El 13 de enero de 2006, un grupo comando entra a la sucursal del Banco Río en la localidad de Acassuso para realizar un golpe express. La cosa sale mal, más de 300 policías se hacen presentes y la banda toma como rehenes a las 23 personas que hay adentro. Los medios se hacen presentes, los canales de televisión comienzan a transmitir en vivo lo que está ocurriendo. Las horas van pasando, la tensión aumenta, los ladrones no cumplen su promesa de entregarse. Finalmente, el Grupo Halcón decide irrumpir y se encuentran sólo con las víctimas. Como por arte de magia, los asaltantes no están.
La policía se encuentra con 145 cajas de seguridad saqueadas, más de diecinueve millones de dólares y ochenta kilos de joyas robados y un mensaje en la bóveda que decía: "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores".
Los integrantes de la banda habían escapado por un boquete -construido durante todo un año- que daba a un desagüe en donde tenían dos gomones. Fue un robo único porque nunca una banda había hecho la combinación de robo express con la entradera por boquete. Está considerado el mejor robo de la historia policial argentina y entre los cuatro mejores robos del mundo.
"El robo del siglo" recrea este hecho, que quedó impregnado para siempre en la memoria de todos los argentinos, desde cómo se planeó hasta lo que pasó con cada uno de los que participaron. El film cuenta con un elenco de lujo: Guillermo Francella, Diego Peretti, Luis Luque, Pablo Rago, Rafael Ferro y Mariano Argento, entre otros. Y la dirección corre a cargo de uno de los mejores directores de los últimos años, Ariel Winograd. En esta entrevista cuenta cómo se involucró en este largometraje, qué fue lo más difícil de realizar en un filme tan complejo.
-¿Qué sensaciones tenés antes del estreno?
-Estoy muy feliz con la película. Creo que quedó redonda y que está buenísima. De corazón lo digo. Pero en el cine nunca se sabe, jamás la tenés clara. Estuve viendo que hay muchísimas entradas vendidas de la venta anticipada, y eso me parece rarísimo. Insisto, nunca se sabe qué puede pasar. Veremos qué pasa después de que se estrene.
-¿Qué recuerdos tenías del robo?
-Algo que me quedó impregnado en la memoria fueron las placas de Crónica Televisión. Pero también tenía un recuerdo, obviamente equivocado, de que era el atraco de los que “se escaparon por el río”. También se mezclaba lo sucedido antes en Ramallo (NdR: el robo al Banco Nación de esa localidad ocurrido en 1999). La memoria suele juntar hechos a veces. Fue una época en donde ocurrieron robos en donde había mucha toma de rehenes, algo que por suerte ya no ocurre. Entonces, recordaba lo de Crónica y que se habían escapado en jet sky.
-Es increíble que no haya habido víctimas fatales en este robo.
-Si el caso hubiera tenido tiroteos o muertes, no lo hubiera agarrado. No sé si me interesa contar historias de ese tipo. Me venía a la memoria también que recordaba lo de las armas de juguete. Después, investigando, era réplicas. Es hasta discutible, pero bueno... Ah, también me acordaba que habían dejado ese cartelito pegado para la policía. Tampoco era fanático del caso, ni lo soy de hechos policiales.
-¿Cómo llegaste al proyecto?
-Esto es muy loco. Primero tengo que contar una anécdota. Hace más o menos seis años, estábamos con Nathalie (Cabiron, esposa de Winograd y productora de casi todos sus films) en Winona, nuestra productora, y sube al segundo piso Fernando Araujo. Ella es muy fan de Andrés Calamaro, que hizo el prólogo del libro “Sin armas ni rencores” de Rodolfo Palacios. Se va Araujo y ella me dice: “Tenés que conocerlo a este tipo. No sabés la reunión que acabo de tener”. En ese momento, se había reunido con Nathalie porque se estaba moviendo para hacer la película. Eso no quedó en nada, pasó bastante tiempo. Después, unos amigos, Alex y Pola Zito y Juan Pablo García, que son los productores de la película, compran los derechos y empiezan a desarrollar el film. En ese proceso, convocaron a diferentes directores que por alguna razón no quedaron, al igual que varios guionistas. Hubo muchas versiones de este guion. Como tenía amistad con ellos estaba muy al tanto de todo y siempre charlábamos del tema. Pasaron como tres años hasta que en noviembre del año pasado me lo ofrecieron.
-¿Cómo siguió a partir de ahí?
-Me comentaron que había un guion ya escrito, que Guillermo Francella estaba acompañando el proyecto hacía más de un año. No había firmado todavía, pero estaba muy interesado en ser Vitette Sellanes. Me ofrecen que sea el realizador y me dicen que lo querían a Diego Peretti para el papel de Fernando Araujo. Había cuatro versiones del guion, así que pedí leerlas a todas. También leí el libro en ese momento, que no es de ficción, sino que contiene entrevistas. Más allá de que es un robo muy cinematográfico, hubo que adaptar lo que contaba el libro a un primer borrador. Eso llevó un proceso de cuatro reescrituras hasta que lo agarré yo. Lo único que pedí es que Esteban Student, el script doctor con el que siempre trabajé, nos pueda hacer una devolución. Y, a partir de allí, fueron trabajándose nuevas versiones hasta llegar a la que hice.
-Además del desafío por ver si podías filmar esta película, ¿qué otra cosa te tentó a hacerla?
