Pareciera ser algo fácil, simple y que responde a parámetros estéticos. Y si bien es cierto que la pileta debe matchear a la perfección con el estilo que se le quiere dar a la cocina, es fundamental hacerse algunas preguntas para garantizarse que la misma, además, entregue lo que realmente necesitamos.
En primer lugar, es importante considerar los hábitos de cocina y los elementos que usualmente son requeridos para las preparaciones. ¿Qué cocinamos?. ¿Qué utensilios serán los que empleemos para ello?. Según cuál sea la respuesta, podremos identificar si por ejemplo necesitamos que tenga grandes dimensiones para que todo pueda ser lavado allí (tablas, asaderas y cacerolas suelen ser las que más nos exigen espacio disponible para su manipulación) o si con una pileta pequeña es suficiente.
Claro que luego estaremos condicionados por el espacio disponible de la cocina y será la combinación entre la respuesta a la pregunta anterior y a ésta la que defina nuestras posibilidades. ¿Necesitamos realmente que sea grande?. Y si es así ¿qué podemos hacer para no resignarla y al mismo tiempo lograr gestionar las preparaciones de un modo eficiente?.
Aquí podemos ayudarnos por ejemplo con mesas auxiliares de apoyo, que nos permitan no renunciar a la pileta grande o bien sumar herrajes y soluciones inteligentes de diseño que nos den la posibilidad de poner una mesa oculta.
Y claro en tercer lugar, y no por ello menos importante, una vez que definimos necesidades según hábitos y dimensiones disponibles, iremos por la estética. ¿Qué estilo queremos?, ¿qué color?, ¿sobre mesada o bajo mesada?, ¿simple o doble?.
Hoy te mostramos algunos nuevos modelos de piletas que ofrecen distintas dimensiones, colores y que responden a las tendencias en diseño mundiales, tanto en relación a tonos, como materialidad, durabilidad y facilidad de limpieza.
Están hechas de resina y cuarzo natural, de líneas puras que aportan la cuota de sofisticación justa para adaptarse a cualquier estilo, desde el más elegante hasta el más despojado, descontracturado. Son fáciles de limpiar, resistentes a manchas, rayaduras, impregnación y al calor. Higiénicas y antibacteriales, previenen el desarrollo de bacterias potencialmente peligrosas.
Asesoró: Häfele