No hay caso. Las citas pasan y continúa cruzado. Si bien van cuatro fechas de la temporada y tiene ocho capítulos por delante para reivindicarse, cuesta verlo tan en el fondo de la tabla de posiciones. Ayer, en el autódromo pampeano de Toay, la cosecha de puntos fue pobre para Julián Santero y para colmo de males tuvo que abandonar en la carrera definitiva de Clase 3 por inconvenientes en el Peugeot 308.
Las dos unidades que sumó a las quince que tenía de la fecha en Termas de Río Hondo llegaron en su serie. Partiendo del séptimo cajón, el mendocino del Vittal G Racing Car ganó un lugar en el arranque (Esteban Tuero largó de boxes) pero se vio superado por Fabricio Pezzini. Aunque la deserción de Juan Marcos Angelini y el toque entre Roberto Luna y Leandro Carducci lo dejaron cuarto hasta que, sobre el final, Carducci se recuperó y lo desplazó a la quinta plaza.
“El auto era efectivo en los mixtos pero no podía defenderme en lo recto”, comentó el ex campeón de Fórmula Renault que debió mover del 14º lugar en la cuarta final.
Hasta la 17ª vuelta estuvo en pista. Las heridas padecidas en el comienzo fueron motivo de su abandono. “No pasaron muchos metros hasta que alguien me dio un golpe fuerte; ahí se estropeó el auto porque el tren trasero quedó desalineado y luego se fue desprendiendo el paragolpes”, comentó Julián.
Perdiendo rendimiento, ya que el golpe “me perjudicaba aerodinámicamente en las rectas”, nuestro representante se mantuvo en pista fuera de los 20. Sin embargo, la rotura de un semieje lo obligó a abandonar. “Es una lástima”, dijo.
La carrera fue vibrante de principio a fin y tuvo a Jerónimo Teti como vencedor. El piloto de Lobería, que perdió el control del Chevrolet Cruze en la primera curva apenas iniciada la final, aguantó los ataques de los consagrados Guillermo Ortelli y Matías Rossi para celebrar -con lágrimas en los ojos- su primer éxito en la clase mayor.
Lo del Granadero fue brillante ya que partió del 13º cajón y terminó segundo en una infartante definición con Jonatan Castellano.
