El Gobierno electo de Alberto Fernández y la gestión brasileña de Jair Bolsonaro mostraron ayer señales de cierta distención y voluntad para sacar la relación del pantano, pero la tensión real entre ambos líderes está muy lejos de disiparse.
Ayer, Fernández recibió en sus oficinas a una delegación de legisladores de Brasil encabezada por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, un dirigente centrista de buena relación con Bolsonaro pero con ambiciones electorales para ir por la presidencia.
El argentino y Maia hablaron de las necesidades mutuas que existen entre ambos países. Y acercó saludos del Presidente de su país. La charla fue cordial y respetuosa.
Pero fue indisimulable la falta de empatía entre los dirigentes.
Fernández estuvo acompañado por Felipe Solá, a quien confirmó como canciller, y Daniel Scioli, que será el embajador en el gigante sudamericano. Antes de verse con él, el brasileño estuvo con el flamante jefe de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
"Si nos respetamos, convivir es más fácil. Transmitan al presidente Jair Bolsonaro mi respeto y valoración para trabajar juntos. Mi primer gesto con Brasil es enviar como embajador a alguien muy valorado por mí", sostuvo el presidente electo en referencia a Scioli.
El exgobernador bonaerense analizó la situación. "Tienen que quedar atrás los desencuentros con Bolsonaro. Alberto y él han dicho que hay que priorizar una agenda de desarrollo… no solamente comercial, más allá de las exportaciones e importaciones, sino el flujo turístico, la agenda cultural, ciencia y tecnología, la cooperación nuclear", dijo.
Fernández, quien ha cruzado varias descalificaciones con Bolsonaro antes de ser electo el 27 de octubre, parece abierto a buscar canales de diálogo. "Tenemos un destino en común", expresó ayer y señaló: "Brasil es un hermano con otro idioma".
La antipatía de Fernández por su par brasileño resulta inocultable. "Debemos cuidar que ninguna coyuntura altere nuestra relación", dijo quien apoya abiertamente la proyección política del Partido de los Trabajadores (PT), con Lula Da Silva a la cabeza.
Mientras Fernández tomaba café con Maia en Puerto Madero, en la ciudad brasileña de Bento Goncalves, en Río Grande del Sur, Mauricio Macri llevaba adelante su última actividad como jefe de Estado fuera del país.
En la Cumbre Semestral del Mercosur, le pidió a su sucesor que reconozca al gobierno interino de Bolivia, al mando de Jeanine Áñez. Y se mostró muy cerca de Bolsonaro, con quien dialogó a solas.
Al abrir la cumbre semestral del Mercosur, Bolsonaro reafirmó el rumbo liberal adoptado por el bloque en los últimos años y advirtió -en un claro mensaje para Buenos Aires- que “no puede aceptar retrocesos ideológicos”.
"Tenemos que seguir avanzando hacia un Mercosur más pequeño y más eficiente", declaró el líder brasileño frente a los presidentes de Argentina y de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y la vicepresidenta uruguaya, Lucía Topolansky.
Los polémicos aranceles
Bolsonaro criticó las "tasas excesivas" que existen en el bloque, en referencia al Arancel Externo Común (AEC) que Brasil ha propuesto reducir o incluso eliminar, con la complacencia de los gobiernos de Macri y Abdo Benítez.
Según precisó el canciller Jorge Faurie, los cuatro integrantes plenos del Mercosur vienen trabajando desde principios de año para reducir los aranceles, porque esto "quita competitividad a las cuatro economías".
Brasil llevó a la mesa de negociación una propuesta concreta: reducir a la mitad el AEC vigente desde hace dos décadas en un promedio del 12% (hay algunos rubros, como automóviles, que lo elevan a 35%). Según reconocieron fuentes diplomáticas, Macri estuvo a punto de sellar el acuerdo una semana antes de dejar el poder, pero se echó para atrás.
Tres hechos cambiaron la decisión: por un lado, la queja de los empresarios de la UIA y de la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp).
También, según pudo saber este diario, hubo un llamado del futuro ministro de Producción, Matías Kulfas, al actual jefe de la cartera, Dante Sica. "Le pidió frenar esta locura y que dejen el diferendo abierto para que lo podamos analizar nosotros", dijo una calificada fuente del búnker albertista.
El tercer elemento que cambió el escenario fue una decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, quien recientemente anunció que reinstalará aranceles para la importación de acero y aluminio provenientes de Argentina y Brasil.
Fernández le dijo ayer a Maia que su gestión está dispuesta a debatir la política arancelaria, pero en el marco de una modernización integral del Mercosur. Y afirmó: "La integración regional es la mejor herramienta para enfrentar la globalización, como en el reciente tema de los aranceles al acero".Maia remarcó que Bolsonaro estaba informado de la visita de la delegación de diputados a Buenos Aires y transmitió que espera tener una "buena relación" entre ambos gobiernos. "Estamos felices de trabajar con Argentina y de acercar a los gobiernos para tener más fuerza al enfrentar los desafíos de la economía mundial", indicó.
La comitiva brasileña la integraron Aguinaldo Ribeiro (PP-PB), líder de la mayoría; Paulo Pimienta (PT-RS), líder del PT; Baleia Rossi (MDB-SP); Elmar Nascimento (DEM-BA), ; Orlando Silva (PCdoB-SP); Sérgio França Danese, embajador de Brasil en Argentina; y Marcelo Dantas, asesor en Relaciones Internacionales de Maia.
Hoy se anuncia el gabinete de Fernández
Hoy Alberto Fernández anunciará finalmente quiénes integrarán su gabinete. Aunque la mayoría de los nombres ya han ido trascendiendo desde su triunfo electoral el 27 de octubre -entre ellos Santiago Cafiero (jefe de Gabinete), Felipe Solá (Cancillería), Ginés González García (Salud), Wado de Pedro (Interior), Claudio Moroni (Trabajo) y Daniel Arroyo (Desarrollo Social), queda por develar quién ocupará el sillón del ministro de Economía y/o Hacienda. En la danza de economistas, los tres que más sonaban ayer eran Matías Kulfas, Emmanuel Alvarez Agis y Martín Guzmán
