Asistimos a lo que los más antiguos referentes del sector denominan como “la peor crisis de la historia de las pymes de la construcción de la República Argentina”.
La terminación, entrega, e inauguración de obras; la cuasi inexistencia de licitaciones en los últimos años; la pérdida de más de 13.000 puestos de trabajos registrados en la provincia de Mendoza y más de 190.000 puestos a nivel nacional; la inexistencia de líneas de crédito en el sistema financiero; el progresivo deterioro de capital de trabajo -forzado por la venta de bienes y maquinarias, para afrontar gastos corrientes ej. sueldos-; la inflación; el agobio fiscal, más la imposibilidad de despidos, sin trabajo que genere ingresos; las deudas; pagos fuera de término, con redeterminaciones que no reflejan la realidad y la inexistencia de horizontes, hacen del presente un momento de extrema gravead para el sector, debiendo lamentar empresas que, a la fecha, se debaten entre la permanencia o caducidad en un mercado con oportunidades decrecientes.
Cuando la realidad producida por la pandemia que estamos viviendo puso en crisis a muchos sectores de la economía, desde marzo en adelante, la industria de la construcción -al momento de inicio de la cuarentena- ya se encontraba por debajo del 20% de su capacidad de producción, con la consiguiente pérdida de fuentes laborales.
No obstante, debemos abonar el círculo virtuoso del trabajo, el emprendimiento y la generación de recursos, con actividades que den trabajo digno, registrado y con buenos salarios. Tenemos la obligación de honrar nuestro pasado, como buenos mendocinos de pura cepa, no con frases resonantes o mensajes en las redes sociales lanzados desde la comodidad de la militancia de sofá, sino con esfuerzo y trabajo, como siempre ha sido. Para ello, debemos afrontar y propiciar un debate serio, responsable, profesional, argumentado y que incluya a todos los mendocinos, sobre la matriz productiva, y de dónde van a surgir los recursos que permitan, asegurar trabajo digno, salud, educación, seguridad y prosperidad para todos los hombres y mujeres de bien de esta querida provincia.
En lo inmediato, resulta determinante y urgente la utilización del remanente de los fondos del acuerdo por el juicio sobre las promociones industriales sobre provincias vecinas, destinado por la provincia de Mendoza a la obra Portezuelo del Viento, en obras hídricas, que garanticen trabajo inmediato y contención social para todos los mendocinos.
Y en el mediano plazo, se hace necesario el debate sobre la dimensión del Estado, empleo público, servicios públicos, gasto público y minería, como posible herramienta de sustentabilidad de la provincia.
El trabajo es dignidad, es salario, es alimento, es vestimenta, es salud, es educación, es seguridad, es prosperidad, es familia.