"Todos salen con todo y Polonia no es la excepción", le dijo el entrenador Dady Gallardo a MÁS Deportes tras la práctica de ayer, preparatoria para la segunda presentación albiceleste en el Mundial de Catar. La reflexión del técnico implica que la guardia sigue en alto y que el análisis de los rivales sigue dejando al equipo argentino en un plano secundario respecto al de las grandes potencias que hoy dominan este deporte.
Los polacos están obligados a sumar porque vienen de perder contra Alemania y una segunda derrota los dejaría a un paso de la eliminación. Son rivales de peso, de quienes puede esperarse una razonable sed de revancha tras el traspié del debut. Potencia, altura, disciplina táctica y juego colectivo les sobra, por lo cual habrá que minimizar los errores.
Argentina está preparada para establecer una relación simétrica con el adversario en tanto y en cuanto se eviten las falencias que se advirtieron en el debut, especialmente durante el primer tiempo. En esa etapa inicial, hubo un parcial de 7-0 en contra.
En el complemento, en cambio, la defensa mejoró porque el ataque estuvo más comprometido con la marca y también debido a que aparecieron los jugadores para marcar la diferencia en los momentos oportunos, tales los casos de Federico Pizarro, el “Negro” García, Diego Simonet y Sebastián Simonet.
En ataque volvió la precisión en el lanzamiento final y se pasó de 8 goles en la etapa inicial a 16 en la segunda. Con tales cualidades se llegó al histórico 24-24; todo dicho.
La concentración para aplicar las rotaciones, la cabeza fría para manejar el tiempo del partido y la precisión para evitar que se falle delante del arco rival serán la base que deberá aplicar la formación nacional.