El Gobierno finalmente no pagó ayer un vencimiento de 503 millones de dólares por bonos que habían sido emitidos por la gestión de Mauricio Macri en 2016, por lo que se abrió un período de un mes para evitar el tercer default argentino de este siglo.
Claro está que antes de esa fecha hay otra que será un mojón determinante para el futuro del país: el 8 de mayo. Ese es el día que el ministro de Economía, Martín Guzmán, puso ayer como límite a los acreedores externos para que acepten o rechacen la oferta de negociación de la deuda emitida bajo legislación extranjera.
En el entorno del ministro y del propio presidente Alberto Fernández coinciden en diálogo con Los Andes que ambos están "muy firmes" y no moverán un ápice de la oferta que ya hicieron. Aseguran que no es un mero factor de presión sino una decisión política. Estiman que tarde o temprano, los acreedores aceptarán.
Y la de ayer fue una señal. El país tenía que saldar intereses por unos 503 millones de dólares de los bonos Globales 2021, 2026 y 2046. Se trata de papeles que fueron emitidos bajo ley de Nueva York en abril de 2016 por los entonces secretario de Finanzas, Luis Caputo, y ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay.
La estrategia de Guzmán y Fernández tuvo su correlato en el mercado, donde los bonos ya corrigieron casi todas las ganancias que habían anotado entre viernes y lunes. Los títulos en dólares ayer se desplomaron hasta 6,1% y el riesgo país ascendió 4,1%, hasta los 3.846 puntos básicos. Desde el viernes ya subió 10,2%.
Para Matías Roig, director de la correduría Portfolio Personal Inversiones, no todo está dicho. "Todo el mercado está interpretando cómo que ésta es una oferta inicial, y un precio mínimo para los bonos. Gran parte del mercado interpreta al menos hoy que se va a mejorar esa oferta", opinó.
Treinta días para correr
Los bonos Globales –con tasas que van del 6,875% al 7,625% anual- se usaron para pagarles a los fondos buitre con los que Caputo y Prat Gay llegaron a un acuerdo en febrero de 2016. Ahora forman parte el menú de 21 papeles que Guzmán intenta canjearles a los acreedores externos, por considerarlos "impagables" en el contexto actual y tras dos años de recesión.
Estos papales son parte de la “bomba de vencimientos” de la que habla Guzmán. Por bonos emitidos para el canje de 2005 y durante los cuatro años del macrismo, Argentina debería enfrentar este año pagos por el equivalente a 66.760 millones de dólares, de los que el 30,4% se concentran sólo en abril y agosto, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
Cuando Caputo y Prat Gay emitieron los bonos globales, la Argentina era algo distinta. El stock de deuda en moneda extranjera era del 35,2% (hoy es del 69%). Y los mismos funcionarios acababan de presentar metas de reducción del déficit fiscal heredado del kirchnerismo con lo que preveían estabilizar la macroeconomía.
El macrismo estaba convencido que su plan de gestión iba a funcionar y que Argentina podría pagar a esta altura. Basado en una política monetaria restrictiva que fue digitada por Federico Sturzenegger, Prat Gay proyectó que la inflación iba a estar en el 5% anual en 2019 (fue del 53,8%). Eso, aún cuando las tarifas de servicios públicos venían pisadas desde hacía una década y con el tipo de cambio atrasado en un 40%. Pero todo salió mal.
El déficit primario de 7 puntos del PBI que dejó Cristina Fernández de Kirchner se fue reduciendo vía ajuste fiscal y roll-over (emitir títulos para cancelar otros vencimientos). En paralelo se fue disparando el rojo financiero. Mientras, se relajaba el control de capitales con la idea de que eso iba a propiciar una "lluvia de inversiones". Lejos de eso, según datos del Banco Central, la fuga de capitales entre 2016 y 2019 se disparó a la friolera de 86.199 millones de dólares. El 32% se registró en 2019.
Ahora, con el agravante de la pandemia, como la administración Fernández no pagó el vencimiento de los bonos Globales, se activó el período de gracia de treinta días que contempla el contrato. La Argentina tendrá tiempo hasta el 22 de mayo para abonar los 503 millones de dólares si es que antes no llega a un acuerdo para reestructurar la deuda emitida bajo legislación extranjera.