La ciudad italiana de Taormina, totalmente blindada, será sede desde hoy de la cumbre de líderes del G7 que, con eje en el reforzamiento de la lucha contra el terrorismo tras el atentado en Manchester. Supondrá además el debut del presidente estadounidense, Donald Trump, en el foro de los países más industrializados del mundo.
Detectores de metales, camiones del Ejército y centenares de agentes de inteligencia han cambiado el rostro de esta paradisíaca ciudad del este siciliano donde hoy, junto a Trump y al premier local Paolo Gentiloni, se reunirán la británica Theresa May, el japonés Shinzo Abe, el canadiense Justin Trudeau, la alemana Angela Merkel y el segundo "debutante" del grupo: el presidente electo francés Emmanuel Macron.
Si bien el encuentro de hoy y el sábado, que marca el fin de la presidencia rotativa italiana del G7, es el fruto de meses de reuniones en diversas áreas, el ataque que el lunes dejó 22 muertos en un recital en Inglaterra y el énfasis que ha puesto Trump en el tema convertirán a la denominada “lucha contra el terrorismo” en el eje central de la cumbre.
Más de 5.000 agentes de policía, 2.900 militares y los omnipresentes agentes de la seguridad estadounidense enmarcan una ciudad blindada a la que se le suma la suspensión del libre tránsito Schengen que dispuso Italia desde el 10 de mayo y a la que se agrega la prohibición de desembarcos en Sicilia durante el evento. Todas estas medidas fueron adoptadas durante un encuentro celebrado ayer en Roma por el “Comité antiterrorismo” italiano y encabezado por el ministro del interior Marco Minniti”.
Grupos anti G7 convocaron a una manifestación para mañana al mediodía, y el gobierno italiano respondió rápidamente que está dispuesto a “reprimir” a quien se manifieste con “violencia”.
En esa línea, el paso de Trump por Roma para encontrarse ayer con el papa Francisco fue un ejemplo del dispositivo que se desplegará en la bella ciudad de Taormina, ubicada a 200 metros de altura, sobre el monte Tauro, y con una doble vista espectacular al mar Jónico y al volcán Etna. En Roma, además de un séquito de hasta 50 autos que por momentos siguieron a Trump por la ciudad, la seguridad norteamericana se dio el lujo de cerrar dos veces en una tarde el acceso de turistas al histórico Panteón, por el que pasan 20.000 turistas al día, para permitir el ingreso solitario de Ivanka Trump.