La cultura de la bioconstrucción

La bioconstrucción integra las técnicas y los avances científicos más recientes con una concepción global y ecológica de la relación entre las viviendas y las personas que las ocupan.

La cultura de la bioconstrucción

La bioconstrucción tiene en cuenta el diseño bioclimático de la vivienda y la correcta orientación solar. El objetivo perseguido con este diseño es que la vivienda regule correctamente los cambios climáticos y de temperatura manteniendo todo el año, e independientemente de la estación, un perfecto confort térmico y ambiental, incurriendo en el mínimo de gastos energéticos adicionales. También tiene en cuenta la correcta renovación de los aires y el control de las corrientes en beneficio del ahorro energético

La casa o edificio bioclimático llega a conseguir un 70 u 80% de ahorro energético, con un incremento de los gastos en materiales que solo alcanza el 10%.

Algunos de los criterios que se tienen en cuenta a la hora de diseñar una vivienda bioclimática son:

  • Buena orientación con respecto al sol. Grandes acristalamientos al norte para las zonas de más uso (estar, comedor, salón, cocina, etc.) así como los espacios de poco uso al sur (garajes, despensas).
  • Paredes y suelos de alta inercia térmica (capacidad para conservar el frescor de la noche durante el día y el calor del día durante la noche).
  • Aleros bien estudiados.
  • Uso de masas arbóreas y arbustos para derivar vientos. Este factor tiene también un alto potencial estético si se usa de la manera adecuada.
  • Planificación de las especies más convenientes a plantar (si es el caso). Árboles de hoja caduca que dejan pasar el sol en invierno mientras que dan sombra en verano.
  • Utilización de materiales transpirables, de modo que se faciliten los intercambios de humedad entre la vivienda y la atmósfera.
  • Uso de cubiertas vegetales como aislamiento térmico

Como se puede ver, no son planteamientos excesivamente complicados y que nos pueden aportar un muy considerable ahorro energético, que iremos rentabilizando con el paso del tiempo.

En el tema de la climatización natural de las viviendas mediante criterios de arquitectura bioclimática, incluso en las condiciones más extremas, hablan por sí solas.

Gestión del agua: devolver a la naturaleza su más valioso regalo

El agua potable es, a menudo, un recurso escaso y susceptible de contaminación por las aguas negras y grises. El ahorro, la depuración mediante cadenas tróficas y el retorno al medio ambiente en óptimas condiciones son los principios que rigen la gestión del agua en la bioconstrucción.

La bioconstrucción dispone de múltiples tecnologías para el ahorro de agua. La instalación de reductores de caudal permite reducir el flujo de agua manteniendo su presión. Pueden instalarse en las duchas y su precio se amortiza en muy pocos meses. Las cisternas con regulación del caudal también permiten un ahorro de agua considerable. Los retretes o inodoros de compostaje constituyen una alternativa mucho más radical. Éstos facilitan, con una buena aireación, el trabajo de bacterias que transforman las heces y parte de los orines en compuestos fertilizantes sin más necesidad que una ventilación forzada para que no se produzcan putrefacciones sin aire. Existen varios tipos de estos retretes, algunos de los cuales utilizan pequeñas cantidades de agua. Los retretes de compostaje evitan las aguas negras y nos proveen de un producto útil para enriquecer con abono nuestra tierra. En estos retretes el agua de los orines se vaporiza en el propio proceso de compostaje. A pesar de las ventajas de estos equipos su adopción choca con barreras culturales.

En la naturaleza no existen residuos, porque los desechos de una especie constituyen el alimento de otra. La bioconstrucción utiliza este principio para depurar las aguas (negras y grises) y devolverlas al entorno. Los sistemas de depuración natural por humedales se fundamentan en los procesos de autodepuración de los ecosistemas acuáticos: lagunas, ríos, graveras, cascadas, etc., imitándolos y recreándolos en un espacio controlado y con un funcionamiento más intensivo, según las necesidades de los habitantes de la vivienda y del entorno. Estos sistemas se caracterizan por instaurar una gran diversidad biológica. Este sistema reduce la materia orgánica del agua, que es digerida por microorganismos anaeróbicos y posteriormente aeróbicos; los nutrientes, que son asimilados por animales y plantas y los patógenos, que quedan reducidos en un 99%. De esta manera, se devuelven las aguas al medio con unas óptimas condiciones, para que puedan ser absorbidas por la naturaleza sin interferir en el curso natural del agua.

La ley de las tres R

Reducir. Para darle un respiro a nuestro planeta, tenemos que reducir el volumen de productos que consumimos, así como el uso de todo aquello que proceda de recursos naturales que puedan terminarse algún día. Reducir el consumo de productos de usar y tirar. Elegir siempre las alternativas de vidrio, cerámica o tela.

Reutilizar. Cuantos más objetos reutilicemos, menos basura produciremos y menos recursos agotables tendremos que “gastar”.

Reciclar. Consiste en volver a utilizar materiales para fabricar de nuevo productos similares.

Este paso debe ser el último de los tres mencionados. Si no se puede reducir el consumo de algo en particular, ni tampoco reutilizarlo, al comprarlo tener en cuenta siempre si ese producto puede reciclarse.

Más información: arqgrisolia@cetarq.com.ar

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