Hoy el mundo despide a una artista gigante. Porque Aretha Flanklin no fue grande, fue literalmente inmensa para el mundo del soul. Ella, una hija de dos cantantes de música religiosa, logró transformar un mundo de música y de hombres.
Fue autodidacta, no terminó siquiera la secundaria. Recién en 1998 (ya era muy famosa) tomó clases de piano en la Julliard School of Music de Nueva York. A Aretha le costó mucho salir de gira. Tenía un gran miedo a los aviones. En 1982 pasó un muy mal momento con una turbulencia lo que le dejó secuelas.
Su carrera estuvo plagada de grandes sucesos. Se coronó como estrella en los años 60 y usó su fama para luchar por los derechos raciales en los Estados Unidos. Fue una influyente participante de este movimiento racial y de la liberación femenina.
Así logró romper barreras y en 1987 se convirtió en la primera mujer que entró al Rock and Roll Hall of Fame. Aretha se casó dos veces y dos veces se divorció. Tuvo cuatro hijos, dos de ellos Kecalf y Teddy siguieron sus pasos en el mundo de la música. Teddy toca la guitarra y fue el difrector artístico y de banda en los shows de su madre.
La cantante actuó en la toma de posesión de tres presidentes de su país. Jimmy Carter, Bill Clinton y Barack Obama la llamaron para que ella actuara. En su larga carrera fue nominada 44 veces al Grammy y logró quedarse con 18 estatuillas.
El año pasado ella anunció su retiro. “Me voy a retirar. Voy a grabar, pero este será mi último año en concierto”. Y ayer dejó la vida. Tenía 76 años y luchó durante años contra un cáncer. Enfermedad que ella nunca reconoció padecer.
La despedimos con un pedido que ella misma hizo muchos años atrás. "Decimos una pequeña oración por tí".
