Argentos y brazucas: burlarse, abrazarse, pelearse y amigarse

De la tensión durante el partido se pasó a la distensión tras el juego de anoche. De las agresiones verbales en el Maracaná, al brindis compartido en los bares cariocas.

Argentos y brazucas: burlarse, abrazarse, pelearse y amigarse
Argentos y brazucas: burlarse, abrazarse, pelearse y amigarse

El fútbol suele provocar estados emocionales que pueden pasar el límite de la convivencia para transformarse en una agresión directa o simbólica frente al antagonista. No habría de qué sorprenderse: las ciencias sociales coinciden en que en la masa se disuelve la identidad.  El asunto es cómo evitar que tales manifestaciones se conviertan en hechos de violencia, sea verbal o física, y dejen secuelas que puedan degenerar en una progresión de odio, intolerancia y discriminación frente al otro.

En la noche del domingo, el Maracaná se fue convirtiendo paulatinamente en un muestrario de estados de ánimo antes, durante y después del triunfo argentino frente a su par bosnio. Con una asistencia que se acercó a las 78.000 personas, ya en la previa comenzó a hacerse sentir el aliento de los aficionados albicelestes con los cánticos tradicionales cada vez que juega la Selección, pero con uno nuevo que se fue imponiendo en las playas de Río de Janeiro y en especial en la zona de Copacabana, el epicentro de los hinchas provenientes de nuestro país.

La nueva canción es una adaptación de una de la banda estadounidense Creedence Clearwater Revival, de los '60, llamada "Bad moon rising" y que rescató la hinchada de San Lorenzo durante 2012, con el objeto de alentar a un equipo que peleó hasta el final para evitar el descenso y finalmente logró su objetivo. Poco después, agrupaciones políticas ligadas al Gobieno le modificaron la letra y la utilizan frecuentemente en las manifestaciones. Ahora, le tocó el turno al tradicional duelo futbolístico entre argentinos y brasileños, haciendo eje en la última vez que ambas selecciones se enfrentaron en un Mundial: Italia '90, con el gol de Caniggia tras la inolvidable apilada de Maradona.

Así, la versión 2014 del canto tribunero dice:

Brasil, decime qué se siente, tener en casa a tu papá...

Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar...

Que el Diego te gambeteó, que Cani te vacunó,

que estás llorando desde Italia hasta hoy...

A Messi lo vas a ver, la Copa nos va a traer...

¡Maradona es más grande que Pelé!

En la medida que el juego ante Bosnia se iba desarrollando, los brasileños presentes en el mítico estadio, al que suelen llamar "El Templo", comenzaron a expresar su rechazo al hegemonismo argentino en las tribunas y apoyaron al rival albiceleste como si fuera su propio equipo. No les importaba quien fuera el adversario argentino, sino sólo manifestar su necesidad de confrontar contra la avalancha de cantitos provocadores en contra del equipo local.

La contienda tribunera se expandió durante el entretiempo y hasta el último minuto del encuentro, cada vez en un tono más subido. Allí, en esos momentos, se temió por los eventuales encontronazos que pudieran surgir durante la desconcentración del gigantesco predio, ubicado a unos diez minutos de pleno centro carioca.

Cerca de la medianoche, el diagnóstico mutó completamente: los bares de la zona céntrica de Río de Janeiro estuvieron rebasados de "argentos y brasucas", quienes confraternizaron de vuelta compartiendo cervezas, caipirinhas, pizzas y "sanduiches quentes". Y así seguirá siendo, quizá, a lo largo del Mundial. Sólo que dentro de cada estadio en el que juegue Argentina quizá sea más prudente que los organizadores prevean un control preventivo para evitar eventuales hechos que puedan convertirse en incitación a la violencia.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA