Por Arq. Florencia Oña
En el siglo XIX en Francia comenzó a utilizarse el termino flâneur, refiriéndose a un paseante callejero. Cuya actividad es vagar por las calles, caminar sin rumbo, sin objetivo, abierto a las experiencias que el ambiente le provea. Es el explorador urbano, el individuo de la calle.
París
Si bien el término originariamente hace referencia al acto de pasear sin referencias, perdiendo el tiempo; en el siglo XIX el personaje cobra importancia, reanimando su significado y adquiriendo el término atributos positivos.
Algunos lo describen como gastronomía para los ojos, dejando el aspecto considerado negativo asociado a lo perezoso y convirtiéndose en un modo de aprender la compleja riqueza del paisaje urbano.
Charles Baudelaire hace referencia al flâneur: "su pasión y su profesión le llevan a hacerse una sola carne con la multitud. El observador apasionado, es una alegría inmensa establecer su morada en el corazón de la multitud, entre el flujo y reflujo del movimiento, en medio de lo fugitivo y lo infinito. Estar lejos del hogar y aun así sentirse en casa en cualquier parte, contemplar el mundo, estar en el centro del mundo, y sin embargo pasar desapercibido. El amante de la vida universal penetra en la multitud como un inmenso cúmulo de energía eléctrica. O podríamos verle como un espejo tan grande como la propia multitud, un caleidoscopio dotado de conciencia, que en cada uno de sus movimientos reproduce la multiplicidad de la vida, la gracia intermitente de todos los fragmentos de la vida".
Walter Benjamín fue quien lo posiciona como objeto académico, como figura emblemática de la experiencia urbana y moderna. Siendo la figura del flâneur adoptada por la arquitectura y el urbanismo para describir aquellos que experimentan mientras pasean y reaccionan ante hechos arquitectónicos. Vinculado con la destreza analítica combinándolo con un todo en su estilo de vida. Convirtiendo la figura en una especie de paradigma.
Una característica destacada de los barrios urbanos vitales es su vibrante vida peatonal. Caminar ofrece una gran cantidad de beneficios, entre los que se incluyen: la movilidad, el ahorro de costos de consumo, la salud, la interacción social. Mientras mayor cantidad de gente camina en las calles, las calles más seguras se vuelven. Posibilitando el consecuente desarrollo del comercio.
Mendoza
Las veredas, los paisajes urbanos, las plazas, los canales, los destinos, los sitios de encuentro son los elementos que definen el espacio urbano y el caminar es una característica básica en las revitalizaciones urbanas.
La caminabilidad urbana se enfoca en el desarrollo de una ciudad con una gran variedad de lugares cercanos para ir y cosas para hacer. Las verdaderas comunidades caminables se caracterizan por buenas veredas y sendas peatonales amplias. Además de otros atributos como: usos mixtos, conexión frecuente de calles y vínculos peatonales. Diseño de caminos extensos acompañados de lugares en los cuales es deseable pasar el tiempo.
Todos estos principios en la actualidad son exitosos en varias ciudades del mundo. Entre los primeros lugares se encuentran: Florencia, Paris, Nueva York y Vancouver. Las ciudades más prósperas están regresando a los principios, ¿por qué? Porque más del 80% de los ciudadanos de algunas ciudades de Estados Unidos quieren vivir en barrios, ciudades y/o pueblos caminables; pero solo un pequeño porcentaje tiene las cualidades adecuadas. Este es el motivo por el cual se necesita avanzar y cuidar los procesos de crecimiento.
New York
UNA CARACTERÍSTICA DESTACADA DE LOS BARRIOS URBANOS VITALES ES SU VIBRANTE VIDA PEATONAL. CAMINAR OFRECE UNA GRAN CANTIDAD DE BENEFICIOS
Las ciudades se construyen con obras y proyectos, pero también con el ingrediente político y apoyo ciudadano.
La deriva del flâneur fue considerada en la práctica de realizar paseos en busca de situaciones, dejándose llevar simplemente por el placer, a través de solo vivir la ciudad para el ocio y las relaciones sociales. Todos somos peatones en mayor o menor medida. Como base de desarrollo se debería priorizar las prácticas que construyen una cultura del caminar la ciudad.
Y tal vez en ese caminar cotidiano o recreativo a modo de un flâneur tengamos la dicha de toparnos con alguna gema preciosa oculta de la ciudad y sacarla a la luz o mantenerla como un secreto latente.