Con un sabor a injusticia para la familia del chico asesinado, pero ante pruebas sólidas y sin espacios para la duda frente al Código Penal, fue archivada la reciente muerte a balazos de un chico de 14 años a quien le robaron el celular en el barrio La Gloria, en Godoy Cruz. La causa tuvo este desenlace, tras confirmarse que el único que participó del hecho fue un menor inimputable.
Cristian Nicolás Merlos fue ultimado el pasado viernes 13 de diciembre en la mañana, minutos después de bajarse de un colectivo que lo trajo desde la escuela. Descendió del micro en la plaza Ricardo Videla y tomó por la calle Vélez Sarsfield, momento en que se encontró con un ladrón que le disparó en el pie, le sacó el teléfono y luego volvió a herirlo en el pecho. La víctima murió casi en el acto y el malviviente escapó.
Rápidamente en el mismo barrio la Policía arrestó a dos personas: un adolescente de 14 años y a su primo, un joven de 24 identificado como Leandro Gabriel Balegno Gómez.
Los dos comenzaron a ser investigados, y a pesar de que al mayor lo encontraron con el arma homicida, las pruebas contundentes estaban contra el menor. Además de testigos que lo señalaron, el barrido electrónico confirmó que en sus prendas habían restos de pólvora, indicio claro de haber disparado recientemente. Incluso, cuando los efectivos lo detuvieron en una casa lo vieron cambiándose la remera que llevaba puesta.
Desde el día del homicidio este adolescente se encuentra a disposición de la Justicia Penal de Menores y en custodia los Equipos Técnicos Interdisciplinarios (ETI). En la vivienda en la que lo atraparon los uniformados hallaron detrás de un escritorio un celular del mismo modelo respecto al que le robaron a Merlos. Su autoría quedó probada, no así la participación de su primo.
Desvinculado del crimen, pero igual detenido
Balegno quedó preso, pero no precisamente por el asesinato. Este hombre fue imputado por el fiscal Flavio D'Amore por portación de arma, ya que fue quién manipuló instantes después el revólver calibre 22 con el que mataron a Cristian.
El acusado fue visto por la Policía caminando rápido por el barrio, y cuando él se percató de la presencia de los efectivos se tomó la cintura, comenzó a correr y antes de ingresar a su domicilio, arrojó el arma. La misma fue analizada y coincidió con las vainas servidas levantadas en la escena del ataque.
Más allá de este dato, no hubo testigos que marcaran su presencia en el homicidio. Los pesquisas del caso creen que el menor tras balear a la víctima fue a refugiarse a la casa de Balegno, quien trató de cubrirlo llevándose el revólver.
Las últimas novedades que presentó el expediente estuvieron relacionadas a la situación de este joven, y las pruebas incorporadas terminaron de desligarlo del hecho de sangre. Ante este panorama y quedando como único acusado el chico de 14 años-inimputable por su edad, la fiscalía archivó la causa y el asesinato de Cristian Merlos no tendrá un culpable tras las rejas.
Balegno siguió su camino judicial por la portación de armas y le dictaron la prisión preventiva efectiva. El sospechoso en junio del año pasado había recuperado la libertad luego de cumplir una condena en el penal por un robo agravado.