Un área protegida es “un área definida geográficamente que ha sido designada o regulada y es administrada a fin de alcanzar objetivos específicos de conservación”, según establece el artículo 2 del Convenio sobre la Diversidad Biológica. A ello, la Fundación Vida Silvestre complementa con su relevancia: “Es un área manejada con normas que garantizan la protección de los recursos naturales, culturales y los servicios ecosistémicos. Es un área que brinda soluciones naturales para la adaptación a los efectos del cambio climático”.
En Argentina, cada jurisdicción define las categorías de manejo a través de sus legislaciones y la gobernanza de las áreas varía de organismos nacionales o provinciales. La Administración de Parques Nacionales se ocupa de cuidar, conservar y promover parques nacionales, marinos e interjurisdiccionales; reservas nacionales, naturales, educativas, silvestres, estrictas y para la defensa; y monumentos naturales. Todos ellos constituyen muestras representativas y emblemáticas de la diversidad biológica del país. Todos ellos conforman un capital natural que debe ser protegido e incrementado en beneficio de las generaciones presentes y futuras. A la fecha, Mendoza tiene parques provinciales (como el Cordón del Plata, Aconcagua, entre otros) y reservas naturales (como Villavicencio), pero aún no cuenta con parques nacionales.
Los guardaparques cumplen un rol fundamental para garantizar la protección de estas áreas alrededor del país. Ellos son los responsables del control y la vigilancia del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Son también los responsables de la conservación del patrimonio natural y cultural de los argentinos. Sus actividades son múltiples: desde la atención a los visitantes y el trabajo con los pobladores y las comunidades locales, pasando por la prevención y el combate de incendios, hasta la educación ambiental y el apoyo a investigaciones científicas.
Oportunidades y desafíos
Cuando se habla de áreas protegidas la creación es el primer paso necesario, pero no el absoluto; requiere de un cumplimiento posterior como tal. Al respecto, Emiliano Ezcurra, vicepresidente de la Administración de Parques Nacionales, explica: “La trayectoria en implementación de las áreas creadas que tiene Parques es muy buena y trasciende a los gobiernos pues ha sido una política pública que Argentina ha respetado bastante. Las áreas protegidas provinciales tienen una protección más asimétrica que es necesario tratar de llevar a un mayor nivel de implementación. Cuando se trabaja en conservación, se crean áreas y se gestionan áreas. Las dos cosas se deben hacer al mismo tiempo porque sino la guerra contra la extinción no la ganás”.
El cambio climático aparece como un inevitable desafío a lo largo y ancho del país, y las áreas protegidas no quedan exentas de sus efectos. “El cambio climático no sólo ha impactado en la gestión de áreas protegidas sino en toda la gestión ambiental en general. Es algo que nos está atravesando a todos. Nosotros tenemos un doble rol respecto a la interacción con la agenda de cambio climático. Por un lado, es necesario crear más áreas protegidas para combatir el problema, para mitigarlo y para estar mejor adaptados. Por otro lado, tenemos intervención en las áreas porque el cambio climático presenta desafíos para la gestión de los parques. Es decir, tenemos que crear parques porque sirven para combatir el cambio climático, pero al mismo tiempo tenemos que estar atentos a posibles nuevos impactos que se exarceben por el problema en las áreas”.
Analizando el trabajo realizado y el próximo cambio de gobierno, Ezcurra manifesta: “Hicimos mucho durante estos años y también falta mucho. Hay ecorregiones que necesitan más protección de forma urgente. La conservación de la naturaleza no debe ser un perfil de gobierno sino que tiene que ser una política de Estado. Lo mejor que puede hacer el próximo gobierno es profundizar con mayor aceleración lo que hizo éste”.
El rol clave del turismo
Fomentar la creación de áreas protegidas y conservar luego su desarrollo, trae en complemento una actividad fundamental: el turismo. Los pintorescos paisajes, la biodiversidad única de cada lugar, el volver a estar en contacto con la naturaleza se convierten en atractivos de visita para viajantes locales e internacionales. Senderismo; acampe; navegación; observación de aves; acompañamiento con guía de turismo; safari; recorrido en bicicleta, kayak, canoa o cabalta; pesca deportiva, son apenas algunas de las actividades que se pueden realizar, dependiendo las posibilidades y reglas para cada área que se deben conocer previamente y respetar durante la estadía allí.
“La experiencia en la naturalleza es algo que toca a la gente, golpea la conciencia positivamente. Hay mayor visitación de turistas, pero también hay mayor visitación por área protegida; es decir, no sólo hay más gente yendo a los parques sino que estamos ante la presencia de visitantes que son `coleccionistas´ de parques, que cada vez eligen más recurrentemente los parques nacionales para visitar y van tildando aquellos en los que ya estuvieron”, cuenta Ezcurra.
Además del impacto positivo desde lo ambiental y lo social, el turismo incide positivamente desde lo económico al favorecer el desarrollo y crecimiento local. La clave en toda esta cuestión está que sea un turismo responsable que cuide el ambiente, que respete la cultura local y que priorice el consumo a productores locales.
Las otras áreas: en el mar
Más allá de las áreas protegidas en continente, se encuentran otras tan importantes y necesarias como éstas: las áreas marinas. Al momento, la Administración de Parques Nacionales tiene a cargo dos parques marinos: Yaganes y Namuncurá – Banco Burdwood II. Al sur de la Isla de Tierra del Fuego y contiguo al límite internacional con Chile, se ubica el área marina protegida Yaganes donde buscan conservarse corales de agua fría y especies de interés comercial, como la merluza; entre otros valores ecosistémicos. Por su parte, el área marina protegida Namuncurá – Banco Burdwood II se ubica a 200 kilómetros al sur de las Islas Malvinas. Elefantes marinos, albatros y delfín cruzado entre algunas de las especies que componen su biodiversidad.
El movimiento “Sin azul no hay verde” impulsa la creación de más Parques Nacionales Marinos en Argentina. ¿El argumento detrás de su propósito? El 36% del territorio argentino es mar y sólo el 2,6% está protegido. La protección de estas áreas tiene beneficios notorios para lo que representan. La iniciativa distingue ocho: mayor capacidad de adaptación a cambios ambientales que un área degradada; recuperación de sitios degradados y de poblaciones de especies en peligro de extinción; sostén para que las especies puedan seguir sus ciclos de reproducción, crecimiento y repoblación de zonas de pesca; sostiene actividades turísticas como el avistaje de especies en las costas; contribuye al buen funcionamiento del ecosistema (el 50% del oxígeno que respiramos procede de los océanos); ejercicio pacífico de la sobería en el mar; fomento de la investigación científica; promoción de educación y conciencia.
La Administración de Parques Nacionales en cifras
- 26 parques nacionales (en tierra)
- 2 parques marinos
- 3 parques interjurisdiccionales marinos
- 6 reservas
Los 5 parques nacionales más visitados de 2018
1. Iguazú (con un millón y medio de visitantes)
2. Los Glaciares
3. Nahuel Huapi
4. Tierra del Fuego
5. Lago Puelo
Una app para visitar los parques
- Nombre: Argentina Natural
- Funcionalidades: facilitar y acompañar el paseo por los Parques Nacionales
- Información que ofrece: sobre los parques, su flora y fauna, mapa de senderos, lista de actividades y servicios.
- Acceso: gratuito
- Disponible en: iOs y Android
- Más info: http://www.argentinanatural.org.ar
- Sitio web Administración de Parques Nacionales: http://www.argentina.gob.ar/parquesnacionales
- Sitio web Sin Azul No Hay Verde http://www.sinazulnohayverde.com