"Sacando a mi familia y mi trabajo, el futbol de salón, así lo conocí yo, es el resto de mi vida. No me imagino un día sin estar pensando en una jugada, un partido, como mejorar un movimiento. Hay que estar atento a todo, dónde jugamos, hora, temperatura, rival, el piso de la cancha, absolutamente todo", con estas precisas palabras, Armando Corvalán, explicó que significa el futsal en su vida cotidiana. Esposo de Mariana, padre de Juan (14 años), Felipe (11), Licenciado en Administración de Empresas, lleva más de 25 años vinculados a este deporte de la suela caramelo. Sobre cómo fue su contacto con este deporte, el ex jugador del Lobo, Talleres y Luján en cancha grande, afirmó: "Tenía 20 años, había dejado de jugar al fútbol en cancha de once por varias lesiones. Entonces, un amigo, me propuso jugar al futbol de salón. Año 1990 aproxidamante. Al principio le dije, ni loco, no me gusta el papi fútbol. Pisé la cancha de Pedro Molina y me enamoré. Fue hermosa esa etapa. Lo recuerdos de ese club son fantásticos. Tenía un DT extraordinario, Nucho Putalivo Ascendimos y luego mantuvimos la categoría en Primera. Después pasé al Círculo Policial y la historia cambió. Era otro ritmo y otros objetivos. Hasta que en el año 1992 llegué a mi casa, mi club: el Jockey con Marcelo "Jeringa"André y jugué hasta que me retiré, que no fue mucho, jugué hasta los 30 años que me retiré por una pubalgia crónica".
-Pero fuiste importante en la época dorada del Jockey, campeón mendocino y Argentino
-Metí el campeonato mendocino de 1994. El primer título del Jockey. Campeón Argentino en 1995; campeón mendocino 1996 y Argentino en 1997 como ayudante técnico de ‘Fiti’ Estrada.
-Después de esa experiencia, te nació esa "pasión" por la dirección técnica
-(risas). El ‘Fiti’ Estrada me quería retirar. Yo era uno de los jugadores más grandes, le decía cosas, etc. Cuestiones de vestuarios. Me quería correr, me ofrece ser su ayudante y además surge la posibilidad de hacerme cargo de la dirección técnica de juveniles. Y ahí arrancó el “bichito” de la dirección técnica.
-Nombrame un jugador juvenil importante que hayas dirigido y que luego lo hiciste debutar en Primera.
-Uno sólo voy a nombrar: Pablo Stahringer. Era juvenil y lo hice debutar en Primera. Hoy, se hace él de Regatas, pero era del Jockey (risas).
-¿Qué diferencias encontrás con el fútbol de salón de la década del '90, el que vos jugaste, y el actual?
-Son dos deportes totalmente diferentes. Nosotros teníamos en Pedro Molina dos pelotas para todo el plantel. Hoy cada equipo tiene un bolsón con 15 balones mínimo. Zapatillas de todos los colores. Nosotros jugabamos con las topper derby de lona o las tennis. Era un lujo tener ese calzado. Hay tablas, kinesiológos, gimnasio, preparadores físicos. Si un equipo entrena tres veces por semana es poco. Siempre digo lo mismo, antes con cuatro jugadores buenos pero mal entrenados, podías salir campeón. Hoy, con cuatro jugadores muy bien entrenados, no ganás tres partidos seguidos.
-¿Soñas con la dirección técnica de la Selección argentina?
-Es un sueño y un objetivo. Me quedan dos metas como entrenador. Una llegar con mi cuerpo técnico a la Selección nacional. Considero que hemos realizado los méritos suficientes como para ser escuchados. Y ganar como DT una Liga de Honor como mi club, el Jockey.