Cuando cae la tarde, la calle Arístides Villanueva comienza a tomar un color muy especial. Con el dinamismo de la juventud, esta arteria ofrece una postal nocturna muy particular de Mendoza. Ubicada a pocas cuadras del centro, cuenta con bares, pubs y otros lugares de diversión que son ya tradicionales en los mendocinos y se ha transformado en una de las más elegantes avenidas de nuestra ciudad.
Ahora bien, tal vez la mayoría de estos parroquianos que frecuentan sus locales ignora quién fue aquel personaje que le dio su nombre.
Y lo llamaron Juan Bautista...
Bautizado como Juan Bautista Arístides Villanueva, este mendocino nació el 10 de agosto de 1825. Hijo de José María y María Juana Chenaut.
Su madre falleció cuando el niño tenía cinco años y su padre en 1831. El huérfano quedó sin fortuna: los bienes de sus padres fueron confiscados por ser unitarios. Vivió en Chile con sus pequeños hermanos y, desde joven, tuvo que arreglárselas como pudo. Años después, contrajo matrimonio con
Vicenta Andrea Doncel, el 28 de noviembre de 1844. Tuvo dos hijos: Guillermo en 1849, y Vicenta en 1852, quien falleció en el terremoto del 20 de marzo de 1861.
Su hijo Guillermo se destacó como ingeniero y ocupó el cargo de Ministro de Guerra y Marina durante el mandato presidencial de José Evaristo Uriburu (1895-1898).
En 1864, Arístides Villanueva ocupó la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación hasta abril de 1865.
Por distintas razones, se sostiene que Villanueva se fue de nuestra provincia con rencor. Existe una versión oral que sostiene que, al llegar al límite con San Luis, en el río Desaguadero, se sacudió los zapatos y dijo: “Ni tierra me quiero llevar de esta desgraciada provincia”.
El renombrado político provincial murió en Buenos Aires el 7 de agosto de 1900. Sus restos descansan en la ciudad cordobesa de Río Cuarto.
Un adelantado para su época
Arístides Villanueva asumió como gobernador de la provincia el 20 de noviembre de 1870; fue el sucesor de su primo Nicolás.
Durante su gestión se dictaron importantes leyes para Mendoza y se ejecutaron grandes obras públicas. En ese sentido, se destaca la primera Ley Orgánica de Tribunales y el Código de Procedimientos Civiles. También se sancionó la debatida Ley de Municipalidades, el 28 de agosto de 1872, que rigió hasta la reforma de 1874.
Además, se puso en vigencia la Ley de Educación Primaria, que declaraba la obligatoriedad de concurrencia para las niñas de los 7 a los 13 años, y para los varones, de los 7 a los 12. Podemos decir que don Arístides fue un adelantado en su tiempo ya que esta ley provincial se promulgó varios años antes que la ley nacional 1420.
En el marco de su gobernación progresista, fue la educación una de las mayores prioridades. Entre otras medidas, se incrementaron los salarios de los docentes a través de un fondo permanente, y se mejoró la capacitación pedagógica.
Asimismo, se creó en la penitenciaría provincial una escuela primaria. Otras acciones de su gobierno fueron la construcción de la Escuela Práctica de Agricultura y la Escuela Normal. También se construyó un acueducto en Papagallos para la provisión de agua corriente, se realizaron importantes obras de irrigación sobre el río Tunuyán y se otorgó la concesión para el alumbrado a gas en la ciudad.
Villanueva dejó el cargo el 30 de octubre de 1873.
La calle que no duerme
Antiguamente, esta arteria se denominaba “Prolongación Colón”. Unos 25 años atrás, esta zona era un lugar residencial en el que existían importantes mansiones y muy pocos negocios. Entre ellos, uno de los más recordados ubicado en la esquina noroeste de Paso de los Andes y Arístides; un almacén llamado “El Condorito” que fue demolido en 2009. Llamaba su atención aquel autoservicio porque allí se exhibían exóticas cabezas de animales colgadas en sus paredes.
Desde hace más de una década, la avenida se convirtió en uno de los epicentros de actividad nocturna.