Hacía mucho tiempo que un gobierno estadounidense no prestaba tanta atención a América Latina. Argentina, sin embargo, ha sido excluida de la cargada agenda que el presidente Barack Obama está desarrollando en nuestra región.
A principio de mes Obama viajó a México y a Costa Rica, donde se entrevistó con todos los líderes de Centroamérica. La semana próxima el vicepresidente Joe Biden viaja a Brasil, Colombia y a Trinidad Tobago, donde se entrevistará con los líderes del Caribe. En junio, Obama recibirá en la Casa Blanca al presidente de Chile, Sebastián Piñera, y al de Perú, Ollanta Humala. Y está previsto que antes de fin de año reciba a la presidenta de Brasil, Dilma Roussef y al presidente de Uruguay, José Mujica.
No hay nada previsto, sin embargo, con Cristina Kirchner, la presidenta de uno de los países de más peso de la región y miembro del G-20. Pese a que está ejerciendo su segundo mandato y el canciller Héctor Timerman hizo lo imposible para lograrlo, Cristina todavía no ha sido invitada a la Casa Blanca. Sus encuentros con Obama fueron siempre a las apuradas en el marco de una cumbre internacional. ¿Por qué?
Confrontada a esta pregunta, la subsecretaria de Estado para el Hemisferio, Roberta Jacobson, fue cauta. “Al evaluar cómo uno quiere interactuar con diferentes líderes, uno mira dónde puede haber una oportunidad. Tenemos muchos compromisos con otros países en el hemisferio, incluso con aquellos que no van a ser visitados”.
Durante la conferencia de prensa que dio con el asesor de Obama Ricardo Zuniga para hablar de la región, Jacobson explicó que actualmente la política de EEUU hacia nuestros países es pragmática, porque “la vieja división y categorías ideológicas” ya no tiene sentido. “Entonces vemos que donde avanzamos más es con los líderes que son igualmente pragmáticos y con quien podemos hablar sobre hacer cosas que son buenas para nuestro mutuo interés”.
El problema es que en la relación bilateral entre Argentina y EEUU hay más temas conflictivos que de mutuo interés. A nivel económico, foco principal de la agenda de Obama para la región, los desacuerdos son numerosos.
EEUU inició un proceso en contra de Argentina en la OMC por las trabas a las importaciones; expulsó a nuestro país del Sistema General de Preferencias y vota en contra de los créditos para la Argentina en el BID porque el gobierno no paga los fallos del Ciadi; y apoyó la moción de censura contra la Argentina en el FMI por la falta de credibilidad de las estadísticas. Pese a que las relaciones entre EEUU y la región son actualmente pragmáticas, Jacobson dejó en claro que no piensan abandonar los principios democráticos.
No es un secreto para nadie que el Departamento de Estado está preocupado no sólo por la reforma judicial sino también por el riesgo de intervención a Clarín, el cepo publicitario y el avance sobre Papel Prensa.
La Argentina tuvo un rol importante en la reunión de cancilleres para discutir la reforma de la CIDH. Por eso no hay que descartar que, en la Asamblea anual de la OEA, Timerman tenga una reunión en junio con el secretario de Estado John Kerry, o su segundo William Burns. Pero por el momento no habrá nada a nivel de Cristina y Obama.