Durante la primera mitad del siglo XX fue muy importante la acción del Estado nacional en relación con la vialidad. Este aspecto continuó en el tiempo, y muchas obras viales siguen siendo ejecutadas y gestionadas por la Nación a través de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV). Dicho organismo fue creado en 1932 mediante la Ley N° 11.658. Así, el Estado dio respuesta al crecimiento del parque automotor y la falta de caminos, una problemática que atravesó a todo el país durante la década del ‘20.
Hubo una articulación constante entre la DNV y las autoridades provinciales y municipales, quienes trabajaron mancomunadamente para garantizar vías de comunicación adecuadas.
Durante 1933-1955 la DNV, así como también las agencias provinciales que se fueron creando, incorporaron recursos financieros y humanos y se fueron profesionalizando. La Ley de Vialidad, de hecho, estipulaba que las vacantes de los cargos técnicos serían provistas por concurso. Así, la dependencia contaba, entre su personal, con técnicos y especialistas encargados de inspeccionar el estado de las carreteras y de proyectar nuevas obras viales, que, en el caso de Cuyo, debían cumplir con las normas de seguridad antisísmicas necesarias para la región.
En 1935, se crearon las Inspecciones Regionales de Conservación. En Mendoza, los inspectores tenían además la misión de multar a los regantes ya que uno de los principales factores que deterioraban significativamente el estado de la calzada eran los desbordes de las acequias de riego que humedecían el suelo y, al paso de los vehículos, dejaban profundas improntas que, luego de secarse, dificultaban la circulación posterior. Esto marca la vinculación entre camino y riego, una de las particularidades de la vialidad en Mendoza.
Con respecto a la organización de la dependencia nacional, en 1934 se encontraba dividida en ocho secciones. La División Cuyo estaba compuesta por Mendoza (4.a sección), San Juan (9.a sección) y San Luis (14.a sección). A su vez, las provincias fueron creando sus propias dependencias. Mendoza se unió con prontitud a la ley nacional y creó, en 1933, la Dirección Provincial de Vialidad. En marzo de 1933 se integró el primer directorio de la repartición, que se constituyó con representantes del Estado, de la actividad privada y el gremio vial. San Juan, por su parte, creó la Dirección Provincial de Vialidad en 1934, por Ley n.° 593. En 1952, se inauguró la sede de la Dirección Nacional (9. °Distrito) (Imagen 3). La provincia de San Luis, a su vez, también organizó su dependencia provincial en 1934 cuando se acogió a la ley nacional. En abril de 1935 ya todas las provincias del país se habían acogido a los beneficios de la Ayuda Federal.
Hacia 1940, el plantel de las agencias encargadas de la vialidad en el país se había profesionalizado y ganado experiencia en la construcción de redes camineras. Al igual que en la DNV, el perfil técnico de las instituciones provinciales fue cada vez más notorio.
Las giras de capacitación en el extranjero y la participación en congresos internacionales fueron aspectos relevantes para la DNV. Esta dinámica de formación llegaba a las dependencias provinciales a través de las capacitaciones internas a fin de que los empleados se instruyeran para aplicar los nuevos adelantos de la técnica caminera.
Además, se contabilizaba la cantidad de kilómetros construidos, para registrar de manera fehaciente la infraestructura vial de cada provincia, como se observa en la imagen posterior(n.°4) para el caso de San Juan. Se medía la cantidad de kilómetros proyectados, en ejecución y construidos, además de contabilizar el número de vehículos, el consumo y la producción de nafta (dato relevante también para tener un control sobre el FNV). De esa manera, la información registrada a partir de los datos estadísticos servía de base para planificar las políticas públicas.
A partir de 1938, se realizaron gráficos que registraban cada ruta nacional: los diferentes tramos, los tipos de calzada, los puentes, los tramos existentes y los que se encontraban en construcción, entre otros. A partir de la información enviada por las distintas seccionales, mensualmente, se actualizaba el mapa del estado de la red nacional. En 1949, se creó la Oficina de Cartografía, dentro de la Sección Estudios y Proyectos. Esta tenía como objetivo actualizar el mapa de caminos del país y de la carta vial de los alrededores de la Capital Federal.
En la construcción y conservación de caminos fueron claves el conocimiento y la utilización de los materiales locales de cada región. Las provincias andinas, por sus características geofísicas, cuentan entre los elementos propios del lugar materiales áridos, piedras y arena, necesarios para la construcción de calzada de tránsito permanente. Por ello resultó allí más económico erigir ese tipo de calzada. Esto representó una ventaja sustancial de las regiones montañosas con respecto al litoral.
Por otro lado, en la región de Cuyo, y especialmente en Mendoza, ayudó a disminuir el costo de construcción de caminos pavimentados la radicación de dos fábricas de cemento portland: Minetti (Compañía Sudamericana de cemento portland “Juan Minetti e hijos”) y Corcemar (Corporación Cementera Argentina) (Imagen n.° 8).
Estas cementeras se instalaron en la provincia en 1936 y a partir de entonces incidieron en la materialización de grandes obras de infraestructura (puentes y caminos) y equipamiento (hospitales, escuelas, vivienda) en la región. El hormigón de cemento Portland se convirtió en el elemento incuestionable para construir pavimentos en la región andina