La Argentina contra los "ineficaces” y los "bobos”

Ciertos funcionarios suelen confundir la siempre inclaudicable defensa de nuestros derechos sobre las islas Malvinas, con groserías que nos quitan aliados, afectando lo que dicen defender. Tal el caso de la embajadora argentina en Inglaterra, que confunde

La Argentina contra los "ineficaces” y los "bobos”

La embajadora de nuestro país en el Reino Unido, Alicia Castro, calificó recientemente al premier británico, David Cameron, de “tonto”, “ineficaz” y “bobo”.

La actitud de la diplomática fue en respuesta y rechazo a declaraciones que hizo el alto funcionario del Reino Unido cuando fue elegido Papa el cardenal Jorge Bergoglio, en las que le habría sugerido al Pontífice que prestara atención al resultado del último referendo realizado en las islas en litigio. Esto, referido a declaraciones del religioso cuando todavía era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina.

Las sorprendentes y desacomodadas apreciaciones de Castro fueron vertidas durante una reunión de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, a la que fue convocada para intercambiar ideas sobre la situación de Malvinas.

“Tuvimos la suerte extraordinaria de tener un Papa argentino que es malvinero”, declaró Castro, y consideró que Cameron “fue tonto y suficientemente ineficaz”, por haber dejado trascender una declaración sobre el Papa y la cuestión Malvinas en momentos en que el argentino era designado jefe de la Iglesia Católica.

Posteriormente, y ante la repercusión que tuvieron semejantes declaraciones, Castro recurrió a un argumento repetido en estos casos, al considerar que lo que dijo fue sacado de contexto.

Curioso. ¿De qué otra manera se pueden interpretar los calificativos “tonto”, “ineficaz” o “bobo”? ¿Cómo se pueden sacar de contexto apreciaciones tan contundentes? Los argumentos utilizados por la señora Castro para salir del atolladero fueron mucho más fáciles que tener la valentía de retractarse o pedir perdón.

El caso no puede pasar inadvertido, lamentablemente, y constituye un dolor de cabeza más, totalmente inútil e innecesario, para la gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.

Gestión que mucho sabe de exabruptos, actitudes prepotentes e intolerantes y faltas de respeto de toda índole de parte de muchos de sus funcionarios más emblemáticos pero que, en estos momentos, pone la mejor sonrisa por cadena nacional ante la ira de la Justicia estadounidense por el trato, con los bonistas, de la deuda externa.

Lo más grave de estas declaraciones, además de contribuir a la tensión que habitualmente se tiene a nivel de Estado con Gran Bretaña, es que provienen de un representante del gobierno argentino perteneciente al ámbito diplomático. Está claro que no nos encontramos en el mejor momento en materia de calidad de nuestras relaciones exteriores.

El canciller Timerman suele mostrar actitudes enérgicas, por no decir histéricas, que exceden los límites que debe manejar un encargado de esa función aun en los momentos más ásperos de cualquier relación internacional. Y, como vemos, muchos de los que están a su cargo cometen el mismo tipo de exceso sin medir consecuencias.

Por otra parte, este incidente debería constituir un severo llamado de atención para las autoridades, y también de la dirigencia política toda, en cuanto al control de calidad de la diplomacia argentina. El caso de la señora Castro es el de muchas otras personas vinculadas a la política que ocupan cargos de envergadura en el ámbito exterior sólo por cuestiones partidarias o ideológicas, sin pertenecer a la carrera diplomática propiamente dicha.

Frente a ello, si por una simple decisión presidencial o por falta de recursos humanos en relaciones internacionales se debe recurrir a improvisaciones como la de Alicia Castro, sería bueno que se priorizara a postulantes con un mayor nivel de educación o cultura general y conscientes de que la Argentina no puede seguir aislándose más del resto del mundo con torpes y gratuitas apreciaciones como las vertidas sobre Cameron.

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