El mercado inmobiliario argentino afronta una profunda crisis en el ámbito de los alquileres por la intervención inconsulta de los políticos, dictando leyes sin la interconsulta adecuada con los Colegios Inmobiliarios. En el medio, la gente de a pie busca soluciones adaptadas así como los propietarios, para proteger sus inversiones en activos. Con esta ley son todos perdedores.
Según un informe publicado por especialistas de las estadísticas del sector, en CABA el pasado mes de julio la cantidad de departamentos de 1 a 4 ambientes disponibles para alquilar en buscadores de propiedades bajo la modalidad de 3 años y en pesos, fue de tan solo 686 unidades y son generalmente las que no califican para temporal. “En contraste, la modalidad de alquiler temporario se encuentra en constante expansión, contando con más de 15 mil propiedades disponibles solo en CABA”, comenta el CI Víctor Arlandi (matricula CUCICBA 7481), presidente de Maxre Central Buenos Aires Argentina.
Frente a este panorama, se plantea una pregunta crucial: ¿cuál de estas opciones, alquiler se presenta como la elección más beneficiosa?
“La respuesta no es fácil; elegir una opción de alquiler adecuada implica considerar el presupuesto, la ubicación, el tamaño del espacio, las comodidades necesarias y la duración del contrato. También es importante verificar las condiciones del contrato y la reputación del locador y de la inmobiliaria. Sin embargo, antes de tomar una decisión entre alquiler tradicional o temporario, es esencial poner en juego diversos factores. El contrato y el propósito del alquiler se erigen como diferencias fundamentales. Mientras el alquiler tradicional se asocia con compromisos a largo plazo, el alquiler temporario brinda la flexibilidad necesaria para soluciones sin compromisos ni grandes depósitos de garantía ni garantes, se toma y ya se está habitando amoblado listo para vivir, solución impráctica para quienes desean la tenencia de un hogar diseñado a largo plazo para su familia. Estas diferencias regulan aspectos como la estabilidad de un hogar a largo plazo o el ajuste a necesidades temporales o móviles, respectivamente”, agrega Arlandi.
El dilema entre el alquiler temporario y el tradicional se construye a partir de sus diversas ventajas y desventajas. El alquiler temporario destaca por su flexibilidad en términos de duración y ubicación, aunque podría implicar un mayor costo por noche. El alquiler tradicional en cambio, ofrece una estabilidad a largo plazo y posiblemente mensualidades más accesibles, pero compromete al inquilino con un contrato extendido. La elección dependerá en última instancia de las necesidades y preferencias individuales de cada arrendatario.
Asimismo, tanto en el alquiler temporario como en el tradicional, se perfilan riesgos potenciales. En el alquiler temporario, las cancelaciones de último momento y los daños a la propiedad representan preocupaciones, aunque estas situaciones pueden ser mitigadas mediante políticas de cancelación claras y la solicitud de depósitos de seguridad por eso siempre tiene que estar respaldado el contrato por un profesional inmobiliario.
Por su parte, el alquiler tradicional conlleva el riesgo de impago y el desgaste normal de la propiedad, no obstante mediante una cuidadosa evaluación de antecedentes y referencias de los inquilinos, así como una comunicación proactiva para resolver problemas se puede conservar en buen estado el alquiler.
“Si bien ambas opciones presentan sus ventajas desventajas y riesgos, el creciente atractivo del alquiler temporario en Argentina se encuentra arraigado en una intersección de factores económicos y sociales. La inflación y la volatilidad económica han instado a individuos a buscar soluciones más flexibles y económicas para su hospedaje. Paralelamente, socialmente, el aumento del turismo y la creciente demanda de experiencias de viaje auténticas han impulsado la preferencia por alojamientos locales y únicos, como los ofrecidos por plataformas de alquiler temporario. Además, propietarios ven en esta opción una vía para generar ingresos extra al poner sus propiedades en alquiler cuando no las utilizan”, indica Arlandi.
La evolución a futuro de la relación entre el alquiler tradicional y temporario en Argentina se desenvuelve en un panorama de incertidumbre. Aunque el alquiler temporario ha experimentado un crecimiento notorio, el alquiler tradicional aún ostenta su lugar en el mercado.
La dirección que tomará dependerá de variables económicas, regulaciones gubernamentales y fluctuaciones en la demanda. Es plausible que ambos modelos coexistan y sigan siendo relevantes en el panorama del mercado argentino en los próximos años, constituyendo una elección con matices dependiendo de las necesidades y preferencias de los inquilinos.