En cada rincón de su casa retumba el pique de un balón naranja. No existe día en la semana en que no haya una conversación que involucre un doble, un triple, una tapa. Y no es para menos, en la familia Ramos todos sienten y viven el básquet de una manera especial.
esde el papá Javier (ex Cano), mamá Sonia (ex Obras y Selección Nacional), Matías (múltiple campeón con General San Martín), Paula (campeona con GSM y citadas varias veces a la selección Nacional) y el más chico, Ariel, una de las máximas promesas del básquetbol mendocino. Sí, el “Lechuga”, así lo conocen desde que salía picando una pelota en la calle Ferroviario Argentinos, a metros del estadio Juan De Casas. “Cruzaba las vías, y ya estaba jugando en el club”, afirmó Ariel Ramos, la gran figura de la Borravino en 81° Campeonato Argentino.
El “Lechu” con 20 años integra esa “Generación Doradita” de basquetbolista mendocinos, que por potencial y talento, puede darle a corto plazo grandes satisfacciones al deporte de Mendoza. En la actualidad, Ariel, fanático de Pacífico (lo recuerda a cada momento) juega en Weber Bahía, equipo de La Liga , que entre sus filas, también tiene a Martín “Tincho” Fernández, otro mendocino de oro. Pero, más allá de estar en Bahía Blanca, capital del basquetbol, lo soñado es compartir horas de entrenamientos con tipos como Pepe Sánchez, Puma Montecchia o Juan Espil. “Es algo único. Una cosa es contarlo y otra cosa es vivirlo. Te ponés nervioso, te emocionás. Es increíble, poder escucharlos y aprender de sus experiencias. Hoy, es normal quedarme en el club tirando al aro y que me pase la pelota el ‘Puma’ (Montecchia). Es fabuloso. Aprovecho cada instante al máximo. Al principio te juega todo en contra, pero, con la mano en el corazón, estar con ellos no tiene precio, con estas palabras arrancó su charla con Más Deportes
- ¿Qué sentís cuando te ponés la camiseta de Mendoza?
- Estoy muy feliz. Cuando estás lejos, valorás muchas cosas. El año pasado me quedé con ganas de jugar el Argentino, justo estaba en el momento de mi pase de Liniers a Weber y me pidieron que me quedara. Este año, recibí el llamado y no lo dudé. Me encanta representar y defender esta camiseta.
- En primera es especial. Fuiste figura contra Tucumán y tipos como Grenni, Berman, entendieron el juego y te dieron mucho protagonismo.
- Cuando uno sube a una categoría superior, cede espacio. Ciertas responsabilidades quedan para tipos de más experiencias. Sin embargo, cuando llegué, Minelli habló conmigo y me preguntó cómo me sentía más cómodo, cómo quería recibir un pase. Lo mismo con jugadores de la talla de Andy (Berman) o Fede (Grenni). Es un lindo desafío tener responsabilidades.
- ¿Cómo se dio tu pase a Liniers y luego a Weber Bahía?
- Me invitaron a un campus en Liniers a través de Esteban Frizón (ex jugador de Talleres), cuando tenía 16 años. Jugué toda mi vida en el club de mi corazón: Pacífico, pase 6 meses a Regatas y de ahí salté a Liniers. Estuve dos años y desde el año pasado en Weber.
- ¿Fuiste figura y campeón en la Liga de Desarrollo 2015?
- Fue fantástico el año que tuvimos. La Liga de desarrollo nos permite mostrarnos. Demostrar en la cancha, lo que venimos haciendo en los entrenamientos. Son minutos de juego que tenemos que aprovechar al máximo.
- Estás viviendo en una ciudad como Bahía Blanca, donde sólo se respira básquet. ¿Cómo es un día normal tuyo?
- Es muy curioso lo que se vive en Bahía Blanca. Cada dos casas tenés un aro. Puede estar en la puerta o en el patio. Hay más aros de básquet que arcos de fútbol. Todos juegan y lo viven de manera especial. En las plazas hay canchas y siempre hay gente jugando. Un día normal mío incluye dos o tres turnos de entrenamientos con gimnasio incluido, ahora estamos de pretemporada. Este año comencé a estudiar, así la cabeza me funciona de otra manera (risas).
- ¿Existe mucha diferencia entre un entrenamiento de un club de Mendoza y otro de Liga?
- Y es otro nivel. Totalmente diferente. Pero, de a poco en Mendoza las cosas están cambiando. Es positivo que muchos clubes quieran jugar en otro nivel como es el Torneo Federal.
- ¿Te hace ruido la situación de Anzorena, club que está por perder su plaza en el TNA?
- Con la mano en el corazón, Anzorena siempre fue mi club rival. Pero, uno está afuera y Mendoza le tira. Anzorena no tiene que dejar el TNA. Tiene que encontrar el apoyo desde el gobierno, los otros clubes, de empresas privadas, etc. Mendoza tiene que seguir en el TNA. Tendrían que estudiar los dirigentes la posibilidad de armar un Mendoza Básquet. En Salta está, en Tucumán también, Monte Básquet existe.
- ¿No te podés sacar la camiseta de Pacífico nunca. Sos muy fanático de la 'S' de calle Perú?
- El club es mi casa. Desde los cinco años que estoy ahí adentro. Mi hermano integró ese equipo multicampeón y yo que era chico siempre estuve cantando con mis amigos y compañeros en la hinchada. Era una locura. Me ponía muy nervioso. Cada vez que vuelvo a Mendoza siempre voy al club a divertirme con mis amigos. Me gusta compartir todo con los chicos del club.
- ¿Seguís la campaña de General San Martín?
Obvio, y sufro mucho. Me acostumbré a San Martín campeón de todo. Ahora, seguí casi minuto a minuto las finales con Cano por el descenso, zafamos.
-¿Cómo ves a esta selección de Mendoza actual, donde mechan mucha experiencia con chicos jóvenes?
- Es positivo que los jóvenes tengan participación. Se vislumbra un recambio grande.
- Te tiro nombres: Fernández, Funes, Maranesi, Avalos, Egas, Sandes , Aguerre y Ramos. ¿Qué te dicen?
- Es fantástico que tantos jugadores mendocinos estén en equipos de Liga Nacional. Y ahora hay que sumar a Tomás Villarejo, quien ocupará ficha de juvenil en San Lorenzo. Es muy bueno para todos. Así los chicos que están en Mendoza empiezan a ver el juego de otro manera. Es decir, que con trabajo y esfuerzo se puede llegar a lo más alto. Hay que intentarlo.