Arístides Vargas: la reinvención de la Vendimia

El guionista del Acto Central traza un puente entre su infancia de cosechador y las luces de una fiesta que intenta ser renovadora

Arístides Vargas: la reinvención de la Vendimia
Arístides Vargas: la reinvención de la Vendimia

odavía se acuerda cuando uno de sus siete hermanos iba cargado de pájaros por las callecitas de tierra, en aquel San Martín de los años '60. "No, no es realismo mágico, él salía a vender pájaros cuando no trabajaba en la cosecha", dice. La voz de Arístides Vargas es un lugar cálido  y sencillo. Y más cuando viaja al pasado. Porque de ese viaje autobiográfico se trata la fiesta que escribió y que veremos esta noche con sus pompas y colores en el Frank Romero Day. Una de sus escenas, está dedicada a los pájaros.

Séptimo hijo de padres cordobeses que llegaron atraídos por el mito de la cosecha, Arístides creció poniéndole por las hileras como muchos de los miembros de las familias golondrinas que luego se afincaron en el Este. Más tarde, luego de que corriera mucha agua bajo el puente, luego de los golpes políticos y del exilio que lo llevó a Ecuador, las imágenes de ese San Martín de su primera infancia (una suerte de Macondo personal) reaparecieron en muchas de sus obras de teatro.
 
"Tengo bien claro que la ficción hunde sus raíces en la realidad: ese 'lugar' , que se manifiesta como una recurrencia literaria en mis obras, es un espacio que no existe, que es irreconoscible, pero que permanece nítido en mí".

- ¿Ese niño cosechero que fuiste (y que ahora reaparece en el protagonista del guión) era conciente, en alguna medida, de la explotación del trabajador rural?

- Yo recuerdo niveles de explotación y de trabajo malsano. Recuerdo a los contratistas luchando demasiadas horas contra esta tierra que es tán árida y por una remuneración escasa. Creo que al trabajador rural aún se le debe un reconociemiento, de acuerdo a la época que vivimos y que esto debería ser revisto en el terreno de la justicia social. 

- Se sabe que el guión vendimial es un género donde resulta difícil innovar pues hay, de hecho, ciertas pautas temáticas fijas. ¿Cómo resolviste el desafío de contar algo nuevo con lo mismo de siempre?

- Ya me había planteado el asunto de cómo trabajar a partir de esa limitación cuando escribí el guión de la Vendimia del Bicentenario. Creo que esta vez hay una innovación en la narrativa: la complejidad de fábulas que se cruzan y entretejen, detrás de la aparente sencillez.

- El tuyo es un teatro marcado por la ética. Político, en el sentido más profundo. ¿Cómo se manifiesta en este guión tu visión crítica? Pensemos, por ejemplo, en la escena de la Conquista...

- Bueno, ese es un tema de discusión familiar.

Charo, la compañera de vida de Arístides se ha unido a la charla. Ella, claro, es española. Así que se ambos pactan dejar el asunto ahí con media sonrisa hasta que Charo lo trasciende: "en este mundo tal como está somos todos conquistados".

Ambos agregan que en esta fiesta predomina la actuación, que hay muchos cuadros de humor. Desde la perspectiva del protagonista-niño, brotan momentos de realismo mágico. "Las poéticas bodas de las hermanas, la alegría de las fiestas familiares y el recuerdo delirante de los abuelos andaluces que evocan una fundación de Mendoza con la llegada de los fundadores europeos y latinoamericanos. Un gigantesco vapor, que entraba por el río Mendoza, y el canal Cacique Guaymallén, cuando era navegable, van tejiendo la trama vital de lo que somos, el mestizaje de esta Latinoamérica que emerge confiada en su presente". 

Ni los actores ni la voz en off pronuncian aquí pretenciosas frases del tipo "pámpano inmortal"; hay, eso sí, un lirismo impregnado por una aventura melancólica. Y un momento solemne: aquel en el que se habla de la Argentina de Acero en contraste con la Argentina de Agua.
 
"Las dos argentinas en las que nuestra historia se debate, las de las diferencias irreconciliables, están en este guión. No sólo se hace alusión a  la Dictadura y los desaparecidos. Más bien, se refiere a esa tendencia a desgarrarnos que nos ha hecho -y hace- tanto mal".

Cuando se le canta a la Virgen de la Carrodilla para que interceda con su manto de amor, se suma el canto de la mujer originaria.

Estas voces, estos ámbitos

La infancia es un lugar al cual se vuelve para recuperar la identidad perdida. Además, en este caso particular, es el ámbito donde se reencuentran las generaciones de la familia Vargas.
 
Ese niño del que habla el autor,  personaje central de esta Fiesta, será interpretado por Gaspar Vargas (el sobrino de Arístides), un actor de diez años que lleva, además, el nombre de aquel abuelo cordobés que apostó por esta tierra medio siglo atrás. "De modo que también es un homenaje a mi padre", dice el guionista, "y una proyección al futuro".

Desde el principio, Arístides trabajó con tres hilos narrativos. Uno: el aniversario del Teatro Frank Romero Day (sede de la Vendimia desde 1963). Otro: el viaje de un hombre que regresa a un espacio entrañable y reconoce sus orígenes. Y otro más: la experiencia de un niño al que la madre lo lleva, por primera vez, a ver el estallido de luces, danzas y fuegos del Acto Central.
Son tres viajes. "En el primero quise homenajear al teatro griego como recinto (esas piedras que albergan tantas fiestas) pero también al teatro en general, por eso se llama 'Teatro mágico de piedra y vino'".

Los 50 años del Frank Romero Day se desplazarán en los paneles de leds, el escenario se abrirá e irá descubriendo la piedra desnuda que guarda, a su vez, la memoria de todas las vendimias pasadas.

En las otras dos fábulas, "intenté reconstruir a través de la memoria personal elementos de nuestra identidad".

Ahora, la ansiedad crece por ver si el libreto que escribió puede cobrar vida en escena tal como fue imaginado. Pensemos que habrá efectos especiales de última generación, mapping con animación de personajes en 3D, simulación de fluidos y física (fuegos, humos), piso y cortina de leds más las cajas lumínicas merecen un tributo aparte.

La metáfora promete abrazar al público, como en las antiguas fiestas de Baco. Todos, celebrando el canto, la danza y el fuego.

- ¿Qué significa el vino para el niño que metió las manos en la melesca? 

- El vino es el resultado de muchas, muchas sensibilidades.

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