Es grande la importancia económica que tiene Brasil para nuestro país y para nuestra provincia en particular. El Gobierno nacional y diversas entidades alertan sobre el creciente desequilibrio comercial en el intercambio, consecuencia especialmente de un notable incremento de las importaciones de vehículos desde aquel país.
Más llamativo aún resulta que estas cosas ocurren cuando Brasil está sumido en una profunda crisis política originada básicamente en un fenómeno de corrupción donde la Justicia encarceló a más de un centenar de políticos y grandes empresarios.
La presidenta Rousseff fue destituida en juicio político; el ex presidente Lula da Silva está procesado. El presidente Temer tiene un muy bajo nivel de aceptación de la opinión pública. Sin embargo, en lo que lleva de su gestión, ha conseguido apoyos en el Congreso para aprobar importantes reformas políticas para limitar el déficit fiscal o para modificar el sistema jubilatorio. Ahora logró la aprobación de una reforma de la legislación laboral de una magnitud difícil de imaginar en un gobierno que parece tan débil. Queda la duda por ello mismo de cuán efectiva pueda ser la aplicación de esta reforma.
En materia de convenios de trabajo aumenta la libertad de contratación, prevalecen los acuerdos individuales entre empleador y trabajador o por empresa, por sobre las convenciones colectivas por actividad. Permite acuerdos individuales para negociar fraccionamiento de vacaciones, pautas y jornada laboral y otras condiciones de trabajo. Crea nuevas figuras laborales como la del trabajador autónomo o monotributista dependiente o exclusivo, que puede prestar servicios para un único empleador sin un vínculo laboral permanente. Regula la figura del teletrabajo con la imposibilidad del cobro de horas extras. Crea la figura del trabajador "hipersuficiente" que, con una remuneración mayor a U$S 3.500 mensuales, puede negociar individualmente como si fuera un sindicato y sus cláusulas de contrato valen más que la ley o los contratos colectivos.
Flexibiliza la jornada laboral, habilita la posibilidad de una jornada de trabajo de 12 horas con 36 de descanso. Reduce el tiempo de almuerzo de una hora a 30 minutos. Elimina el derecho de cobro de horas de desplazamiento del domicilio al trabajo. Crea un banco de horas para compensación de horas extra, sin necesidad de acuerdo colectivo de actividad. Modifica las condiciones de despido o desvinculación; elimina la obligación de negociar, con sindicatos, despidos colectivos. Se desvincula el monto de las indemnizaciones respecto del salario del trabajador. Crea el denominado contrato intermitente; el trabajador permanece a disposición del empleador sin contraprestación laboral y sólo recibe remuneración por el período de prestación de servicios. Amplía la posibilidad de tercerización alcanzando a la actividad principal del establecimiento. Restringe el acceso a la Justicia laboral, limitando el gratuito.
En materia de contribución sindical elimina la contribución obligatoria que pasa a ser voluntaria. Permite la creación de comisiones de representantes no sindicales de los trabajadores para negociar condiciones laborales en la empresa.
Como hemos dicho, la aplicación de esta reforma en el contexto político de Brasil no será sencilla pero no imposible. En la medida que se vayan aplicando creará condiciones de mayor productividad y competitividad de Brasil con respecto a nosotros, donde ya estamos en desventaja. Argentina necesita una reforma laboral que ponga como meta la creación de nuevos empleos y no afecte el salario. Es posible una reforma laboral racional y razonable. Es cuestión de trabajar seriamente.
