La Argentina fuera del mundo

El embargo de la Fragata Libertad, buque escuela símbolo del país, en un puerto de Ghana, debería obligar a tomar conciencia del grado de aislamiento y soledad de la Argentina en el mundo.

La Argentina fuera del mundo

El embargo de la Fragata Libertad no se trata de un hecho excepcional sino que es parte de una larga lista de episodios, productos de pensar la política exterior en términos ideológicos anacrónicos y en función de internismos políticos.

A ello se suma una evidente falta de aptitud profesional en un ámbito que la requiere como pocos. Parece no entenderse que las marchas y contramarchas permanentes crean un clima de incertidumbre, que afecta el funcionamiento de la sociedad toda.

El embargo de la Fragata que tanto hiere al espíritu nacional es la consecuencia, más de una década después, del default de la deuda pública. Anunciado, con el Parlamento puesto de pie y aplaudiendo, por el fugaz presidente Adolfo Rodríguez Saá en las últimas horas del año 2001.

Cuando en 2005, durante la presidencia de Néstor Kirchner y con la ardua gestión del ministro Lavagna, se efectuó el canje de los títulos con una quita del 75% y sin reconocimiento de los intereses, un grupo de tenedores de bonos no aceptó la propuesta (tampoco en 2010).

Esos son los famosos “fondos buitres”, que adquieren por centavos bonos soberanos (emitidos por Estados) bajo legislación internacional y se dedican a realizar largos litigios en los más diversos países. No les asiste razón en el caso del embargo a la Fragata, pero se debe convenir que nuestro país no ha resuelto aún las secuelas de la cesación de pagos.

Está en pie aún la deuda con el Club de París, pero en lo referente al aislamiento y, ¿por qué no?, al desprestigio de nuestro país en buena parte del mundo se acumulan otras razones. Una de ellas es la negativa a pagar las multas impuestas por el tribunal del Ciadi, por demandas de incumplimiento de contratos con empresas extranjeras.

El largo conflicto con el FMI por la negativa a que dicho organismo, del que somos socios, revise nuestras cuentas, es difícil de sostener a esta altura. Más el caso del cuestionamiento a las estadísticas del Indec, ya que fue el mismo gobierno quien recurrió al FMI para solicitar asistencia técnica en aras de la reformulación del índice de precios.

Hace poco, la presidente del Fondo advirtió que, si para fin de este año, el gobierno no ha normalizado la situación del Indec le va a “sacar tarjeta roja”. No explicó en qué consistirá la sanción, pero con la reacción airada de nuestra Presidenta no basta para solucionar el conflicto. Como existe, también, el problema de los bonos impagos.

También por estos días trascendió que el directorio del Banco Mundial no trataría, hasta el próximo año, la autorización de nuevos créditos al país. Se trata de un monto nada despreciable, del orden de los 3.000 millones de dólares.

Son créditos, además, que se otorgan en condiciones muy favorables. Pero seguramente la situación más preocupante es la adhesión argentina a la política internacional chavista, cuyo último giro es el de negociar con Irán la cuestión de la responsabilidad de sus funcionarios en el atentado a la AMIA.

Finalmente, y no menos lamentable, en la contribución al aislamiento ha sido la desafortunada gira de la Presidenta por Estados Unidos y sus expresiones en calificados ámbitos académicos. Ni hablar del cepo cambiario, inentendible para los extranjeros.

Conclusión, estamos cada vez más fuera del mundo, por lo que es imposible que “se nos caiga encima”.

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