Argentina, cada vez peores notas

Cuando un estudiante con buen promedio saca alguna mala nota puede atribuírselo a que el profesor se equivocó en la evaluación. Pero cuando los aplazos son mayoría y se repiten a lo largo del tiempo, es necesario analizar con cuidado lo que está ocurriend

Argentina, cada vez peores notas

Al respecto se presenta un problema de difícil solución: para importantes funcionarios del gobierno esas malas calificaciones son tomadas como buenas, honrosas, en razón de que descalifican al calificador.

En ese mundo de funcionarios obsecuentes y aduladores a sueldo sólo vale que penetre la psiquiatría. Aquí vamos a entender las notas como las entiende el mundo normal, que ese no es el mundo del gobierno, para desgracia nuestra.

Hace poco fueron las Pruebas PISA sobre la pobre calidad de nuestra educación y de lo poco y nada que aprenden nuestros niños y jóvenes. Resultados rechazados por el gobierno con diversas excusas, aunque digamos también en honor a la verdad que parece que a buena parte de la sociedad el tema le resulta indiferente.

Días atrás, importantes publicaciones económicas -The Wall Street Journal y The Economist- han publicado crudos análisis de la realidad económica del país. Uno de ellos titulado “El derrumbe de la economía argentina”, señala que “destruir la riqueza de una nación demora un largo tiempo, pero una década de kirchnerismo parece estarlo logrando”.

La columna destaca la desconfianza generalizada hacia cifras oficiales de inflación y la cuantiosa emisión del Banco Central; se menciona el incumplimiento de los contratos y expresa que el gobierno “ha destruido el capital”. Para la revista inglesa, “la Argentina no se encuentra en una crisis absoluta, pero está muy lejos de ser estable”.

Por otro lado, la Heritage Foundation ha publicado el Índice de Libertad Económica 2014 (se construye con datos de fines de 2012 y principios de 2013). En el ranking de 178 países, el nuestro ocupa el lugar 166, seis lugares más abajo que el año pasado.

El trabajo clasifica la economía conforme a un puntaje de 0 a 100 en cinco grupos: libre; mayormente libre; moderadamente libre; mayormente controlada y reprimida u oprimida. En esta última categoría se ubican los países que no alcanzan 50 puntos: con 44,6 estamos en el fondo de la tabla, bien cerca de Venezuela (175) y Cuba (177).

El ILE consiste en una medición empírica y sistemática que se realiza tomando en cuenta diez grupos de factores, agrupados en cuatro grandes ítems. El primero de ellos es el estado de derecho, que incluye el respeto por los derechos de propiedad y la extensión de la corrupción, siempre en la puntuación de 0 a 100; en estos indicadores es donde Argentina obtiene los puntajes más bajos.

El segundo grupo se refiere a los límites del gobierno en la economía y evalúa el tamaño del Estado y la libertad fiscal. El tercer grupo trata la eficiencia de las regulaciones y considera la libertad de negocios, laboral y monetaria. El cuarto grupo analiza la apertura de los mercados e incluye la libertad de comercio, de inversiones y financiera.

También por estos días se realizó el Foro Económico Mundial de Davos, al que obviamente no concurrió ningún funcionario del gobierno ya que se trata de un “antro” de defensa del capitalismo y la economía de mercado.

Como todos los años, se hizo al inicio del Foro una exhaustiva encuesta mundial que recoge la opinión de más de 1.300 directores de empresas de todo el mundo. Para esos empresarios la Argentina es uno de los peores países para hacer negocios. Por caso, en “oportunidades de negocio” figuramos con 10% frente a un promedio global de 39%.

Los ejecutivos mencionan como elementos negativos el exceso de intervención y regulaciones estatales, volatilidad del tipo de cambio, las deficiencias en infraestructura (electricidad, agua, transporte), la falta de reglas claras y estables, entre otros aspectos.

Y después de lo que está ocurriendo en estos días, difícilmente mejoremos cualquiera de estas notas.

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