria y aparecen miles de postales). Con ellos trabajé en una época medio rara (se ríe con picardía). Cuando hicieron el disco “Some girls” (finales de los años '70) tenían mucha presión porque empezaban con un nuevo sello discográfico y porque

Keith Richards

enfrentaba un juicio por drogas. Lo que pasó fue que antes de la grabación de este disco la prensa británica había fotografiado a la esposa del entonces presidente de Canadá en una fiesta con

Mick Jagger.

Luego, "por casualidad" la policía allanó la habitación del hotel donde se hospedaba Keith Richards y encontraron gran cantidad de droga. Si bien era para consumo personal no había forma de justificar tantísima cantidad y se enfrentaba a un juicio.

-¿Cómo se grababa en ese contexto?

-Muy intenso. Grabábamos mientras él esperaba que el juez lo llame; ¡podía terminar en la cárcel! Entonces trabajábamos con mucho frenesí, estábamos todo el día adentro del estudio. Grabamos más de cuarenta temas, teníamos ochenta bobinas de cinta, era una locura...

Paralelamente Keith estaba grabando su disco solista, así es que era "Vamos Barry, vamos" y había que ponerse a trabajar.

En esa época, en la que grababan hasta tres días seguidos, Barry se turnaba con su compañero de consolas para poder descansar.

-Tengo otra con los Stones que fue terrible. Trabajábamos en una zona donde hay varios estudios de grabación, uno cerca del otro. Nosotros habíamos estado tres días seguidos grabando y cuando fuimos a salir vimos a la policía. '¡Todos adentro!', dijimos. Estuvimos horas escondiéndonos, con taquicardia, muy nerviosos. Mirábamos por las ventanas y estábamos rodeados, nadie se animaba a salir. Hasta que uno se animó y salió con el pecho erguido… qué chasco nos llevamos cuando nos dimos cuenta que era la banda de la policía que estaba grabando su disco en uno de los otros estudios. (Barry se ríe y queda librado a la imaginación de cada uno qué esconderían en ese estudio que no se animaban a salir).

-Charly te debe haber hecho alguna de las suyas...

-Oh, sí. Fue en el disco “Say No More”. Teníamos todo grabado en casetes, ya estaba todo listo y un día vino y me dijo 'Conocí a un número maravilloso en la calle y quiero que participe de mi disco'. 'pero Charly -le dije- ya está todo en las cintas. 'Modificalo', me largó y no me dio opción. Con él también trabajábamos a cualquier hora, se trataba de estar disponible cuando él se inspiraba.

Barry ha andado por muchas partes del mundo, ha conocido estudios de diversa índole y conoce perfectamente la diferencia entre grabar un disco con métodos analógicos y digitales.

"Antes las cosas quedaban como se grababa, se arreglaban por supuesto, pero el artista quedaba retratado de otra manera. Charly decía 'la vanguardia es así'", cuenta el inglés que siente "mucho respeto y un gran honor" por haber trabajado con uno de los más grandes del rock nacional.

El hombre que ha pisado varios senderos de la música reflexiona sobre el rock: "Pienso en los 70 - 80 - 90 y veo que hay distintas culturas de música, por ejemplo no comparto la cultura del reggaeton. Yo sigo escuchando grupos más antiguos, sin embargo hay muchos artistas jóvenes que me gustan", y aprecia que las generaciones nuevas puedan compartir con sus padres el gusto por Led Zeppelin o The Beatles, por ejemplo.

La ciudad no le es indiferente

A Barry le gusta mucho Latinoamérica, compró un terreno en Chile y planea poner allí su propio estudio de grabación dice que Brasil es maravilloso y que Mendoza le parece una ciudad hermosa. "La gente es cálida, se hacen asados con amigos, compañeros de trabajo, la gente de reúne mucho", aprecia.

Sin embargo también se acuerda del país por un hecho para nada ameno: la crisis del 2001. En aquella época había hablado con Divididos para trabajar en uno de sus discos, pero el proyecto se vio truncado por la crisis económica que azotó a los argentinos.

Sin embargo una nueva oportunidad lo llevó a trabajar en Argentina por primera vez en el segundo disco de estudio de Emanuel Benegas, "Ciudad indiferente", que contiene 10 temas de rock. El material cuenta con la producción musical y los teclados de Tito Dávila, quien además grabó un tema a dúo con el vocalista. "Los chicos son muy profesionales", dijo.

La mayoría de los temas los compuso David Nanez quien, junto a Daniel Reuvers, sumó sus guitarras al material. La batería es de Pablo Conalbi y el bajo de Gerardo Lucero.

El ingeniero de grabación y mezcla Barry Sage y el técnico de grabación, Carlos Alcaraz. El disco verá la luz el 10 de abril aproximadamente.

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