César Jannello y su silla W: historia de un objeto emblemático del diseño argentino

“La silla es al diseño de productos, lo que la letra es al diseño gráfico” (Ricardo Blanco).

César Jannello y su silla W: historia de un objeto emblemático del diseño argentino
La Silla W

La silla W de César Jannello ha dejado una huella significativa en la historia del diseño argentino. Desde su nacimiento en la Casa del Arroyo hasta su participación en exposiciones y su presencia en la Casa Curutchet, esta silla se ha convertido en un ícono reconocido por su diseño distintivo.

En el mundo del diseño de productos, una silla puede ser el camino para que los diseñadores obtengan reconocimiento. Gran parte de estas piezas de mobiliario incluso son conocidas popularmente por el nombre de sus creadores (aunque su nombre real no sea ese). Thonet, Jacobsen, Panton, Eames o nuestra BKF (que contiene las iniciales de sus creadores, los arquitectos Bonet, Kurchan y Ferrari).

Basta con buscar estos nombres en Internet, y las sillas aparecen en los primeros resultados del motor de búsquela. Aún incluso que la biografía de sus creadores. Otras veces, es el matrimonio entre las formas pregnantes del diseño de una silla y el acierto en la elección de su nombre las han hecho famosas: como es el caso de la silla Egg o Louis Ghost (Fantasma de Luis).

Silla Clásica W: Claudia Camplone- MMAMM
Silla Clásica W: Claudia Camplone- MMAMM

La elección de la cita de Ricardo Blanco -confeso “sillópata”- al inicio de este artículo no es fortuita, ya que hoy relataremos la historia de una silla que se ha convertido en un paradigma del diseño argentino. Su forma la llevó a nombrarse como una letra: estamos hablando de la Silla W de César Jannello.

Hablar de esta silla es asociarla directamente a hitos fundamentales en la historia del diseño y la arquitectura de nuestro país, ya que tuvo el privilegio de nacer en la Casa del Arroyo en Mar del Plata, obra del matrimonio de arquitectos Williams- Gálvez, hasta formar parte del mobiliario de la Casa Curutchet en La Plata. Esta silla, además, tuvo el honor de ser el primer objeto de diseño en formar parte de una exposición del grupo “Arte Concreto- Invención” en 1949 en la galería Van Riel.

Pero, antes de adentrarnos en los detalles de la historia de la silla, vamos a conocer a su creador, uno de los pilares, dicho sea de paso, de la arquitectura moderna argentina.

Collage hecho por la autora, créditos incluidos en la imagen.
Collage hecho por la autora, créditos incluidos en la imagen.

César Jannello y su paso por Mendoza

César Victorino Jannello (1918- 1985) fue un destacado arquitecto, docente y diseñador, graduado de la UBA en 1945. Perteneció a una prolífica generación de arquitectos multifacéticos que, a través de agrupaciones profesionales y un nutrido intercambio epistolar generaron teorías y reflexiones sobre diversos temas, incluido el diseño. Fueron una generación que vivió en varias ciudades del país, participando activamente en la conformación de instituciones y carreras universitarias. Sus obras y teorías trascendieron su generación: hablamos de Tomás Maldonado, Amancio Williams, Delfina Gálvez, Enrico Tedeschi, Gerardo Clusellas, Jorge Bultler… la lista podría seguir.

En 1947 Jannello se trasladó a nuestra provincia con su esposa, la arquitecta y ceramista Colette Boccara, para ocupar cargos docentes en la Academia de Bellas Artes, logrando la dirección de la Escuela de Cerámica en el período de 1950 a 1955. Estos años fueron claves para la conformación de varias carreras en la Universidad Nacional de Cuyo, destacándose la creación de la Escuela de Diseño el 17 de marzo de 1958.

Jannello y Abdulio Giudici desempeñaron un papel clave en las discusiones y debates previos, resaltando la importancia de enseñar oficios que trascendieran lo estético y se centraran en la funcionalidad. Estas ideas canalizaron más tarde en las cátedras que dictó Jannello en la Facultad de Arquitectura de la UBA, principalmente en su cátedra de Semiología y sus libros. Muchos de sus alumnos reconocerán la impronta que Jannello dejó en su formación: “El otro maestro (refiriéndose a Jannello) por su parte, me demostró no sólo la posibilidad de explicitar racionalmente por qué las cosas son como se ven, sino también que los objetos dicen cosas” (Blanco).

