Ariel Winograd: “Creo que logré una película distinta a las anteriores”

El realizador de “Sin hijos”, en cartel entre nosotros, habla aquí de su cuarto largometraje, otra vez una deliciosa comedia pero que ahora aborda el tema de la paternidad desde distintos puntos de vista.

Ariel Winograd: “Creo que logré una película distinta a las anteriores”
Ariel Winograd: “Creo que logré una película distinta a las anteriores”

Gabriel (Diego Peretti) es un hombre separado que tiene una hija de ocho años, Sofía (Guadalupe Manent), que es el centro de su vida. No busca relaciones nuevas y pone toda su energía en su trabajo y la nena. Pero la llegada de Vicky (Maribel Verdú), una mujer a la que conoció años atrás y se convirtió en su amor platónico, cambia todo.

Ella es hermosa, independiente, desenfadada y también siente amor por él. Antes de comenzar una relación ella le aclara que no soporta a los niños y le pregunta si tiene hijos, a lo que Gabriel miente que no. A partir de ese momento, su vida se transforma en un infierno tratando de ocultar a Sofía de Vicky y a Vicky de Sofía.

Esta es la trama de “Sin hijos”, la flamante película del realizador Ariel Winograd (37) que en 2006 sorprendió a todos con “Cara de queso”, su ópera prima; volvió a mostrar su capacidad para la comedia con “Mi primera boda” (2011, con Natalia Oreiro y Daniel Hendler) y se terminó de consolidar con “Vino para robar”, que rodó en Mendoza en 2013 con un elenco encabezado por Daniel Hendler y Valeria Bertuccelli.

Ahora es el turno de la recién estrenada aquí “Sin hijos”, recibida elogiosamente por la crítica de todo el país.

-¿Cómo llegaste a esta película?

-Cuando terminé de hacer “Vino para robar”, Juan Vera, de la productora Patagonik, me preguntó si me interesaba el proyecto. Leí la primera versión y me interesó bastante. Además quería probar con otro tipo de comedia. Obviamente repetir las cosas que a mí me gustan, pero jugar con nuevas. En este caso me parece que pude hacer algo distinto que en mis otras películas.

-Guadalupe Manent, que hace de la hija de Diego Peretti, fue todo un hallazgo.

-Hicimos un casting de 600 nenas. Ella nunca había hecho nada, sólo estudia canto con Valeria Lynch. Un día Carola Jalife, desarrolladora de proyectos de Patagonik, nos preguntó si habíamos visto el programa de Susana Giménez de la noche anterior. Nos mostró un video y aparecía Guada cantando con Valeria.

Nos sorprendió y pedimos conocerla enseguida. Vino a hacer el casting, que resultó desastroso, pero le pedimos que cantara algo. Entonces decidimos que la coach de chicos, María Laura Berch, que trabajó en “Wakolda” y “Refugiado”, entre otras películas, hiciera un entrenamiento intensivo con Guadalupe y la sumamos con las dos finalistas que teníamos.

Hicimos una semana de grabación, vimos los videos, hablamos con cada una y no tuvimos dudas de que era ella. Y con María Laura dijimos: “Bueno, tenemos un mes para que aprenda a actuar”. Los primeros días hubo que indicarle absolutamente todo y fue muy intenso el rodaje, de los más difíciles que tuve.

-Su actuación es muy natural. Salió muy bien la apuesta.

-Tenía dos objetivos con esta película. El primero tenía que ver con que es el primer film que no produzco junto a Nathalie (NdR.: Nathalie Cabiron, su esposa y productora de todos sus largometrajes) y era el desafío de hacer un film como director para Patagonik pero que fuera lo más personal posible. Es decir una película de Ariel Winograd. El otro era que la nena actuara bien.

Durante el rodaje la vimos crecer y ya en las dos últimas semanas era un relojito. Recuerdo que con Diego o con Maribel nos mirábamos y estábamos orgullosos, a comparación del principio que había que hacer varias tomas.

-Las escenas entre padre e hija son encantadoras.

-Quería lograr una frescura real en esa relación. Primero es la historia de ellos dos y después nos metemos en el mundo de la comedia. Cuando filmaba pensaba en mi propia hija, Francisca, y a veces a Guadalupe la llamaba Fran. Y a Diego le pasaba lo mismo: le decía Mora, como se llama su hija.

-La película toca el tema de cómo conciliar el rol de padre divorciado con el hecho de estar enamorado de una mujer.

-Queríamos contar la historia desde ese lugar, pero también con algunos puntos de vista diferentes. Por ejemplo, si está bueno tener o no tener hijos. ¿Qué ganás? ¿Qué perdés? ¿Qué pasa con el tema de la paternidad? Cada uno hace lo que puede y va aprendiendo con la vida. También, como muestra el afiche, es una historia de amor entre tres personas.

