Este fin de semana la pelota echa a rodar nuevamente sobre la piel de toro, y con ella, uno de los mayores espectáculos balompédicos del mundo.
Vuelve por fin la Liga, lista para ser vista y con uno de los pronósticos más inciertos de los últimos años.
Los favoritos, por supuesto, son los de siempre. Pero el fútbol cada vez es más propenso a las sorpresas. Prueba de ello es el último Mundial en Rusia. Barcelona y Real Madrid siguen siendo los máximos candidatos, pero este año el Atlético de Simeone es más aspirante que nunca. Las diferencias cada vez son menores, y cada vez cuesta más ganarle a cualquiera. El Valencia, el Sevilla, el Betis, el Athletic de Bilbao o el Villarreal son día a día más competitivos gracias a los contratos televisivos que globalizan sus marcas para la salud del deporte y desproporcionan la economía por el bien del espectáculo.
El Barcelona defiende el título y ha sido muy selecto en sus incorporaciones. Arthur, Lenglet, Malcom y Arturo Vidal aseguran que llegan al Camp Nou con hambre. Los catalanes quieren ganarlo todo este año con la determinación que solo el ánimo de revancha garantiza. La trágica eliminación del año pasado en Champions League ante la Roma removió los cimientos de la institución, que no supo conformarse con la Liga y Copa. Hoy quieren más porque necesitan más y el motivo es evidente. Saben que a Messi no le queda mucho y necesitan sumar todo el palmarés que puedan antes de que se queden con el mejor futbolista de su historia.
El Real invirtió menos que nunca en nuevos jugadores. Por supuesto peleará por el torneo, pero desde que llegó Florentino no se había vivido nunca un verano tan austero en la casa blanca. Por todos es sabido que al Madrid no le hace falta ser el mejor de España para ser el mejor de Europa, pero está por ver si la llegada de Vinicius y Courtois junto a la promoción de sus jóvenes talentos serán suficientes para amortiguar la salida de uno de los mayores goleadores de su historia. Cristiano ya fue, y nadie sabe si Lopetegui podrá mantener un listón tan alto como el que dejó Zidane y sus tres Champions consecutivas.
Las casas de apuestas, auténticos especialistas en la actualidad, dicen que ésta puede volver a ser la Liga del Cholo. El Atlético de Madrid fue el que más y mejor se reforzó. Que los rojiblancos sean auténticos favoritos es algo que no pasa cada año y en España no se cansan de repetir que hoy tienen la mejor plantilla de su historia. Al gran grupo que le ganó hace pocos días la Supercopa al Real, con Godín, Griezmann y Diego Costa a la cabeza, hay que sumarle la llegada de Lemar, Rodri, Kalinic, Arias, Castro, Adán y Martins. Ojo al Cholo.
Otro de los cambios significativos es que La Liga firmó un acuerdo para que uno de sus partidos oficiales se juegue en Estados Unidos. La patronal llegó a un acuerdo con una multinacional de Miami para que el Barça o el Madrid jueguen un encuentro promocional a lo largo del curso. Nunca se jugó un partido oficial de ninguna liga europea fuera de sus fronteras, por lo que esto puede marcar un importante precedente para los próximos años.
Y para redondear un torneo atípico, la Real Federación Española de Fútbol planificó por primera vez un calendario asimétrico, de tal forma que los partidos de ida no se corresponderán en el orden de fechas con los de vuelta. Otra excentricidad que empuja al campeonato hacia una organización de contenidos a la carta donde los Clásicos se jueguen cuando los equipos estén en su mejor momento. Y así es como vuelve la Liga, monetizada indefectiblemente, con cada día menos jugadores y más espectadores. Es el fútbol para mirar, que decía Galeano.