Los años que Jannello vivió en nuestra provincia se caracterizaron por un rico clima cultural que preanunciaba los vibrantes años sesenta: se publicaron libros de autores locales, se realizaron múltiples exposiciones en espacios culturales y se conmomeró el Centenario del deceso del Gral. San Martín. A nivel estatal, la construcción de los Edificios del Centro Cívico, el Correo, y las Centrales Hidroeléctricas (por nombrar algunos) configuraron la dinámica de una provincia moderna y pujante. Acorde con estos ideales, entre los meses de enero a abril de 1954 tuvo lugar la Feria de las Américas, evento expositivo que logró tener un alcance nacional e internacional, donde Jannello participó como director del Departamento de Arquitectura y Planeamiento.

Jannello Editora/Fundación IDA- Fondo Jannello
Jannello Editora/Fundación IDA- Fondo Jannello

La silla W

Un diseño logra convertirse en paradigma porque reúne varias condiciones: en primer lugar, debe ser funcional y debe funcionar bien. Esto se logra a partir de la adecuada relación entre sus partes y la comprensión cabal de su funcionalidad. Pero, además, un objeto de diseño trasciende lo puramente funcional y entran en juego valores estéticos y comunicacionales.

La silla W no sólo es un paradigma del diseño argentino: es además reflejo de un tiempo y un momento determinado, y reúne en la historia de su creación y desarrollo a las personalidades claves de la arquitectura y el diseño argentino.

En 1943 Alberto Williams, compositor y estudioso de la música nacional, encargó a su hijo Amancio y su nuera Delfina la construcción de una residencia en Mar del Plata que luego se convertiría en un ejemplo de la arquitectura moderna internacional: la Casa del Arroyo.

Mientras la construcción estaba en proceso en 1944, Jannello y Colette visitan la obra en compañía del matrimonio Williams-Gálvez y César desarrolla la primera versión de la silla: a semejanza de la silla BKF (1939) curva un hierro estructural, logrando una forma continua que emula la letra W. Esta será la base de los diseños posteriores. Según María Jannello y Según Wustavo Quiroga, quienes han logrado hacer una reconstrucción histórica de las versiones de la silla y reeditarla desde el año 2011, es en nuestra provincia donde Jannello encuentra la versión clave que permitirá modificaciones posteriores que sin embargo no alteraron drásticamente la forma. Gracias a la ayuda de un ebanista, logra la forma orgánica de madera y las uniones estructurales sin ningún elemento de anclaje como clavos o tornillos, sino que el respaldo y el asiento se integran a la estructura mediante el calce.

Sin embargo, estas primeras aproximaciones llamaron la atención de colegas y la crítica especializada, tanto es así que en 1947 es publicada en la revista francesa “Arquitectura de hoy” y en 1951 en la revista “Nueva Visión”, donde se la denomina “silla Jannello”. Ese mismo año, además, la silla pasa a formar parte de otra de las viviendas paradigmáticas del diseño moderno, la casa Curutchet en La Plata, proyectada por Le Corbusier y ejecutada por Amancio Williams. Su síntesis formal, con líneas claras y materiales simples pero adaptables a cualquier ambiente, más la eficiente estructura y su calidad ergonómica, la llevaron rápidamente a convertirse en un paradigma del diseño argentino. Hoy en día, su nieta, María Jannello en asociación con el diseñador y gestor cultural mendocino, Wustavo Quiroga, han producido una reedición limitada de la silla sobre la versión de 1951, aquella que apareció en “Nueva Visión” y una nueva versión llamada “Silla Nueva W”.

Como podemos observar, la silla W tiene el privilegio de asociarse a personajes y obras cumbre de la arquitectura y el diseño de nuestro país. La red de colegas y amigos de Jannello, mediante intercambio epistolar, le sugerían posibles cambios y adaptaciones de la silla, al tiempo que lo alentaban a seguir perfeccionándola. Para los que disfrutamos del diseño, podemos afirmar, sin lugar a duda que la silla W es uno de esos objetos que trasciende la historia, ya que ella misma tiene su propio y rico devenir, testigo de una época de oro de la arquitectura y el diseño argentinos.

Agradecimientos: María Jannello, Jannello Editora / Wustavo Quiroga, Fundación IDA / Pablo Chiavazza, MMAMM

*La autora pertenece al Grupo Historia y Conservación Patrimonial (INCIHUSA- CONICET)

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