-¿Cómo llegó al proyecto Maribel Verdú?

-Teníamos dos actrices para el papel pero finalmente ninguna pudo. Buscábamos por todas partes, hasta en videos de YouTube, pero no dábamos con el “physique du role” del personaje. No podía ser muy joven porque la posibilidad de que no quisiera tener hijos quizá no estaba muy firme; un poco más grande, su militancia de no querer tenerlos funcionaba mejor.

Juan Vera la conocía a Maribel de festivales y, como hacía tiempo que este proyecto estaba dando vueltas, le dije que le escribiera. Le mandó un mail y cinco minutos después contestó y le pidió el guión. Al otro día decidió que lo hacía.

Además, Maribel es un poco militante de no tener hijos y se identificó con el papel. Vino y lo hizo con todo. Tiene eso de ir para adelante y es muy buena onda. Maribel es una actriz formidable y tiene un nivel de profesionalismo enorme. Te da mucha presencia escénica.

-¿Y la experiencia con Diego Peretti?

-Fue espectacular trabajar con él. Lo primero que le pregunté, como fanático de Damián Szifrón y “Los simuladores” y “Tiempo de valientes”, fue por qué no había hecho más comedia. Es uno de esos actores que tiene la comedia por dentro y que le sale por todos lados. Además no piensa tanto en el chiste sino en la profundidad de la historia.

Un día me agarró y me dijo: “Mirá, Wino, acá está la línea psiquiátrica de mi personaje”, que la habíamos armado un poco juntos pero él la había profundizado como si hubiéramos tenido muchas sesiones analíticas. Y empezó a tirar conceptos sobre cómo actuaba su personaje de acuerdo a la escenas, que te dejaba con la boca abierta. Hubo mucho entendimiento, le pone todo y como actor es un monstruo.

-Sin contar demasiado, en la escena final hay una referencia a la película "Notting Hill" (1999, con Hugh Grant y Julia Roberts). ¿De dónde sale eso?

-Voy a ser más que ingenuo. Estaba en el guión y no me di cuenta. En su momento vi la película pero no lo recordaba. Fuimos a filmar a la Plaza Chile y el director de arte me dice que la escena que teníamos que hacer era como un homenaje a “Notting Hill”. Por supuesto, todo adaptado a nuestros personajes.

Así en vez de un nene bajando por un tobogán, hay uno pateando una pelota. Que, dicho sea de paso, es uno de los chicos que hace de Messi en el documental de Álex de la Iglesia. Para ser sincero, puntualmente no sé porqué está ese homenaje.

La resolución de la escena sí es muy graciosa y por eso quedó. Sí está de mi parte un marcado homenaje a “El sonido de la muerte” (“Blow Out”, 1981), que es el plano circular que ocurre en el departamento.

-Volvés a trabajar con Martín Piroyansky, un clásico.

-Sí, es un amigo de toda la vida. Daniel Hendler, también mi amigo, iba a hacer una participación pequeña pero no pudo. Martín hace del hermano de Peretti y a su personaje le dimos muchas vueltas.

Finalmente, como Martín y yo somos fanáticos de “Comando especial” (“21 Jump Street”, 2012), decidimos que su personaje se pareciera al de Jonah Hill en esa película, cuando tenía el pelo teñido de rubio para infiltrarse como policía en una escuela secundaria. Primero establecimos que era un rapero, al estilo Eminem, y después lo fuimos armando.

“Piro” mismo escribió la canción que quedó al final. A mí me encantó y le avisé a Diego que íbamos a hacer dos versiones de la escena, que si no nos quedaba bien la del rap hacíamos la que ya estaba escrita de antes. Empezamos a filmar la escena, Martín empieza a rapear y en el set se hizo un silencio fulminante.

Con Martín nos miramos y nos empezamos a matar de risa y a Diego le encantó. Igual que a todo el equipo técnico, en quienes confío muchísimo. Eso es hacer comedia.

-¿Tus próximos proyectos?

-Seguimos con la idea de llevar a Olga, el personaje de Liniers, a la pantalla grande. Desde 2011 que lo quiero hacer pero es bastante ambicioso y se tarda en la concepción. Mientras tanto estoy empezando a escribir otro guión. “Sin hijos” la hicimos en tiempo récord, empezamos a filmar en enero y la terminamos los primeros días de mayo.

Así que antes de iniciar alguna otra película y embarcarme de lleno necesito un tiempo para dedicarle a mi bebé que acaba de nacer hace algunos meses.

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