Al este del carril Francisco J. Gabrielli, en el cruce con Alsina, y a unas 10 cuadras de la muy transitada Sarmiento, del distrito Luzuriaga, se encuentra el barrio Arco Iris, que por etapas se construyó a partir de la primera mitad de los noventa.
Se levantó merced a operatorias del IPV y presenta 2 partes bien definidas, que en total completan 142 unidades habitacionales y una población estimada en 600 personas.
La primera etapa se ejecutó en 1995, con 98 unidades; le siguió la segunda, alrededor de 2003, con 44 hogares.
Son casas que hoy lucen bien terminadas y ampliadas, ya que el modelo original "era muy básico", de 61 m2 cubiertos, como señala el chofer de larga distancia, Luis Alberto Ávila (45).
Desde hace más de un lustro está equipado con los diferentes servicios, y una de sus fortalezas es poseer una plaza, con juegos para niños y comodidades para los mayores.
El grupo etario que lo habita está compuesto, predominantemente, por matrimonios jóvenes y de mediana edad, con hijos en la primaria. Otros, adolescentes, en diferentes ciclos del secundario y los más grandes cursan en las universidades locales.
Los establecimientos a los que concurren los pibes del área son Elida Rubio de Berdasco y Rieles Argentinos, mientras los más grandes disponen de 2 buenos colegios, Alfonsina Storni, en el Antártida Argentina, y Antonio Sarelli, sobre la calle Sarmiento.
Entre sus moradores hay músicos, docentes, municipales, metalúrgicos, farmacéuticos y empleados públicos.
"La mayoría no nos conocíamos y cuando vinimos a residir aquí. En general teníamos chicos muy pequeños", contó Carina Oro (38, profesora de inglés), quien fue presidenta de la vecinal hace unos años. Su comentario fue suscripto por Verónica Erica Bastías (45).
El lugar, aunque está bastante desarrollado y con las diferentes mejoras, posee una unión vecinal, que actualmente es presidida por José Luis Yáñez, cuya idea es mantener los lazos comunitarios a través de las fiestas tradicionales (días del Niño y la Madre, entre otros).
Una idea a futuro podría ser el ingreso de la barriada al programa municipal Participación Activa y Responsable (PAR), a través del cual se podría materializar, en el costado sur del paseo público, un salón de usos múltiples (SUM). Por ahora es un comentario que algunos residentes mantuvieron con el nuevo delegado municipal de Luzuriaga, Arturo Lucero.
En el capítulo de las aspiraciones los vecinos describen un par de situaciones. Quieren que se construya el local comunitario en el paseo, y que se proceda a la señalización de las calles, ya que faltan muchos nombres. En materia de limpieza van a acordar con los municipales días y horarios en que pasarán los camiones de limpieza y retiro de escombros y residuos de jardín.
Primer hogar
Jorge Lobos (57), escultor y pintor plástico, también vive en este perímetro. Se trata de un artista que ha expuesto en la Biblioteca General San Martín, en el Museo Nacional del Vino (ex chalet Giol) y en otros lugares. En la actualidad está preparando una obra para el convento de la Merced de Maipú. Su hogar lo comparte con Myriam Arenas, retratista.
Uno de los mayores del conglomerado es Paulino Cortez (85), antiguo empleado de diario Los Andes, en el cual se desempeñó como ordenanza por 25 años.
Otra característica que emparenta a los habitantes del Arco Iris es que muchos de ellos tuvieron en ese sitio su primer techo. Es el caso de Mauro Rodríguez (37, 2 hijos), integrante de las sinfónicas de la Universidad Nacional de Cuyo y Provincial, como ejecutante de corno.
"Ya hace 15 años que estamos con mi esposa en este lugar; al principio con mucho sacrificio, pero ahora disfrutamos del desarrollo urbanístico de esta parte del distrito, pese a los viajes diarios a la ciudad".
El Arco Iris, como otros barrios de la vecindad (San Eduardo, Ferroviario y Municipal) tiene una adecuada comunicación por automotor con el centro de la capital mendocina, a través del carril Gabrielli vía Acceso Este. Los entrevistados señalaron que además, y desde no hace mucho tiempo, la calle Alsina los conduce en forma directa a Álvarez Thomas, de Godoy Cruz.
Al sur de este conglomerado urbano hay todavía uno de los últimos descampados de la zona, donde está surgiendo un grupo de viviendas que ejecuta un grupo inmobiliario. Vecinos y funcionarios municipales, señalaron que el mencionado terreno inculto perteneció a la antigua finca Toso.
La "calle de los Palos Negros"
El camino que atraviesa la zona de sur a norte y viceversa, es el carril Francisco J. Gabrielli, que antes se llamaba Justo José de Urquiza y así se sigue llamando desde Sáenz Peña al norte, en Guaymallén. Frente a esta arteria se encuentra la comisaría 54ª Monseñor Maresma. Antiguamente se conocía a esa vía de comunicación como "calle de los Palos Negros".
La periodista Luciana Morán sostiene, en un escrito, que ese curioso nombre se debe a que antaño se utilizaron para el tendido de cables de energía eléctrica postes de palmera alquitranados, lo que dio origen a la denominación.