“Los Gladiadores” estuvieron a la altura de las circunstancias, tuvieron a maltraer a Polonia y hasta estuvieron cerca de ganarle a una de las potencias mundiales. El 24-23 en contra fue producto de un juego que se definió por detalles y en el que el seleccionado argentino ratificó que ya no tiene que temerle a la elite del balonmano.
Las notables performances de Diego Simonet y Matías Schulz. además del gran aporte colectivo, en el cual también se destacaron Sebastián Simonet y Federico Pizarro, entre otros, marcan que aún se puede soñar con la clasificación.
Polonia mantuvo su identidad de siempre: potencia, altura, orden táctico y roce físico. Sigue siendo un adversario altamente complejo para Argentina, ya que en los antecedentes previos también representaba un escollo: tres derrotas albicelestes en otras tantas presentaciones, en este caso en Alemania 2007 (29-15), en el Preolímpico 2008 (28-26) y en Suecia 2011 (24-23). Ahora no fue la excepción, sino la confirmación de enfrentar a un rival complejo y por momentos infranqueable.
Lo había previsto “Dady” Gallardo en el análisis previo: “Todos salen con todo”. La observación, taxativa, remitía a que cada potencia europea despliega su poder en cualquier momento del juego.
No se les puede permitir un segundo para pensar. Lo hacen en cámara rápida, deduciendo por donde se puede agrietar al rival. Si logran marcar diferencias en el desarrollo del juego, a la larga quedarán un escalón arriba por su superioridad colectiva e individual.
Argentina presentó una defensa férrea cuando logró cerrarse ante el juego interior polaco. Con un Jurecki y un Syprzak tremendos, los europeos buscaron lanzar desde cualquier posición y se encontraron con un Schulz muy preciso y con una noción exacta de ubicación, al punto que evitó seis remates de gol.
Además, la eficacia de Federico Fernández, Diego Simonet y Sebastián Simonet fue clave albiceleste para que el marcador parcial fuera favorable por 12-11.
En el complemento, el juego fuerte de los polacos le cerró los caminos al “Chino” Simonet, un jugador de clase y cuyo talento contribuye para situarlo dentro del grupo de las figuras que ya se van perfilando en el Mundial.
En un momento, inclusive, se estuvo dos goles arriba (16-14) en el primer tercio de la segunda etapa, pero se cayó en un pozo del cual costó salir después de casi 6’ sin marcar. Argentina había tenido presente el ejemplo de cómo debió acomodarse a las contingencias que habían impuesto los daneses en el debut.
Cada bache deriva en una caída de tensión que un contrincante de esta envergadura nunca desaprovecha. La concentración y el estar mentalmente fuerte son cualidades que debe mantener una formación como la nacional, que aún está en proceso de crecimiento.
Ahora viene un momento determinante desde lo psicológico, ni más ni menos que el evitar relajarse ante el antagonista menos complicado que presenta el “Grupo de la Muerte”: Arabia Saudita.