-Esta película fue un quilombo, desde que dije que sí hasta que la terminé. Me refiero a nivel desafíos, ¿no? Era un desafío muy fuerte intentar hacer la película. Está claro que me encanta meterme en este tipo de complicaciones, pero también sentía que era una oportunidad tremenda. Por otro lado, trabajar con Francella era muy tentador. También sentía que había una intención desde la producción de hacerla lo más perfecta posible. Sabían que había que armar un banco de cero, meternos a un túnel, construir muchos sets. Los productores querían acompañar todo lo que estaba en la historia real al detalle. Es un riesgo muy alto hacer una película así, con este estándar de calidad, y ellos pusieron todo.
-Lo tuviste a Araujo en el set con vos. Fue el tipo que planeó y perpetró el robo, casi con la única intención de ver si podía cometerlo. Y que fue a la cárcel para pagar por lo que hizo. ¿Qué te transmitía tenerlo ahí?
-Es exactamente como lo que acabás de describir. Le pregunté muchísimo cuál había sido el motor principal para hacer todo eso, y una de sus razones principales, me respondió, fue: “Porque podía”. No necesito aclarar que no avalo lo que hizo. Fue una persona que cometió un ilícito, pagó su condena y que ahora está muy metido en el tema del arte. Cuando vean la película, en la primera escena hay un efecto de campo en donde está Peretti pintando un cuadro, que lo hizo Araujo. Él hace ese tipo de obras con esa técnica en particular que se muestra. Entonces, el acercamiento fue muy desde lo laboral. Lo primero que le dije es que nunca le iba a preguntar qué pasó con el dinero, y que si me lo quería contar no quería saberlo (risas). Trabajó también el guion de la película, y desde su lugar me parece que lo loco era ver que se estaba contando su historia y se estaba ficcionalizando. La verdad es que lo consulté muchísimo, sobre todo en lo que había pasado y lo que no. Por ejemplo, en el guion que recibí no estaban las sesiones que tenía con el psicólogo y en el libro sí. Me parecía que eso tenía que estar. Araujo siempre estuvo muy predispuesto para ayudarnos en todo y en muchas oportunidades fue una guía muy importante para nosotros.
-¿Tuvieron la chance de comunicarse con alguno más de los que participó del robo?
-Bueno, hay cameos de tres de ellos en la película: aparece Araujo, obviamente. Sebastián García Bolster, conocido como “El Marciano” o “El Ingeniero”; y Rubén Alberto de la Torre. Los pueden buscar mientras ven la película.
-¿Qué fue lo más difícil de toda la realización?
-Fue pensar cómo hacer, y tengo que confesar que me puse en caprichoso que se tenía realizar, algo que escribió Araujo. Él hizo muchos dibujos, que están en el libro, para planear el robo. Esos los puse en los créditos. Tienen comparaciones a escalas, medidas, y esas cosas. Y son esos tres planos puntuales que están en la película para entender la dimensión de lo chiquitito que era una persona en comparación con lo que hicieron. Todas esas distancias están en proporción, a escala, de lo que estos tipos construyeron. Me encantó haberlo logrado.
-¿Tuviste ayuda por parte de la policía?
-Tuvimos contacto con cierta gente del Grupo Halcón que estuvo en los hechos. Nos sirvieron mucho y también nos asesoraron para poder entender también el otro punto de vista de lo que pasaba afuera del banco, algo que no estaba en el libro. Eso lo necesitábamos para crear un antagonismo, y que haya una tensión también en el largometraje. Entre entrevistas e investigaciones pudimos sumarle eso a la película.
Winograd se reparte entre múltiples proyectos, tanto aquí como en el extranjero. El año pasado, de hecho, tuvo la chance de filmar dos películas en México (“¿Y cómo es él?” y “Tod@s caen”).
-¿Y cuáles son tus próximos proyectos?
-Trabajé en “Cómo sobrevivir soltero”, una serie para Amazon de Emiliano y Sebastián Zurita. Tiene una duración de 13 episodios y me llamaron para dirigir el piloto y el tercer capítulo. También, en un punto, fui como un asesor de lo que sería el formato. Se va a estrenar este año y estoy muy contento, la verdad. Y ahora estoy por comenzar a filmar un largometraje con Leonardo Sbaraglia, una comedia dramática, que trata sobre un hombre que durante toda su vida creyó ser el padre de un niño y se entera de que no es su hijo. Entonces lo ayuda al pibe a encontrar a su verdadero padre. Una hermosa película que tengo muchas ganas de hacer.
El ex fiscal del caso, en contra del filme
Del otro lado de lo que muestra la película, ya se han sumado voces detractoras. Entre ellas, la del ex fiscal del caso, Ariel Apolo. "Yo pude ver la partecita de la película que hacía referencia la labor de la fiscalía y la Policía. Y no quedamos bien parados", reconoció en entrevista con Clarín.
Expresó sus dudas respecto a la versión que ofrece el filme. Incluso, comentó que no piensa ir a verlo: "Sobre todo si es una versión parcializada de un hecho real -indicó-. Se sabe que estuvo guionada por uno de los delincuentes que además cuenta las cosas subestimando a todos. Esa subestimación no es válida porque nosotros somos los que investigamos, los que los detuvimos. Y en definitiva ellos cumplieron una condena por este hecho".
"No comparto la visión romántica de esto. Vitette Sellanes ( 'El Uruguayo', personaje que en la película interpreta Guillermo Francella) tiene un ego tan inmenso que si se cae de él se mata. Fue un robo que pudo haber sido 'creativo' pero a esa 'creatividad' la podrían haber aplicado a otras cosas de sus vidas. No fueron Robin Hood. No robaron a ricos para darles a pobres".
Y agregó: "Ese era un banco que, aunque estaba ubicado en una buena zona, sus clientes eran de todo tipo: gente que vendió una propiedad e iba a comprar otra con esa plata; gente anciana que tenía sus ahorros; gente que tenía objetos de valor porque eran recuerdos irremplazables".