El asalto del
ejército argelino
para intentar rescatar a
decenas de rehenes
, secuestrados por los islamistas en una planta de gas del este del país, proseguía hoy bajo las críticas de los países occidentales por no haber sido advertidos de una operación que ya ha dejado un
número indeterminado de muertos
.
"Hay todavía un grupo atrincherado" en el complejo de In Amenas, a unos 1.300 km al sudeste de Argel, cerca de la frontera libia, dijo una fuente de la seguridad argelina, que se negó a dar otros detalles: "Es difícil hablar de una operación que sigue en curso", alegó.
"Parece que hay todavía rehenes retenidos y podría ser que algunos de ellos fueran británicos. La situación es muy cambiante y es muy difícil saber lo que está ocurriendo", precisó una portavoz del
Foreign Office
.
La falta de informaciones precisas sobre los acontecimientos acrecentaba el temor por la vida de los rehenes.
Las autoridades argelinas afirmaron que el asalto provocó muertos, sin especificar el número. Una fuente de seguridad señaló que en la acción murieron 18 islamistas.
El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, indicó por su parte que murieron "varios rehenes", sin poder avanzar un número aproximado ni la nacionalidad.
Un portavoz de los islamistas, citado por la agencia de noticias de Mauritania ANI, había afirmado el jueves que la operación provocó la muerte de cincuenta personas, entre ellas 34 rehenes y 15 secuestradores. Pero la fuente de seguridad argelina juzgó ese balance "fantasioso".
El ministro irlandés de Relaciones Exteriores, Eamon Gilmore, indicó, citando a uno de los cautivos que logró huir, que los rehenes tenían puesto cinturones de explosivos cuando el ejército argelino lanzó el jueves la operación.
El comando se apoderó de la planta el miércoles, aduciendo una acción de represalias por la decisión argelina de dejar que los aviones aviones franceses surcaran su espacio aéreo para lanzar una operación contra los islamistas en el vecino
Malí
.
La operación de rescate fue criticada por los países occidentales por no haber sido alertados.
El ministro de Comunicaciones argelino, Mohamed Said, dijo el jueves que las fuerzas de asalto aéreas y terrestres habían liberado a "un gran número" de rehenes.
Sin embargo, las informaciones de los medios de comunicación argelinos señalaron que casi 600 de los rescatados eran empleados argelinos y que sólo un puñado de ellos pertenecía al grupo de 41 extranjeros capturados.
Un alto funcionario estadounidense sostuvo que Washington "instó enérgicamente" a las autoridades argelinas a considerar la seguridad de los rehenes como su primera prioridad.
El ministro de Relaciones Exteriores japonés convocó al embajador argelino para pedirle una explicación sobre los hechos. El gobierno japonés había afirmado previamente que el ataque del ejército era "lamentable" y que no estaba recibiendo ninguna información clara al respecto.
Por su parte el primer ministro, Shinzo Abe, abrevió una visita a Indonesia para hacer frente a la crisis.
La situación en Argelia también obligó al primer ministro británico,
David Cameron
, a cancelar un importante discurso sobre Europa. Entre los rehenes habría unos 20 ciudadanos británicos.
La empresa noruega Statoil, que gestiona este campo junto con el gigante petrolero británico British Petroleum y la empresa argelina Sonatrach, dijo que ocho empleados noruegos estaban en la lista de desaparecidos, mientras que un noveno estaba a salvo, pero sufrió heridas.
Francia indicó que dos de sus ciudadanos volvieron sanos y salvos, pero que no tenía noticias de otros dos que se encontraban entre los rehenes.
El jefe del grupo que capturó a los rehenes, Abu al Baraa, exigió que "el ejército argelino se retire del área para permitir negociaciones", en declaraciones al canal de televisión Al Jazeera.
Sin embargo Argelia insistió en que no negociaría con "terroristas".
Los precios del petróleo subieron en el mercado asiático debido a la violencia en este país productor del norte de África.