El DT de Boca, Rodolfo Arruabarrena, si ya de por sí se hablaba que con una derrota ante San Lorenzo tendría comprometida su continuidad, después del rotundo 0-4, su situación ahora pende de un hilo tan fino y delgado, que sólo el paso de las horas dirá si se rompe o tiene un resto de vida hasta el domingo cuando su equipo reciba a Atlético Tucumán, por la segunda fecha del Campeonato de Primera División.
Éste es el momento más difícil del “Vasco” desde su arribo a Boca el 29 de agosto de 2014 cuando Carlos Bianchi, el técnico más ganador de la historia del club, fue despedido de su cargo.
La realidad indica que su situación era totalmente impensada el 2 de enero pasado cuando arrancó la pretemporada en Los Cardales con el título de Campeón de Primera División y la Copa Argentina en el bolsillo y un plantel al que le trajeron todos los refuerzos que pidió.
Empero, Boca ganó un solo partido en lo que va del año (Emelec) y hace cinco encuentros que no convierte un gol. Y más allá de los títulos, hacía rato que no encontraba una línea de juego definida y lo que no se decía pero que los habitués a los entrenamientos de Casa Amarilla veían, era que el técnico, a veces, no tenía la rigidez que el puesto requiere.
A eso se suma que desde la llegada de Carlos Tevez y por pedido de la nueva estrella, empezaron a cambiar algunas cosas en el trato del plantel con la gente, en la parte física y también futbolística. Eso restó poder al entrenador ante los dirigentes y sus propios dirigidos y también un desgaste lógico ante este tipo de situaciones.
Sin embargo, los benditos resultados tapan malos funcionamientos: fallas de manejo del grupo o cuestiones en lo físico, claro hasta que empiezan a darse vuelta y ahí queda todo al desnudo.
“Yo me siento entero como para seguir. Soy la cabeza de este grupo y el máximo responsable”, expresó Arruabarrena con cara que demostraba su situación de angustia interna y después de haber estado 50 minutos en el vestuario junto a los jugadores y al presidente Daniel Angelici y el integrante de la subcomisión de fútbol Juan Carlos Crespi.
Luego agregó: “Al equipo le faltó potencia para dar vuelta el resultado. Todos somos culpables pero yo soy el máximo responsable”. De todos modos, el silencio que dejaba en el medio de cada palabra demostraba lo difícil que se le hacía hablar con los periodistas en ese momento.
Después de que se alejó de la prensa y entró al vestuario, se escuchó del otro lado la voz menos pensada: “Nos hacen un gol y no nos podemos levantar. Nos hacen cuatro y no reaccionamos. ¿Qué carajo nos pasa?”. Las palabras eran de Agustín Orión, quien gritaba a sus compañeros ante la sorpresa de los cronistas.
El arquero, uno de los referentes más importantes del plantel de Boca, siguió: “Somos una máquina de perder finales. Queremos hacer un gol y nos comemos cuatro”.
Y como frutilla del postre salió Carlos Tevez y expresó en la zona mixta: “Tenemos que mover más el culo. No podemos perder así. Culpable no sólo es el Vasco, somos todos".
El 'Apache' tenía cara de dolor, de saber que la salida se ve difícil y en su mirada había una sensación de impotencia ante el momento que se vive.
Dentro de tantas palabras, Daniel Angelici prefirió retirarse en silencio y con cara de pocos amigos. Había hablado al mediodía en el hall del hotel donde estaba alojado Boca: "La continuidad de Arruabarrena no depende del resultado de esta noche" había dicho dando un voto de apoyo al técnico.
Pero esas palabras parecían muy lejanas en el silencio del Kempes a la madrugada del jueves cuando se retiraba el micro que conducía al plantel de Boca al aeropuerto para volver a Buenos Aires.
“Ésta no es una derrota más. Es una goleada muy dura. Daniel le dijo al Vasco que ahora depende de él”, confió una persona muy cercana al presidente.
Según el mismo allegado, el partido del domingo puede ser la última chance, o quizá para algunos el pretexto, de una despedida del técnico con su gente que va más allá de si gana, pierde o empata.
Algunos dirigentes piensan en hoy o mañana cuando Guillermo Barros Schelotto llegue a Argentina después de su frustrado paso por el Palermo de Italia, como técnico. Todos recuerdan que siempre fue el entrenador preferido del presidente de Boca y que no pudo ser en su momento porque se optó por renovarle a Julio Falcioni, quien venía de ser campeón del torneo Apertura 2011.
Pero por ahora, en el entrenamiento de hoy en el predio Pedro Pompilio y a puertas cerradas para la prensa, el conductor sigue siendo Arruabarrena y de no mediar un imprevisto que tendría que nacer del cuerpo técnico, el domingo ante Atlético el “Vasco” seguirá en el banco que da a la calle Del Valle Iberlucea.
De una u otra manera algunas cosas ya se desgastaron en el mundo futbolístico de Boca y parece difícil que vuelvan a ser como lo eran..